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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Nosotros los tribales

Nosotros los tribales
Tenemos tan colonizada nuestra mente al pensar que en la era de la Transmodernidad existe alguien superior a otro. Incluso es lamentable que se hagan comentarios desde esta óptica, en un claro desconocimiento de los sistemas políticos del mundo. Para los colonizados del poder, del saber y del ser, no hay nada más tribal o salvaje, entre comillas, que los morenos, indígenas, los analfabetos funcionales, las minorías étnicas, de género y generacional, y pobres de ellos, si se dignan en tener una utopía, para el colmo “negra”. Y no se trata de adorar al buen salvaje de Rosseau, que postulaba una relación estética con los demás, por la vía del sentimiento y la piedad, pero sí, esto pasa por el reconocimiento, simple y llanamente, de los Derechos Humanos. 

Frantz Fanon en su obra “Los condenados de la tierra” (1961) señala: “El racismo es una jerarquía global de superioridad e inferioridad sobre la línea de lo humano que ha sido políticamente producida y reproducida como estructura de dominación durante siglos por el sistema patriarcal occidental moderno colonial”.  

Lo extraño del racismo (de dientes para afuera) es que lo vivimos, sentimos, respiramos y no dudamos en tener destemplanzas mentales que se reflejan en cualquier acción. Tendremos que admitir que el racismo, como fenómeno social, es un conjunto de normas y representaciones que conducen a la exclusión de aquellos que no responden al imaginario occidental, patriarcal, social, religioso, étnico y académico, del grupo ideológicamente blanqueado, que sitúa al otro por “debajo de la línea de lo humano” (Fanon). Ergo; la discriminación que vivimos, (aunque haya negación), se marca por la clase social, el fenotipo, la forma de hablar, de vestirse, creencias, formas de ser y de organización, y por qué no aludir al  género, orientación sexual, o, si sabe leer o no; para concluir que, los que no leen no son pensantes y no tienen imaginación. Finalmente, (¡Hi! Lucy) situarlos en algún eslabón de la cadena evolutiva.  

A saber, a nuestro presi lo tildan como producto del tribalismo más puro, y nosotros, las hordas a las cuales él protege, o sea, los que no leemos. Además, (para rematar) que su pensamiento se encuentra estancado. ¿No se siente el aire de la Europa de un siglo atrás? 
Ahora bien, solo para “ilustrarnos”. El concepto de tribu es obviamente teórico. Es un significado científico que realiza la antropología para entender una realidad. La sociedad tribal hace referencia al espacio social intermedio entre bandas de cazadores recolectores y sociedades más organizadas. Constituye sistemas de interés igualitario donde la reciprocidad es esencial en el trabajo social, sin embargo, existen divisiones desiguales de los recursos económicos en el ámbito de la edad y de género. 

Para terminar, cabe añadir que en la actualidad el principal drama de la sociedad tribal políticamente organizada es la crueldad de la guerra. Aquí y ahora, nuestro drama es la corrupción y nuestro acaecer político es el cinismo, el oportunismo y la usurpación simbólica. En todo caso, si realizamos comparaciones con una breve historia de la humanidad, no seamos antropófagos ilustrados. Así que, digan lo que digan, seguimos igual por ser o dejar de hacer o leer.