Inseguridad humana
23 de octubre de 2011 (20:30 h.)
El análisis coyuntural y longitudinal sobre diversos temas, nos permite poner en tela de juicio el cumplimiento de nuestro Estado de derecho. No voy a encaminar nuestro análisis con el enfoque de la inseguridad ciudadana, por ser restrictiva, hablaremos de la seguridad humana coligada a la gerencia del Estado en distintos niveles, cuestionando la planificación espacial y socioeconómica, que a la fecha sigue dentro del marco de la mera extrapolación de cifras con pensamiento particular cuestionado por la lógica del bienestar que, por supuesto, no es equivalente al punto de vista asistencialista que provoca merma a la posible expansión del pensamiento, creatividad y cultura generadora de riqueza estatal.
El respeto al Estado de derecho depende de nuestro nivel de educación, de similar forma el fortalecimiento de la democracia y la administración del ámbito público. La improvisación y corrupción históricas son la principal prueba de postergación con síntesis en la inseguridad humana.
La eficiencia de nuestras políticas públicas está cuestionada, basta ver nuestras ciudades que tienen pésima planificación espacial y socioeconómica. Asimismo, la problemática del TIPNIS y otros aspectos que nos inducen a reflexionar sobre la posible aplicabilidad retroactiva de la Ley Anticorrupción, aunque no corresponda por el análisis minucioso y filosófico de las norma-tivas y la pirámide de Hans Kel-sen.
En Bolivia la inseguridad humana campea, nuestros gobernantes no entienden la planeación estratégica, asociada al entendimiento de la insatisfacción que colige el respeto a la participación, el principio de autodeterminación y otros elementos que hacen a la consolidación paulatina de las autonomías con asidero en el modelo de economía plural, que a futuro, enfoque un proceso de integración supranacional.
En fin, somos tan insensibles que no entendemos el concepto de empatía y que la gestión del desarrollo se hace previniendo riesgos tendientes a preservar la vida de cada uno de los estantes y habitantes de nuestro territorio.
Hablamos de votación en el Órgano Judicial bajo un modelo experimental que ojalá evite la demora judicial, peor aún, la retardación de justicia y judicialización hacia el adversario político que demuestran flagrancia contra los derechos humanos.
El respeto al Estado de derecho depende de nuestro nivel de educación, de similar forma el fortalecimiento de la democracia y la administración del ámbito público. La improvisación y corrupción históricas son la principal prueba de postergación con síntesis en la inseguridad humana.
La eficiencia de nuestras políticas públicas está cuestionada, basta ver nuestras ciudades que tienen pésima planificación espacial y socioeconómica. Asimismo, la problemática del TIPNIS y otros aspectos que nos inducen a reflexionar sobre la posible aplicabilidad retroactiva de la Ley Anticorrupción, aunque no corresponda por el análisis minucioso y filosófico de las norma-tivas y la pirámide de Hans Kel-sen.
En Bolivia la inseguridad humana campea, nuestros gobernantes no entienden la planeación estratégica, asociada al entendimiento de la insatisfacción que colige el respeto a la participación, el principio de autodeterminación y otros elementos que hacen a la consolidación paulatina de las autonomías con asidero en el modelo de economía plural, que a futuro, enfoque un proceso de integración supranacional.
En fin, somos tan insensibles que no entendemos el concepto de empatía y que la gestión del desarrollo se hace previniendo riesgos tendientes a preservar la vida de cada uno de los estantes y habitantes de nuestro territorio.
Hablamos de votación en el Órgano Judicial bajo un modelo experimental que ojalá evite la demora judicial, peor aún, la retardación de justicia y judicialización hacia el adversario político que demuestran flagrancia contra los derechos humanos.