Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 17:45

ALIMENTÓ SU AMISTAD CON LA ACTRIZ ADAMARI

Ana, entre la quinua, la fama, el catering y recetas salvadoras

La paceña suele ser entrevistada por su habilidad con el grano. Todo comenzó con una enfermedad.
Ana Chipana conmemorando el Día Internacional del Consumo de Quinua. ANA CHIPANA
Ana Chipana conmemorando el Día Internacional del Consumo de Quinua. ANA CHIPANA
Ana, entre la quinua, la fama, el catering y recetas salvadoras

Muchos han decidido bautizarla, en un extraño consenso tácito, como la “embajadora de la quinua”, la mujer que insertó el cereal de los incas en el selecto mundo hollywoodense de famosos tales como la boricua Jennifer López y la estadounidense Beyoncé. Pero ella, la paceña Ana Chipana, prefiere mantener los pies en la tierra y tomar distancia de cualquier calificativo que pretenda exaltarla. “Las personas conocen mi trabajo, pero nadie me nombró así (risas). Todo se dio por el cariño de la gente debido a la labor que he estado realizando mucho antes de que la quinua se conociera”.

El reconocimiento no podría ser menor. La boliviana, de 49 años, se ganó el denominativo a pulso. Desde que comenzó su aventura de radicar en Miami, Florida (Estados Unidos), desde el 2000, Ana inició, paralelamente, la carrera hacia un triunfo personal que poco después daría frutos mediante la promoción de la quinua y sus bondades alimenticias.

Ahora, no le queda más que aceptar el mote recibido en el país del norte. Se mueve entre los pasillos de la fama, de los canales de televisión y los actores de la farándula latina que se concentra en la diversidad que ofrece Miami. Es así que, gracias a su obra creciente, fue invitada a entrevistas en cadenas como Telemundo y Univisión. En dicho ambiente tuvo la oportunidad de conocer a la actriz puertorriqueña Adamari López, exesposa del cantante de pop Luis Fonsi, quien a la postre se convertiría en una amiga. “Es una bella persona, por fuera y por dentro”, señala la boliviana, con respecto a la boricua, de 48 años. Pero volvamos al inicio. Ana, que llegó a Estados Unidos en 2000 junto a su esposo Ramiro Silvestre en procura del compartido por millones “sueño americano”, adquirió un fanatismo desenfrenado pero sano por el “grano de oro” andino cuando su compañero de vida enfermó de gastroenteritis, allá por 2007.

Afligida por eludir la intervención quirúrgica que los médicos le advirtieron, ella le consultó a su madre posibles caminos alternativos hacia la curación. Y se encontró con la palabra mágica: quinua.

Con más fe que conocimiento profundo sobre el cereal, Anita (así la llaman en su entorno más cercano) se dio a la tarea de preparar algunos platos para su marido, entre ellos, la sopa tradicional, esa que cuando niña detestaba ante la insistencia de su mamá, que ponía en el almuerzo diferentes variedades basadas en el grano incaico.

En menos de un semestre, los beneficios se materializaron en el organismo de Ramiro. Desde ese momento comenzó el culto, la profesión y la misión hacia la semilla autóctona.

Al principio, promovió sus bondades con personas extrañas mediante el boca a boca y la “peregrinación” en universidades, colegios y hospitales, hasta que vio que era necesaria la difusión a través de las redes sociales.

“Mi deseo siempre fue compartir mis conocimientos con aquellos que, de alguna manera, padecieran problemas de salud. La quinua les podía ayudar. La verdad es que toqué muchas puertas”. 

De ahí, también, que haya decidido abrir una fan page llamada  Wara Quinoa Organic Bakery, en la que es posible hallar recetas que giran en torno a dicho alimento. “Tuve muchas preguntas. Ha sido de impacto y y de ayuda la página. También pueden ubicarme con mi nombre, en mi perfil personal”.

Además, Anita se especializó en platillos dulces y abrió su servicio de catering en Miami. Facilita desayunos a las empresas. Su fama explotó con fuerza. En 2015 participó en el Cooking For Art Milano, en Italia, y en 2013 ofreció el catering en Naciones Unidas, entre otras cosas.

Con la fe puesta en Jesucristo siempre, la repostera asegura que tuvo la chance de codearse con personas del ambiente artístico gracias a Dios. “Él me dio la oportunidad de conocer diferentes personalidades”. Fue así com forjó su amistad con la boricua Adamari.

“Me ayudó bastante a difundir en su medio de  comunicación. Para ese entonces estaba en Telemundo. Ha sido una linda experiencia. Ella me entrevistó. Hemos tenido una larga conversación”.

Así como canales de televisión se contactaron con ella, interesados por su propuesta, algunas páginas web y periódicos internacionales le dedicaron espacio a sus recetas y su historia particular.

Quinua.pe, un sitio virtual volcado al 100% en socializar los beneficios de la semilla, publicó un artículo en el que Ana ofrece la recta de un suflé de quinua. En la reseña, la página cuenta los inicios de la boliviana y, de paso, relata la ocasión en que ella le cocinó a integrantes de la NASA.

La revista para mujeres Li compartió una publicación extensa en la que realiza un repaso cronológico de su vida.

“Si la come una estrella, ¿por qué yo no?”

Según Ana Chipana, la aceptación del producto en la comunidad estadounidense fue más rápida con relación a la respuesta positiva de los latinos.

Esto, porque la empresaria y pionera de la quinua en Estados Unidos considera que los norteamericanos se “cultivan más” y sienten curiosidad ante propuestas que vienen de afuera y resultan ajenas a sus culturas.

“Los mismos bolivianos, los latinos, no la conocían tanto. Sin embargo, los estadounidenses, como son de un país multicultural, tienen alternativas. Ellos sabían un poco más con respecto al mercado y la comunidad latina. Tomó más tiempo educar a la gente hispana”, analizó la nacida en La Paz.

Conocedora de que la semilla es muy consumida en el ambiente de las estrellas de Hollywood, Ana propuso la siguiente pregunta extendida a los latinoamericanos. “Si la come una estrella, ¿por qué yo no?”.

Se metió en la cabeza esa idea fija y no paró hasta instalarla en el resto.

Su insistencia sirvió, sobre todo porque la volcó hacia la juventud. “El Facebook realmente ayudó a difundir más los saberes a la nueva generación, de todas las edades”.

Ana no solo es conocida por sus recetas especiales, sino también por su perfil solidario. De hecho, en diciembre de 2019 colaboró con 100 dólares a un centro de acogida para personas de la tercera edad en La Paz.