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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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SENTIDO COMÚN

La Iglesia y los asuntos terrenales

La Iglesia y los asuntos terrenales
La Constitución Política determina que somos un Estado Laico. Un Estado laico es aquel en el que existe independencia y autonomía entre el Estado y las iglesias, lo cual implica que es neutral en materia religiosa, que no apoya ni otorga privilegios a una o varias iglesias en particular. También es bueno recordar que respeta a las personas que tengan cualquier tipo de religiosidad o, en su caso, que sean ateos, si así lo prefieren.

Es bueno pensar que la imposición de la fe católica vino con la Colonia, pues los conquistadores y los sacerdotes utilizaban la Cruz y la Espada para convencer en esta creencia o crear miedo y sancionar a los que osaban cuestionar o desobedecer al poder colonial. Por eso podemos afirmar que la Iglesia ha estado ligada al poder dominante, al poder opresor de los originarios de estas tierras. De la misma forma las otras iglesias, que en general fueron resultado de las divisiones de esta Iglesia madre, tienen en común el principio de limitar la rebeldía del pueblo y esperar que las soluciones caigan del cielo, que la justicia y la equidad las recibamos recién en la otra vida.

Aún ahora, un porcentaje elevado de personas sigue creyendo  en los principios cristianos como algo indiscutible, pese a ser la expresión de visiones conservadoras y retrógradas. Así,  todos los líderes de las iglesias son varones, convirtiendo estos espacios en la más nítida expresión del patriarcado. Basta analizar que a la  sexualidad la tratan como pecaminosa y sucia, donde las mujeres son las responsables del pecado. Estos dirigentes de iglesias se oponen a que se dé una educación sexual armónica con la vida o que se  utilicen métodos anticonceptivos y, lo peor, se oponen tercamente a que se despenalice el aborto, pese a ser una de las causas de mortalidad materna.

Tradicionalmente, también la Iglesia ha tenido injerencia en asuntos tan terrenales como la política. Lo sorprendente es que, en muchos casos, sus representantes fueron los que dieron la última palabra para resolver problemas, pero generalmente se pusieron al lado de los poderosos y, en pocas ocasiones, defendieron a los pobres como es la prédica de Cristo.

En tiempos de cambio, el actual Papa de la Iglesia católica, nombró como Cardenal a un miembro de la Iglesia, cuyo origen responde a un sector excluido, como fueron muchos postergados por su color de piel o porque no provenía del selecto grupo de curas de nuestro país. Es increíble la reacción hacia el Cardenal de parte de los obispos, quienes seguramente deseaban ser elegidos y, mediante un comunicado, lo descalificaron, quitándole toda posibilidad de ser la expresión de esa santa Iglesia apostólica y romana.

De la misma manera, en una intervención última en asuntos  terrenales de la política, monseñor Juarez se sumó a la gente que se opone a la reelección, sin considerar que esa propuesta es solo de una parte y que la población está dividida en casi el 52 y 48 por ciento . Posición que fue observada por el Cardenal, quien aclaró que la Iglesia no debe profundizar la división y por el contrario debe respetar la posición de ambas partes, porque Bolivia somos todos.

En esta oportunidad, vale la pena recordar palabras sabias de Adela Zamudio en su poema Quo Vadis que dice. ¨Allí está Pedro el pescador que un día predicó pobreza y humildad, cubierto de lujosa pedrería, ostenta su poder y majestad. A dónde vas Señor?