Un grupo de vecinos de la parroquia La Vega, al suroeste de Caracas, realizó una procesión como medida de protesta para clamar por la falta de agua potable, uno de los tantos males que padecen los venezolanos sumidos en una profunda crisis económica agravada por la pandemia del Covid-19.

Encabezados por el Padre Alfredo Infante, sacerdote jesuita, los manifestantes al grito de "tenemos sed", partieron desde la parte de alta de La Vega con la intención de llegar hasta la redoma de la India en la urbanización El Paraíso.

Con tapabocas, pancartas, cantos y pidiendo a Dios por "el pan y agua", avanzaron de manera pacífica con la imagen del beato José Gregorio Hernández "como símbolo de paz", hasta que fueron bloqueados por efectivos de la Policía Nacional Bolivariana.

"Salimos a la calle porque tenemos más de 3 meses sin agua, y las veces que llega, viene putrefacta, no llega para ser bebida como tal, sino que es un agua que es insalubre", denunció Yasirí Fare, una de las manifestantes.

Afirmó que no pueden pagar los camiones cisternas que tienen un costo promedio de unos 65 dólares "y los que envía el gobierno llegan a personas afectadas al chavismo".

"Todos merecemos un trato digno y que nos llegue agua por tuberías", exigió.

Asimismo, el padre Infante exigió a las autoridades que en medio de la pandemia por el Covid-19 se cumpla con este derecho tan fundamental como lo es el acceso al agua potable.

"No se puede cumplir la cuarentena sin agua", advirtió.

En tanto, Jesús Armas presidente de la ONG Ciudadanía sin límites, condenó que "las autoridades no mandan agua, pero si mandan a la policía".

"Así es la vida en dictadura", acotó.

Asimismo, destacó que los vecinos salieron en procesión para exigir "el derecho humano al agua porque hay sectores de la comunidad que tienen hasta 60 días sin el líquido vital".

"Les toca rezar y protestar, porque con (la estatal) Hidrocapital no se cuenta", fustigó.

Las protestas por la falta de agua que agitan no solo a Caracas sino a todo el país se registran casi a diario sin que hasta el momento el gobierno de Nicolás Maduro haya podido solucionar la acentuada y prolongada escasez.

De acuerdo con el último estudio sobre percepción ciudadana realizado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos en 10 de las principales ciudades del país, se identificó que 86,4% de los encuestados presentan fallas en el servicio de agua que reciben en los hogares, y 93,8 % de los hogares venezolanos almacenan agua potable.

Además, precisó que, de este grupo, 38,6%, mantiene reservas para más de cinco días ante la deficiencia del servicio, y 20% debe desplazarse a diversos lugares para conseguir agua y acarrearla hasta sus hogares.

Expertos aseguraron que el problema que vive el sistema hídrico del país es consecuencia del deterioro, falta de inversión y mantenimiento en los acueductos, plantas de bombeo y sistemas de distribución que están en precarias condiciones, así como el desmantelamiento de toda la estructura institucional y física que afecta la calidad de las fuentes de abastecimiento, los procesos de tratamiento y potabilización de las aguas.

El gobierno de Maduro compró en mayo pasado unas 252 cisternas como parte de un convenio con China, con el fin de abastecer a 188 municipios del país, sin embargo las protestas por la escasez de agua no cesan en esta nación Sudamérica.