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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Verborragia contagiosa

Verborragia contagiosa
Jair Bolsonaro ingresa a su tercer mes de ejercicio gubernamental, arrastrando una serie de epítetos y sambenitos estigmatizadores: derechista, machista, xenófobo -llenaríamos la columna si proseguimos con el listado- es probable que todos ellos tengan algún asidero y sean emergentes de sus expresiones en la lucha política, empero , quizás llamarlo xenófobo tenga su excepción como se puede establecer en el hecho evidente de la designación como a su ministro de Educación a Ricardo Vélez Rodríguez, colombiano de nacimiento y naturalizado brasilero hace ya cerca de 20 años. Vélez Rodríguez licenciado en Filosofía y Teología por eminentes universidades bogotanas, es además escritor prolífico, catedrático de universidades y de institutos superiores militares de Brasil. No oculta de manera alguna su posición política de anticomunista de militante y liberal en ejercicio. Su designación como titular en una cartera tan importante e imprescindible, así como el hecho de ser extranjero nacionalizado, motivó suspicacias entre otros posibles ministeriales, pero fueron mayores las reacciones cuando públicamente hizo conocer su ideario a periodistas prestigiosos como Gabriel Castro y María Clara Vieira quienes lo entrevistaron y publicaron en la revista Veja 2620, bajo el título de Faxina Ideológica (Limpieza Ideológica) la interviú. La autoridad sin reparo alguno calificó que la enseñanza brasilera no se encontraba un su mejor momento sino en un segundo plano de las prioridades nacionales. Atacó la enseñanza en todos sus grados, manifestando que la educación básica prepara al alumno para el otro grado y este sucesivamente para el siguiente hasta llegar a la universidad quien se encarga de preparar a sus egresados para el desempleo.

El entrevistado condena la alta ideologización del sistema educativo y particularmente aquellas de contenido marxista y las de género.

Proclama un retorno a una formación humanística y de respeto a las tradiciones nacionales, propugnando una especie de regreso a la raíz brasilera. Sostiene que los epónimos y tradicionales héroes fueron sustituidos por el partido de Lula y entronizaron, en su lugar, a personajes que representaban y seguían la ideología del ex presidente, ahora reo común.

La preocupación que muestra el Ministro sobre las universidades brasileñas es sin duda justificable y digna de tomarse en cuenta, ya que resultados actuales dan cuenta que ellas se hallan en una situación de inferioridad frente a sus pares del mundo y particularmente de Latino América. El flamante Ministro contagiado de la verborragia presidencial sostiene que: “el brasilero cuando viaja es un verdadero caníbal, roba cosas de los hoteles, roba los asiento salvavidas de los aviones, considera que al salir de su casa puede cargar con todo. Ese es el tipo de cosas que son las que deben ser revertidas en la escuela”. Tales expresiones no tienen justificación ni cabida a ningún nivel y mucho menos cuando son expresadas por un Secretario de Estado y como es natural y lógico han provocado malestar y reacción.

La prensa da cuenta que ante el Tribunal Federal cursa una interpelación judicial criminal de un ciudadano en contra del Ministro exigiéndosele que individualice a quienes se refiere con sus imputaciones injuriosas. El tiempo y la justicia darán su fallo.