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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Brasil ve más cerca la recesión en el primer año de Bolsonaro

Brasil ve más cerca la recesión en el primer año de Bolsonaro

Brasil corre el riesgo de entrar de nuevo en recesión técnica tras el mal dato preliminar registrado en el segundo trimestre, que pone en entredicho la recuperación económica del país en el primer año del Gobierno de Jair Bolsonaro.


La mayor potencia suramericana continúa estancada, con un crecimiento previsto para este año que no supera el 1 por ciento , una tasa de desempleo aún en cotas preocupantes (12 por ciento ) y los principales ramos industriales aún capeando los efectos de la profunda crisis vivida entre 2015 y 2016.


El índice de actividad económica, considerado por los economistas como la previa del producto interno bruto (PIB), retrocedió entre abril y junio un 0,13 por ciento frente a los tres meses anteriores, según informó el Banco Central.


De confirmarse ese resultado el próximo 29 de agosto, cuando el Gobierno divulgará el dato oficial del PIB, Brasil entrará de nuevo en lo que se denomina como "recesión técnica" al encadenar dos trimestres consecutivos en negativo.


En los tres primeros meses del año, la economía cayó un 0,2 por ciento frente al último trimestre de 2018. Entonces el dato preliminar divulgado dos semanas antes para ese periodo fue de 0,68 por ciento negativo en la misma comparación.


Esa ola de pesimismo se apoya en el mal desempeño de algunos sectores considerados primordiales para encender el motor de Brasil.


La producción industrial bajó un 1,6 por ciento en el primer semestre, arrastrada por las industrias extractivas (-13,7 por ciento ), mientras que el sector servicios y las ventas en el comercio minorista perdieron fuerza y cerraron el periodo con una tímida subida del 0,6 por ciento .


No obstante, entre los analistas y los principales bancos que operan en el país, como Itaú-Unibanco, Bradesco y Santander, aún no cunde el pánico y la mayoría de ellos pronostica un crecimiento moderado para el segundo trimestre.


"La verdad es que el crecimiento estará alrededor de cero o ligeramente positivo. No creo que sea negativo", señaló a Efe el economista Marcelo Kfoury, del centro de privado de estudios Fundación Getúlio Vargas.


Para el especialista, Brasil afronta "problemas estructurales" relacionados con la productividad y la baja inversión, y otros "puntuales", como la caída del sector minero y de las exportaciones de vehículos a Argentina, principal socio de Brasil en Suramérica, inmerso en una grave crisis económica y con unas elecciones de por medio.


Desde el Gobierno del líder ultraderechista piden "paciencia".


"Den un año o dos, den una oportunidad a un Gobierno que durará cuatro años y es liberal democrático. No trabajen contra Brasil, tengan un poco de paciencia", dijo el ministro de Economía, Paulo Guedes.


La oposición, encabezada por el progresista Partido de los Trabajadores (PT), ya empieza a culpar a la política liberal de Bolsonaro del ritmo lento de la economía.


"Lo que estamos viendo es desempleo alto, caída de la renta, una actividad económica débil y retirada de derechos. Nada está bien, mientras Bolsonaro se pasea en moto acuática para ocultar el caos", dijo la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, en redes sociales.


Por su parte, el Ejecutivo ha buscado alejar el fantasma de la recesión con una batería de medidas para impulsar el consumo a través de la liberación de algunos fondos de garantía laboral a los que los trabajadores difícilmente pueden acceder.


Se espera que esas medidas permitan la inyección en la economía de 42.000 millones de reales (unos 10.500 millones de dólares).


El Banco Central también intentó impulsar el consumo, al reducir la tasa básica de interés a mínimos históricos, pasando del 6,5 por ciento al 6,0 por ciento anual, un gesto que, sin embargo, apenas se sentirá en el bolsillo de los brasileños, quienes aún sufren con tipos altísimos.


Bolsonaro también confía en que la aprobación de una dura reforma de las pensiones, que está en la recta final de su trámite en el Congreso, sirva para impulsar el crecimiento, aunque su efecto solo se notaría a partir de 2020.


De hecho, la ralentización económica ha obligado al Gobierno a bajar sucesivamente sus previsiones de crecimiento del PIB para 2019, del 2,5 por ciento divulgado a principios de año, al 0,81 por ciento actual.


Esas perspectivas se aproximan a las de los analistas, que prevén una expansión en torno a un 0,80 por ciento , por debajo del 1 por ciento registrado en 2017 y 2018, periodo en el que no se revirtió ni de cerca la profunda caída de siete puntos porcentuales del bienio 2015-2016.


No obstante, el escenario internacional puede echar por tierra todos los pronósticos.


La guerra comercial entre Estados Unidos y China, la desaceleración global y las elecciones presidenciales de octubre en Argentina, con la posible vuelta al poder del peronismo, pueden hacer tambalear al mercado brasileño y empeorar cualquier síntoma de recuperación en el país. EFE