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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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A propósito de virus

A propósito de virus
El rebrote de un miembro de la familia Arenaviridae, presumiblemente el virus del Machupo (VMA), ha puesto a los virus una vez más en el centro de atención. Muchos Arenavirus son endémicos de varias regiones de Sudamérica y producen varios tipos de fiebre hemorrágica, cuyos síntomas son parecidos al temible Ébola.

En un estudio realizado en distintas localidades bolivianas, M. Cajimat y colaboradores (Virus Research 2009) mostraron que el VMA no es genéticamente homogéneo y que difiere del virus del Chapare, otro miembro de la misma familia. La variabilidad genética del VMA aún no se ha relacionado con la posibilidad de una variabilidad en la virulencia y resistencia al tratamiento, principalmente debido que la investigación subsecuente al hallazgo del virus en los años 60 ha sido mínima. La consecuente falta de conocimiento se traduce hoy, por ejemplo, en la concentración de esfuerzos sobre el control del vector Calomys callosus (familia Cricetidae), pero no de los ratones de la familia Muridae que conviven con C. callosus y en los que L. Wachtman y K. Mansfield (Biomedical Research 2012) también hallaron el VMA.

Pero los virus no solamente producen problemas, también realizan aportes importantes a los ecosistemas. Es cierto que en la conflictiva relación que tenemos con los virus llevamos las de perder. Por ejemplo, 500 millones de personas viven actualmente con hepatitis viral crónica. Pero al menos 8 por ciento del ADN en nuestras células es de origen viral y este material genético ha participado en la evolución de algunas de nuestras funciones y características.

Según un editorial de Nature Reviews Microbiology, solo en los océanos se produce casi un cuatrillón de infecciones virales cada segundo, matando y reciclando hasta un 40 por ciento de las bacterias marinas. Este porcentaje no es desdeñable ya que el planeta alberga 100 millones de veces más bacterias que las estrellas existentes en el universo, generando entonces inmensas cantidades de nutrientes para las cadenas alimenticias.

Actualmente, hay muchos más virus en el planeta de lo que han existido humanos en toda su historia y una gran fracción de estos virus aún no ha sido descrita. En un estudio realizado por M. Ramos-Barbero y colaboradores (Environmental Microbiology 2019) se describieron las comunidades virales del Salar de Uyuni como únicas y diferentes de las de otros sistemas hipersalinos del mundo. Como se mencionó, en el caso de los Arenavirus la unicidad y restricción geográfica (endemismo) también se da a nivel de especie, lo que dificulta su catalogación.

Que un virus sea endémico no significa que no pueda exportarse mediante contagio, de hecho esa fue la forma como se produjeron varios casos de fiebre hemorrágica por VMA en Cochabamba en 1971. Esto muestra el potencial viral de producir enfermedades en sitios lejanos a su lugar de origen y denota que necesitamos impulsar en el país la investigación a nivel biológico, ambiental y social, además del punto de vista médico.

Después de todo, el reconocimiento inicial del VMA y lo que se vino a denominar la fiebre hemorrágica boliviana fue el esfuerzo conjunto de un médico, una enfermera, un ecólogo, un epidemiólogo y los resilientes pobladores de San Joaquín, Beni.