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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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VIVE EN VIRGINIA DESDE LOS 14 AÑOS

María, la directora que lucha en un área varonil y reivindica el tipoy

La cruceña, de 34 años, comenzó el “sueño americano” como empleada en una panadería. Ahora es jefa regional de ABM. Celebra ser la “única mujer” latina en el rubro de la firma.
María, la directora que lucha en un área varonil y reivindica el tipoy

Se concibe a sí misma como vencedora doble. Ser “la única mujer” que funge como directora regional en un medio empresarial dominado casi al 100% por el género masculino y saberse, además, latina le generan un aplauso tácito a sí misma. María del Carmen Franco sabe que el recorrido fue duro. Sin embargo, más que la pena, valió la alegría.

La cruceña de 34 años -que a los 14 abandonó su natal tierra oriental para partir hacia los confines desconocidos de un país lejano física y culturalmente como los Estados Unidos- dejó atrás la incertidumbre del inicio, cuando tuvo que luchar sola, sin el “codo a codo” que menciona el uruguayo Mario Benedetti en su poema “Te quiero”. María del Carmen se hizo sola, desde abajo.

El sacrificio se transformó en réditos y ahora ella dirige regionalmente las operaciones de la empresa ABM Industries, compañía estadounidense dedicada a los servicios de limpieza e instalaciones en escuelas y universidades, en Richmond, capital de Virginia.

Pero vayamos al principio. La boliviana, que en la nación del norte se licenció en las carreras de Administración de Empresas y Comercio Internacional, se trasladó ni bien el calendario estrenó el cambio de siglo, en 2000. Era una adolescente con costumbres propias del oriente boliviano inmersa en una ciudad completamente nueva cercana a Washington.

 Junto a sus padres y sus hermanos, María se estableció allí, con la intención de buscar nuevas suertes durante un tiempo. Con su papá ya jubilado como coronel de la Policía, los Franco permanecieron unos cinco años. Encontraron trabajo en la empresa de limpieza ABM. Prestaban servicios a medio tiempo, en las noches.

María, con apenas 16 años, deseaba sumar su aporte trabajando, también, en la compañía, pero los directivos le dijeron que “no” debido a su edad.

Al año, luego de graduarse del colegio, ella logró emplearse en una panadería, en la que también vendían desayuno. Allí estuvo hasta que, finalmente, aceptaron que concursara en la convocatoria para ser secretaria de ABM.

Sus padres resolvieron retornar a su patria. Sin embargo, ella se negó. “Me quería quedar y ver si podía salir adelante. Me gustó vivir en Estados Unidos. Sé que en Bolivia cuesta ser independiente. Las cosas son más difíciles. Con esa meta me mantuve lejos”.

 Puso todas sus fichas en sí misma. Y batalló contra la nostalgia, los recuerdos y la siempre latente soledad. “Al principio me costó bastante. Lloré mucho por la familia y el mismo hecho de querer estar en Santa Cruz. Es muy diferente cuando uno es nuevo en un lugar. Gracias a Dios pude hacer amistades de Brasil y norteamericanas. Ya con ellas me quedé más tranquila”.

Así las cosas, la cruceña estudiaba y trabajaba simultáneamente. De hecho, pagó sus carreras profesionales con lo que ganaba en la empresa.

“Si sacaba mala nota, no me daban la plata. Por eso, también, me esforcé. No deseaba aplazarme en las materias. Era bien caro. Debía pagar mi departamento y carro, entre otras cosas”.

Y así comenzó el ascenso paulatino de María del Carmen hasta ocupar el puesto como directora. 

Ayudó, también, la buena relación que forjó con su exjefe. “Con el paso de los años me hice mas cercana a él. Tengo su puesto porque ya se jubiló. Nos hicimos como familia. Se portó como un papá y su esposa es 100 puntos”.

Madre de una bebé de siete meses y casada con un belga, la boliviana abre tiempo en su agenda cargada para participar en las festividades de la colectividad en Virginia, aunque ello suponga tomar el coche y conducir hasta el epicentro de las celebraciones (vive a unas dos horas).

Todo aquello que implique exaltar las costumbres y la cultura del oriente es bienvenido.

 “Fui reina del Carnaval de Virginia en 2012. Suelo ir a la Fiesta de la Tradición, en la que hacen presentaciones de reinas y comparsas. De hecho, me hice mandar un traje típico, un tipoy, para desfilar ¡Cuando se trata de cosas tradicionales yo me meto!”. 

Se permite una pausa para analizar lo conseguido y resaltar que es la “única mujer latina” inmersa en el ambiente educativo. “El hecho de ser latina me enorgullece. Trabajo con puros hombres. Todos los directores regionales lo son. Pasan  los 40 años. Ser la única mujer latina directora regional y joven me llena de orgullo. Por eso lucho. Quiero sacar el nombre de Bolivia y de los latinos adelante ¡Peleo el hecho de ser mujer!”.

Estuvo de vacaciones por el país hace unos días. El motivo fue que sus padres conocieran a la bebé.

La licenciada en Comercio Internacional y Administración de Empresas no proyecta radicar en su tierra, pero la moviliza internamente el hecho de saber que el tiempo pasa, que no perdona y que sus padres podrán necesitarla.