Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:24

La Noche de las Corbatas

La Noche de las Corbatas
Fue un episodio oscuro del Plan Cóndor, ejecutado por las dictaduras de los 70 contra abogados laboralistas, perpetrado entre el 6 y el 8 de julio de 1977. Los laboralistas fueron secuestrados y asesinados en Mar del Plata (Argentina). El único objetivo común de los laboralistas fue “la defensa de los derechos de los trabajadores”, actos de defensa y protección que activaban desde las fábricas, las minas, los puertos y el campo. Eran grandes hombres de bien que predicaban con sus actos. Entendían que, para ser abogado laborista, no bastaba conocer la ley, había que luchar codo a codo junto a los obreros. La lucha de la defensa laboral debía ejecutarse dentro la jornada laboral. Los riesgos que esto implicaba en su labor diaria no importaban. La clase obrera argentina tuvo en sus filas a hombres tallados como abogados laboralistas por los propios obreros, como fueron Norberto Centeno, Tomás Fresneda, Salvador Arestín y Raúl Alais, laboralistas que se involucraban militantemente en la defensa de los derechos, beneficios y conquistas laborales, a partir del propio trabajo diario. El obrero fue su maestro y la fábrica su aula, allí encontraron la mejor escuela de formación laboral.

El terrorismo de Estado en Argentina, Chile y Bolivia, durante las dictaduras militares, secuestró, asesinó e hizo desaparecer a los compañeros laboralistas. A esa noche se la denominó La Noche de las Corbatas. Fue una acción represiva contra quienes intervenían en la defensa de los trabajadores, para escarmentar, intimidar y finalmente acallar a los abogados, y dejar sin defensa a los trabajadores, sometiéndoles a las dictaduras bajo condiciones de explotación y precarización laboral, conculcando sus derechos y vulnerando sus beneficios y conquistas.

El Dr. Norberto Centeno fue el más veterano del grupo. Con 50 años, era uno de los laboralistas más prestigiosos del país, concentraba la representación de por lo menos el 80 por ciento de los sindicatos en Mar del Plata. El Dr. Jorge Candeloro se formó trabajando en el estudio de Centeno; fue un gran activista en los conflictos gremiales. El Dr. Tomás Fresneda, además de herrero, fue un intelectual muy respetado por su lucidez. El Dr. Salvador Arestín fue pescador y defensor de los obreros portuarios y fileteros, y defendía a todos los asalariados vinculados a la pesca. El Dr. Raúl Alais fue un gran orador, trabajador por cuenta propia y defensor de dirigentes de la ciudad. A ellos nuestro homenaje en este mes de julio, así como a los abogados laboralistas y obreros en Bolivia, que luchan por mejores condiciones laborales y sindicales a favor de las trabajadoras y los trabajadores.