Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Un Departamento de Inteligencia

Un Departamento de Inteligencia
Víctor Fernández Coca



Se anunció oficialmente, la organización de un Departamento de Inteligencia dependiente seguramente del Ministerio de Gobierno. Algo más, se habló de una CIA, versión boliviana.

La noticia difundida a propósito de esta nueva dependencia estatal, explicaba que todos los gobiernos tenían sus servicios de inteligencia. Aquello es verídico, pero hay que proyectar, analizar y adjudicar la misión de este nuevo departamento estatal, de acuerdo a los principios humanistas que orientan al gobierno del presidente Evo Morales.

Cuando se alude a la CIA norteamericana, tal sigla es de dominio público a nivel mundial.

Las series policiales en televisión y el cine, publicitan las grandes aventuras de los agentes de aquella central de inteligencia norteamericana que muestra que tal dependencia norteamericana, además de funcionarios de aquella nacionalidad, tiene como sus mejores servidores a políticos de izquierda en el tercer mundo y a renombrados dirigentes sindicales que movilizan a las masas para cumplir las estrategias de espionaje.

La CIA es más conocida, precisamente por los argumentos de cine y televisión, sin embargo existieron otros centros de inteligencia que provocaron los mayores desastres contra los derechos humanos, Hablamos de la Gestapo alemana que hizo de un sargento austriaco como era Adolf Hitler el Fhurer de Alemania, primer actor de la segunda guerra mundial.

Es muy bueno que Bolivia conozca que tanto la Gestapo alemana, como la CIA norteamericana, trabajaron en Bolivia, disputándose el abastecimiento de estaño. Mientras que la CIA influía directamente sobre el presidente Enrique Peñaranda que hizo de Bolivia el primer país sudamericano que le declaró la guerra a Alemania, la Gestapo trabajaba en Siglo XX y Catavi en medio de los trabajadores exigiendo el 100 por ciento de aumento salarial, paralizando labores. En el Sindicato de Siglo XX era el dirigente máximo Adolfo Hilleman, hijo de un técnico alemán en una boliviana, que fue destituido del cargo por orden expresa del presidente. Hilleman dejó la dirección sindical pero se cumplieron sus instrucciones para interrumpir la producción hasta culminar, desgraciadamente, en la masacre de diciembre de 1942.

En la Unión Soviética por siete décadas funcionó la KGB, mandando a los opositores a los campos de Siberia y operando a nivel internacional dando instrucciones, financiando y dirigiendo los operativos de los partidos comunistas por enlaces del Cominter, hasta la caída estrepitosa del súper Estado socialista que a nivel mundial, se comentó que era la gran víctima de la CIA norteamericana.

En Bolivia, destaca en los últimos cincuenta años, la vigencia inhumana, terrorista del Control Político, organizado por el MNR bajo la dirección del sádico Claudio San Román, a nivel nacional y los hermanos Menacho en Cochabamba que han exterminado a una generación de la juventud de falangistas, torturándolos en Curahuara de Carangas, en los cuarteles de Uncía y Catavi y en los tugurios del Ministerio del Interior. Al margen funcionando la centrales campesinas que torturaba a todo joven que se ponía camisa blanca, creyendo que era de la juventud falangista.

Al caer el MNR se organizaron las brigadas de paramilitares de espionaje en los distritos mineros al mando de Wilge Nery, Oscar Céspedes y el Mayor Sacarías Plaza, trágicamente asesinado. Al subir la dictadura de Banzer en 1971, el aparato de inteligencia lleva el nombre de DOP, Dirección de Orden Político, allá surgen los nombres de terror de Abraham Baptista y los hermanos Alarcón. Aparecen opositores vestidos con mortaja, directamente para el entierro. Es el tiempo cuando se prohíbe la actividad sindical, se controla las emisoras y se gobierna bajo el lema de orden, paz y trabajo. Los ejecutores del terror no son militares, son paramilitares que viven del salario del terror vigente durante los años de la operación Cóndor.

Me parece necesario y muy acertado de parte del Gobierno organizar su Departamento de Inteligencia o la CIA versión boliviana, según anuncio oficial, pero que se trabaje en labor de inteligencia y no de terrorismo. Se está reorganizando el Poder Judicial bajo la orientación de una nueva Constitución aprobada por referéndum nacional, por tanto si se pretende organizar un departamento de inteligencia que funcione bajo las normas constitucionales y del nuevo Poder Judicial, sin orientación terrorista inhumana. La buena intención es seguramente, buscando orientar mejor a nivel nacional e internacional la política del gobierno que no representa a un partido sino a un país, aunque el partido haya sido el absoluto ganador en elecciones.

Que sea un Departamento de Inteligencia que detecte los problemas que profundizan el hambre, que sea un servicio de inteligencia que opere cerrando los buzones por donde opera la corrupción. Que detecte la sobrevaloración del costo de las obras que pretende el Gobierno. Organizar un Departamento de Inteligencia, no es mala la idea, pero que no se confunda inteligencia con terrorismo que desprestigie al Gobierno.

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Víctor Fernández Coca es presidente de la Asociación de Periodistas de Cochabamba.