Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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LA SILICONA PENSANTE

Vidas incoherentes

Vidas incoherentes
Está demás decir que el terrible incendio que se registra en la Chiquitanía es la noticia más importante de los últimos tiempos y la que más ha movilizado a toda la población. Sencillamente porque todos hemos visto, con dolor, más los que conocieron la zona, cómo decenas de verdes bosques se convirtieron en cenizas. Desespera y exaspera, además, ver que nada es suficiente para controlar el fuego que acaba con un importante pulmón para nuestro planeta. Por este sentimiento, miles de personas en Bolivia han puesto en marcha solidarias campañas para ayudar a los equipos de bomberos y voluntarios que están trabajando en la zona del incendio.
Muchos profesionales veterinarios viajaron hasta la zona para ayudar en el rescate de especies que hemos visto escapar del fuego. Otras personas han decidido gritarle al Gobierno en masivas protestas callejeras que la ayuda debe ser inmediata y eficaz. Mientras que los más jóvenes han usado las plataformas digitales y las redes sociales para viralizar la noticia en búsqueda de ayuda internacional.
Todos, de una u otra manera, lamentaron  lo ocurrido y trataron de ayudar de la forma más cercana a sus posibilidades. Sin embargo, nada de esto valdrá la pena si no asumimos lo ocurrido con algo de coherencia en nuestras vidas diarias. De nada sirve que aportemos a las campañas o que protestemos duramente en las redes sociales y hasta le gritemos al Gobierno en las calles, si aún seguimos siendo sujetos irresponsables con nuestro medio ambiente todos los días. Es incoherente ver personas movilizadas utilizando pancartas, botellas de plástico con piedras y peor aún petardos. ¿De que sirve que ahora lloremos por la Chiquitanía si seguimos diariamente usando plásticos, botando basura y quemando q’oas cada primer viernes del mes? Pues no sirve de nada rasgarse ahora las vestiduras buscando culpables sin asumir nuestra cuota de responsabilidad en lo ocurrido. Cada año los gobiernos municipales y departamentales invierten importantes sumas de dinero en campañas de concienciación sobre el cuidado del medioambiente, pero aún así Cochabamba sigue siendo una de las ciudades más contaminadas de Latinoamérica.
Se qué hay dos empresas en el departamento que están ofreciendo un bono de incentivo económico a los trabajadores que usen sus bicicletas como medio de transporte y conozco más de un edificio en la ciudad que separa su basura antes de entregarla al carro basurero. Tengo el placer de conocer a un joven comprometido con el medioambiente que hace meses ha plantado varias especies en Tiquipaya y las cuida cada dos semanas, llevando agua en botellas. Va al lugar con su grupo de amigos y lo hacen en bicicletas. Y seguro que hay más iniciativas que no conozco, pero que son dignas de contar para inspirar, para enseñar y, ojalá, para copiar. Si alguien más puede hacerlo, seguro nosotros también. No es fácil asumir nuevos hábitos, pero tampoco es imposible, al final terminamos siendo lo que hacemos, y lo que necesitamos hacer ahora es cuidar nuestra casa.
Hace algunos días me regalaron una vianda y me pidieron que la utilice. Llevo dos semanas recogiendo mi comida en esa vianda, me ha costado no olvidarla siempre que salgo de casa y he tenido que aprender a esperar un poco en la pensión para que acomoden mi comida, pero, aunque no es mucho, siento que estoy aportando. Si cada uno de nosotros pudiera asumir un cambio de hábito en pro del medioambiente, seguro otra sería nuestra historia. Seguro seríamos más coherentes...