El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, destituyó ayer, tras dos semanas de tensiones, a su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, promotor de las cuarentenas frente al coronavirus, COVID-19, que el mandatario ha llegado a tildar de “gripecita”. 

La decisión del Mandatario, uno de los gobernantes más escépticos en relación a la gravedad de la pandemia, fue anunciada en momentos en que la pandemia se acelera en el país. Los muertos llegan casi a 2.000, con unos 30.000 casos, y el pico se espera para mayo próximo.  

La destitución del ministro era un secreto a gritos hace días y se concretó ayer, aunque la anunció el propio Mandetta, que se le adelantó a Bolsonaro. 

“Acabo de oír del presidente Jair Bolsonaro el aviso de mi dimisión del Ministerio de Salud. Quiero agradecer la oportunidad que me fue dada”, tuiteó Mandetta poco después de una reunión con el mandatario. 

CACELORAZO El ministro, casi sin querer, había caído en una “guerra de egos” con Bolsonaro, sobre todo después de que recientes sondeos indicaron que su gestión era aprobada por el 76% de los brasileños, lo cual pareció ratificarse ayer, con unos sonoros cacelorazos contra el gobernante tras que se anunció la destitución. 

El jefe de Estado, en una entrevista con el canal de televisión Globo, calificó directamente de “enemigo” por su línea crítica al Gobierno. Mandetta afirmó que Bolsonaro “confunde” al país. 

Pareció poner el punto final a una relación que Bolsonaro cortó ayer en lo que definió como “un divorcio consensuado”. 

El Mandatario anunció como nuevo ministro de Salud al oncólogo Nelson Teich, quien tiene una reconocida carrera en la medicina privada pero ninguna experiencia en la administración pública o la política.