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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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La derecha y las nuevas creencias

La derecha y las nuevas creencias
El macrismo, sus frases y sus gestos, de tanto repetirse, van vaciando su capacidad para sorprendernos pero no para ir generando un clima de época que entremezcla el revival de los 90 y la novedad de una nueva derecha cool, naïf, revanchista y represiva. Pareciera que estos cuatro rasgos son contradictorios entre sí, que si se tratase de una “nueva derecha” cool y naïf el revanchismo y la represión no le cabrían y, sin embargo, esos rasgos pueden convivir sin grandes problemas atendiendo, como lo hace obsesivamente el macrismo, a lo que los focus group le van informando respecto del humor, la sensibilidad, las prioridades y otras cosas de la ciudadanía que, bajo esa lógica, es reducida a ser una muestra estadística operada por publicistas, encuestadores y psicólogos que tienden a focalizar en las respuestas afectivas y viscerales. Su consultor estrella, Durán Barba, interpreta los resultados de esas “investigaciones de mercado ciudadano” y las convierte en estrategia gubernamental. De este modo, el macrismo, cuya ideología constituye un pastiche de emprendedurismo, exaltación de la meritocracia y vulgata antipopulista todo salpicado de neoliberalismo explícito y muy escasa complejidad argumentativa, construye un tipo de interpelación que puede pasar de un apoyo al tratamiento parlamentario de la despenalización del aborto (incluyendo a algunos de sus legisladores como integrantes de la reivindicación feminista) a la elaboración de un nuevo protocolo para las fuerzas de seguridad que incluye disparar por la espalda y habilitar, bajo el eufemismo de la lucha contra la delincuencia, el fusilamiento discrecional. Al mismo tiempo que se esfuerza por ofrecer la imagen de la diversidad cultural y de género, militariza la protesta social y criminaliza la pobreza como lo viene haciendo desde que gobierna la Ciudad de Buenos Aires. Si la economía lejos de rendirle frutos lo pone contra la pared enturbiando sus posibilidades electorales para 2019, la estrategia será ir por el andarivel del orden y la seguridad bajo la influencia de la onda expansiva de Bolsonaro y el neofascismo capilar que habita el tejido de la sociedad. Su lado cool y naïf mutará rápidamente hacia la mano dura (que en un juego impúdico denominan “mano justa”) ofreciéndose como el garante de los vecinos decentes y trabajadores ante el desorden y el peligro que provienen de esa masa amorfa y negra lista para apropiarse de lo ajeno. 

De este modo, la fábrica de subjetividad propia del neoliberalismo va adaptando sus engranajes de acuerdo a lo que el mercado social y político vaya exigiendo. Claro que para que funcione la estrategia propagandística de la derecha macrista, para que los diseños al uso de Durán Barba alcancen sus objetivos, es decisiva la complicidad de los grandes medios de comunicación, verdaderas usinas productoras de subjetivación. Sin periodistas, parafraseando al vienés Karl Kraus, el mal y la degradación de la vida social no serían transformados en imágenes y palabras que, de a miles y miles, bombardean la cotidianidad “pesadillezca” de una ciudadanía en estado de pánico.

A la derecha ya no hay que ir a buscarla exclusivamente a las zonas dominadas por la moralina o la represión de los instintos sexuales, ella ya no mora en las habitaciones oscuras de esas casas semiderruidas que apenas si son testigos de otra época en la que la voz del Gran Inquisidor imperaba sobre la cotidianidad de los hombres recordándoles los horribles fuegos del infierno. A la derecha, a la que ejerce el poder económico y político, no a los restos retóricos de personajes antediluvianos, no le interesa la cuestión moral ni la defensa de las venerables tradiciones; lo que le importa, aquí y ahora, es captar adecuadamente los reflejos espontáneos de la gente (...).