Chile "despeja" la zanja fronteriza con Bolivia para evitar la llegada de migrantes
Con despliegue de maquinaria pesada y el apoyo logístico del Ejército, Chile continuó ayer los trabajos de "despeje" y "mantenimiento" de la zanja limítrofe que separa la localidad de Colchane de la vecina Bolivia, punto caliente de un flujo migratorio irregular que a la fecha se perfila como una crisis humanitaria sin precedentes en el país.
Javier García, el alcalde de la pequeña comuna emplazada a casi 3.700 metros de altura sobre el nivel del mar, que se ha convertido en el primer escenario de la crisis humanitaria derivada de la ola migratoria, valoró el trabajo y dijo que es una "señal de mayor protección".
"Era necesario. Es un sector muy permeable y resultaba atractivo para migrantes que se encuentran en otros países y veían la oportunidad de cruzar hacia Chile", apuntó el edil.
Se trata de una fosa excavada en 2017, con una profundidad de 1,20 metros y una longitud de 100 metros, destinada a impedir el paso irregular de personas, pero durante los últimos años se han tendido sobre ella improvisados cruces con capas de tierra y otros materiales usados a diario por inmigrantes que intentan llegar a Chile.
El ministro del Interior, Rodrigo Delgado, explicó que "las personas que se dedican al contrabando o al ingreso clandestino han logrado poner ciertos puentes (sobre la zanja) para poder pasar".
"Lo que hay hoy en Colchane es una maquinaria que va a lograr hacer una mantención, vale decir, el despeje de toda aquella estructura que permita el paso, sobre todo para quienes están ejerciendo el contrabando y tráfico de migrantes", agregó.
En el último año, más de 20 personas han fallecido intentando cruzar el inclemente altiplano hacia el poblado de Colchane.