Bolivianos varados en la región fronteriza de Chile con Bolivia lamentaron las declaraciones del ministro de Gobierno transitorio, Arturo Murillo, quien dijo desconocer de la existencia de compatriotas que están impedidos de retornar al país por el cierre de fronteras establecido por la presidenta Jeanine Áñez para contener la propagación del coronavirus.

En contacto con este medio, Mónica Quijua, una de las bolivianas afectadas en la región chilena de Colchane, informó que los más de 150 que no pudieron ingresar a Bolivia, debieron retornar al país vecino, donde sobreviven en condiciones precarias, bajo carpas improvisadas y alimentación insuficiente.

Quijua dijo que escucharon las declaraciones que brindó Murillo el sábado por la noche, en una conferencia de prensa organizada para anunciar el traslado al penal de Chonchocoro del excoronel de Policía Gonzalo Medina, implicado en un escándalo por narcotráfico, cuya vida habría estado en riesgo por una amenaza de asesinato.

Consultado sobre la situación de los bolivianos entrampados en la frontera entre Chile y Bolivia, el ministro aseguró que no había más connacionales en tales circunstancias y que los que había fueron transportados antes del cierre total de fronteras hasta sus ciudades en Bolivia.

Murillo conjeturó que la información sobre bolivianos varados en Chile correspondería a videos dudosos que circulan en redes sociales, pese a que al respecto fueron publicadas notas periodísticas y hasta se pronunciaron otras autoridades de Gobierno, como los ministros de Defensa y de Justicia.

“Escuchamos las declaraciones del ministro Murillo, en las que indica que no tiene conocimiento de nuestra situación… Lamentamos que (en el Gobierno nacional) no estén bien informados y que nos abandonen a nuestra suerte”, manifestó Quijua, en un mensaje enviado hasta esta redacción.

En diferentes reportes de medios escritos y televisivos, los bolivianos estancados en suelo chileno denunciaron la indiferencia del Estado boliviano ante su drama, lo que los ha obligado a permanecer en refugios precarios, donde hay embarazadas, niños y ancianos, además de hombres y mujeres adultos, que pasan frío y hambre, sin saber cuál será su futuro inmediato.

“No estamos alimentándonos bien y de manera sana, al mismo tiempo que por las noches estamos pasando frío. En ese sentido estamos expuestos a que nuestras defensas bajen y seamos más propensos a contraer enfermedades”, relató Quijua.

Aunque los perjudicados conocían de la voluntad de la Gobernación orureña para recibirlos en un albergue a su llegada a su jurisdicción, la iniciativa no llegó a concretarse a falta de autorización del Gobierno central. Entretanto, ya llevan más de tres días y noches casi a la intemperie.

La migrante condenó, también, las versiones de autoridades municipales de Colchane, en Chile, en sentido de que no habría bolivianos varados en la frontera.

En declaraciones a medios televisivos, otros de los afectados insistieron en su necesidad de volver al país y, en correspondencia con el estado de emergencia sanitaria, se mostraron dispuestos a someterse a las pruebas y el aislamiento que se exigen para diagnosticar el coronavirus y evitar su contagio.

Los bolivianos pretenden regresar al país, tras haber sido despedidos de sus fuentes de trabajo en Chile y ante la necesidad de reunirse con sus familias ahí donde se hallan cumpliendo la cuarentena decretada por el Gobierno de Áñez.