Rusia sufrió en 2020 un descenso de la población de más de medio millón de habitantes, la mayor caída desde 2005, según informó hoy el Servicio Estatal de Estadísticas (Rosstat).

La población rusa ascendía el 1 de enero pasado a 146.238.185 habitantes, es decir 510.563 personas menos que a principios de 2020 (146.748), señala el comunicado oficial.

Rusia, el cuarto país del mundo en positivos de covid-19 con 3,7 millones, no sufría un revés demográfico tan grande desde hace quince años.

A su llegada al poder en 2000, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró que una de sus prioridades era revertir la tendencia demográfica negativa que se acentuó desde la caída de la Unión Soviética en 1991.

La población rusa no dejó de descender a partir de 1996 y sólo comenzó a ascender en 2010, aunque el mayor salto lo dio con la anexión de la península ucraniana de Crimea (más de dos millones) en 2014, de 143,7 a 146,3 millones.

En cuanto a los decesos por coronavirus, las autoridades informaron hoy de 71.651 muertos, aunque recientemente el Gobierno admitió a finales de diciembre que, en realidad, el 81 % del aumento de la mortalidad en 2020 se debía al covid-19.

Según Rosstat, la mortalidad aumentó en octubre un 30,3 % y en noviembre, un 55,6 %, por lo que la prensa local consideró que el número de muertos durante la pandemia es mucho mayor que las cifras oficiales.

Durante una reunión del Gobierno, Putin destacó hoy que las medidas adoptadas por las autoridades han dado "resultados positivos".

"La pandemia, efectivamente, está cediendo. El número de enfermos se está reduciendo", dijo.

También destacó que el número de muertos, 12 por cada 100.000 habitantes, "es cuatro veces menor que en muchos países europeos", aunque consideró que "es prematuro relajarse".

En cuanto a la vacunación, que va a un ritmo más lento que en muchos otros países, según la prensa, deben alcanzar los mismos nivel que en el caso de la lucha contra la gripe, es decir, unos 70 millones.

Ante la mejoría de la situación, el Ayuntamiento de Moscú convirtió esta semana en voluntario el teletrabajo y permitió que los restaurantes y bares trabajen hasta altas horas de la madrugada.