El presidente ruso, Vladimir Putin, considera que las sanciones que Occidente ha impuesto a Rusia por la invasión al país de Ucrania son parecidas a una "declaración de guerra", según los tripulantes de vuelo de las aerolíneas rusas, en delcaraciones a la televisión.

Las medidas financieras que los países occidentales han emprendido contra Rusia para asfixiar a los soviéticos provocaron que tambalee su estructura económica: los cajeros se han quedado sin dinero y los precios de los artículos de primera necesidad se incrementaron hasta en un 30%.

Lo que sí sería considerado como una declaración de guerra, según Putin, es la imposición de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania, reclamada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y que ha sido denegada por la OTAN.

"Oímos por ahí que es necesario implantar una zona de exclusión aérea sobre el territorio de Ucrania. Hacer esto es imposible desde el propio territorio de Ucrania, solo se puede hacer desde el territorio de algunos Estados vecinos. Pero cualquier movimiento en esa dirección será considerado por nosotros como una participación en las hostilidades por parte de ese  Estado desde cuyo territorio se crean amenazas a nuestro país", señaló, según portales internacionales.

El mandatario ha asegurado que no tiene intención de declarar la ley marcial en Rusia porque no ve motivos para ello. 

"La ley marcial se introduce en caso de agresión externa, en Rusia no existe tal situación ahora y, con suerte, no existirá", dijo.

MIGRAR PARA VIVIR

La capital de Ucrania, Kiev, se “desangra” con los constantes ataques por las fuerzas rusas, lo que provoca que miles de habitantes determinen de empacar sus pertenencias y migrar con destino a otra ciudad, incluso, al extranjero.

"La ciudad se está vaciando. Nosotras nos vamos, pero mi marido y mi padre se quedan a combatir", dijo Nastia al borde del andén de la Estación Central de Kiev, según el portal Swissinfo.ch.

Los civiles ucranianos abordan vehículos, autobuses, camiones y trenes, entre otros motorizados dejando a familias enteras impotentes y desamparadas por la crisis que vive ese país. En sus miradas perdidas, se puede leer el sufrimiento de once días de la invasión rusa.

Miles de ciudadanos ucranianos dejan atrás sus casas y todas sus pertenencias con el propósito de salvar sus vidas y de sus seres queridos. 

La estación de ferrocarriles se asemeja a un “hormiguero”. En sus pasillos miles de personas esperan el tren para abalanzarse al andén. El problema es que no hay horario ni boleto, por lo que hay que correr para no quedar fuera del ferrocarril.

Lo dramático es que muchas mujeres buscan hacer el viaje con niños en brazos y pequeños que no saben qué sucede, pero ellos deben correr junto a sus madres para intentar eludir la guerra.

El llanto de los niños al subir al vagón es ensordecedor. Otros lloran desconsoladamente en las ventanillas. No quieren viajar sin sus padres, pero estos se quedan a defender la ciudad del enemigo, amplía el portal internacional.