Antonio es el nombre del pequeño zorro andino que hace meses fue rescatado por la familia Ajhuacho del departamento de Oruro, tras que su madre fuera sacrificada por comunarios de Romero Pampa en esa región del país, desde entonces recibió cuidados y alimentación de su  familia adoptiva, sin embargo, por ser un animal silvestre no puede vivir como mascota.

Antonio compartía el patio con animales de compañía, sin embargo, denuncias vecinales alertaron a las autoridades de Oruro sobre su presencia en un domicilio, entonces pese a la oposición de quienes lo criaron fue trasladado al zoológico de esa ciudad en cumplimiento a la Ley 1333 de Medio Ambiente.

El zoológico donde fue llevado, aparentemente, no contaba con las condiciones para su crecimiento por lo que el Ministerio de Medio Ambiente determinó su traslado temporalmente al centro de custodia de animales silvestres Vesty Pakos en el sur de la ciudad de La Paz.

Todo apuntaba a que Antonio iba a quedarse en el bioparque paceño o ser enviado a un refugio de animales silvestres, pero autoridades de medio ambiente determinaron que él vuelva al zoológico de Oruro donde se comprometieron a brindarle un espacio de al menos 500 metros donde podrá crecer y ser visitado por la familia que le dio cariño y cuidados.

Varios puestos de un mercado en El Alto venden colas de zorro como amuletos.

Zorros sacrificados y comercializados

Las creencias andinas dicen que el zorro es un animal sagaz e inteligente y que con su cola es capaz de distraer a su presa, por eso en el mundo aymara, según David Kasa abogado y comunicador nativo, la cola del animal es utilizado como amuleto en algunas regiones del occidente del país.

“Quien porta el amuleto tiene la habilidad de persuasión y convencimiento. Un charlatán que convence a otros. Los hombres también lo usan para convencer a una mujer”, dice kasa.

Para conocer un poco más de esa creencia nos dirigimos a la avenida Tihuanacu en la ceja de El Alto donde existen decenas de “chifleras” (comercializadoras de plantas medicinales), quienes también se dedican a la venta de animales disecados para que mediante rituales sean ofrendados a la Pachamama y averiguamos sobre el uso de algunas partes de los zorros sacrificados.

Al llegar al lugar preguntamos si tenían a la venta colas de zorro, inmediatamente una de ellas dijo “yo tengo, a 50 bolivianos cada uno, si te animas te lo traigo en dos minutos”, dijo la comerciante, quien, aparentemente, tenía lo que buscábamos en otro puesto de venta.

Con la idea de encontrar el amuleto avanzamos algunos metros y volvimos a preguntar, esta vez a otra persona quien respondió; “el original te cuesta a 180 bolivianos”, ¿acaso hay copias?, pregunté, “no, pero otros venden cola de vizcacha diciendo que es de zorro”, dijo la vendedora.

Una tercera comerciante preguntó ¿para qué estaba buscando la cola?, para la suerte, le contesté, entonces ella sonrió y dijo; “si eres casado tienes que llevar cola de zorro hembra y macho, para vos y tu esposa, así les irá bien en su matrimonio, los dos te los doy a 250”, dijo.

Para registrar el momento sacamos la cámara fotográfica, sin embargo, inmediatamente escondieron los amuletos porque temían que seamos personal de la Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente (Pofoma), quienes no permiten que las partes de animales silvestres sean comercializadas, pasaron la voz entre ellas y se aglomeraron para pedir, casi obligar a no tomar fotos del lugar.

Pese a la negativa de las señoras chifleras para evitar que registráramos el momento y la venta de la cola de zorro, logramos conseguir algunas imágenes, que dan cuenta que muchos animales son sacrificados a título de creencias.

Trabajo de Pofoma

La Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente sorpresivamente lleva adelante operativos en las ciudades de La paz y El Alto para sacar del mercado animales silvestres vivos o disecados (quirquincho, lagartos), por esa razón las comerciantes son “celosas” al brindar algún tipo de información.

El director departamental de esa unidad en La Paz, coronel Javier Olaguibel, informó que el personal de esa unidad opera en muchos casos de manera encubierta para no levantar sospechas entre los comerciantes, de esa forma se logra rescatar animales silvestres que luego de valoraciones por especialistas son remitidos a refugios de animales.

La autoridad contó que en algunas ocasiones la propia gente se acerca a Pofoma para pedir ayuda y conseguir que los animales sean enviados a otro hábitat porque presentan malestar, “recientemente una familia vino a entregar dos loros”, dijo la autoridad. Otra persona según Olaguibel, también entregó un mono de nombre Amelio el mismo que se había vuelto agresivo producto, posiblemente del encierro.

Los tres animales fueron remitidos al refugio Senda Verde en los Yungas del departamento de La Paz  

La Ley 700 en Defensa de los Animales contra Actos de Crueldad y Maltrato señala que tienen derecho a ser reconocidos como seres vivos, vivir en un ambiente saludable y estar protegidos contra todo tipo de violencia o maltrato.