Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 17:42

EN ORILLAS Y CENTRO DE ORURO

El Carnaval 2022 desempolva dos rubros artesanales

Los bordadores y careteros alistan atuendos para los bailarines en sus talleres, luego de casi dos años de pausa, debido a la pandemia. 
Un grupo de artesanos orureños muestra unas caretas de China Supay concluidas.     JOHANN PARDO BURGOA
Un grupo de artesanos orureños muestra unas caretas de China Supay concluidas. JOHANN PARDO BURGOA
El Carnaval 2022 desempolva dos rubros artesanales

Los careteros y bordadores de Oruro desempolvan sus talleres, tras la confirmación del Carnaval 2022.

Estos son los dos rubros artesanales que empiezan a emerger de la crisis económica en la que los sumió la pandemia por COVID-19 desde 2020, cuando iniciaron las restricciones de concentraciones sociales, como entradas folclóricas, para evitar contagios.

A orillas de la Capital Folclórica de Bolivia, algunos artesanos vuelven a dedicar la mayor parte de sus días a la creación de caretas de diablada que son auténticas obras de arte. Todo a pulso.

Hay, inclusive, adultos mayores involucrados en este oficio tradicional que se desarrolla en medio de pinceles, óleos y moldes.

Las personas que heredaron este trabajo de generación en generación se reencontraron con sus clientes hace ya algunas semanas.

Son, sobre todo, fraternos de diablada que buscan las mejores caretas para exhibirlas en la entrada folclórica declarada Patrimonio Oral Intangible de la Humanidad, el Carnaval de Oruro.

BORDADOS Más hacia el centro de la ciudad orureña, los bordadores pertenecientes a la Asociación de Bordadores en Arte Nativo también hacen obras de arte, pero a punta de agua e hilo.

Tienen la misión de plasmar figuras en los atuendos que lucirán los bailarines que participarán en las entradas folclóricas más importantes que se desarrollarán en el país, como la fiesta de Oruro y el Corso de Corsos.

CRISIS Si bien el Carnaval 2022 revive de a poco a estos sectores, sus talleres ya no son los mismos de antes. Para sobrevivir a la crisis desencadenada por la pandemia, algunos artesanos convirtieron una parte de sus espacios en tiendas.

Ahora, además de hacer caretas y bordar, se dedican a vender abarrotes y otros productos de primera necesidad.