Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 11:18

Adultos mayores LGBTI dicen existo; Coco recuerda la lucha y la represión

La Asociación Nacional identifica a 80 visibles, pero podrían ser casi 500 invisibles. Consuelo, lesbiana de 71 años, cuenta que el dolor del ayer rindió sus frutos.

Adultos mayores LGBTI, en un desfile de 2020. Asociación Nacional de Adultos Mayores LGBTI
Adultos mayores LGBTI, en un desfile de 2020. Asociación Nacional de Adultos Mayores LGBTI
Adultos mayores LGBTI dicen existo; Coco recuerda la lucha y la represión

Consuelo Torrico, Coco, no vivió en el closet. Ahora, próxima a cumplir 72, la activista lesbiana dejó atrás las épocas en las que ella y las personas que se declaraban “diversas” eran reprimidas por la Policía, perseguidas durante los gobiernos militares o estigmatizadas por sus familias, al punto de verse obligadas a lucir medias can can porque así mandaba el precepto conservador.

Para ella es duro recordar a María Esther, una tenista de los 70 que falleció tras ser abusada. “La mandaron a vivir lejos. A los días, la encontraron muerta porque nueve tipos la violaron hasta matarla. El padre, que era juez, no dijo: ‘esta hija es mía’. Qué vergüenza tendría, con una hija campeona sudamericana de tenis, pero lesbiana”, reflexiona.

Cuando era jovencita, algunos la veían como competencia. “Había hombres que me querían pegar. Fueron momentos de cárcel y persecución, especialmente en los gobiernos de facto de Luis García Meza y Hugo Banzer”. Los años le enseñaron que la lucha sirvió para construir el camino que hoy transitan nuevas generaciones.

La comunidad del país cerró junio, mes de las diversidades, reflexionando. En Bolivia hay 80 adultos mayores LGBTI visibles y 500 no visibilizados, según la Asociación Nacional de Adultos Mayores LGBTI.  Coco es la fundadora. “Los que se han ido muriendo también deben ser otros 200”, dice. René y Marquinho han fallecido en la primera ola de la pandemia. Los encontraron en sus habitaciones.

Exigen que el Estado facilite un hogar de acogida para diversos. “Hay asilos para mujeres y hombres heterosexuales, pero no una casa de acogida para diversos. No queremos llamarla asilo porque todavía estamos de pie”.

Saberse transexuales, intersexuales, lesbianas, gais o bisexuales ya no es un tabú. Coco dice: “Hemos luchado tanto que no nos importa que nos señalen”.

Por la crisis, algunos han tenido que regresar a sus antiguas casas. “Muchos salen del closet de grandes, pero con la pandemia, varios se meten y vuelven con sus familias. Alguna vez vienen los que no quieren ser visibles. Cuando vas a tomar una foto, hacen algún ademán y se tapan la cara. Yo nunca viví en el closet”.