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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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El iceberg gigante A-68A sigue su azaroso viaje, mientras pierde más pedazos

Imagen referencial de un iceberg en la Antartida. EFE
Imagen referencial de un iceberg en la Antartida. EFE
El iceberg gigante A-68A sigue su azaroso viaje, mientras pierde más pedazos
El iceberg gigante A-68A, cuya trayectoria podría llevarle a aguas de la isla de San Pedro, en el océano Atlántico Sur, se ha roto en diversos pedazos y se derrite a una tasa media de unos 2,5 centímetros diarios, lo que hace que su forma sea siempre cambiante, según los datos de seguimiento por satélite.

Esta gran masa de hielo se separó en 2017 de la barrera de hielo de Larsen en la Antártida y, desde entonces, es monitoreada por satélites como Sentinel-1 del programa Copernicus y Cryosat -ambos de la Agencia Espacial Europea- y el Modis de la Nasa.

Desde que se liberó, la tasa media de fusión ha sido de 2,5 centímetros por día y ahora vierte 767 metros cúbicos de agua dulce por segundo en el océano circundante, lo que equivale a 12 veces el caudal del río Támesis.

En su sección más gruesa, el iceberg tiene actualmente una quilla de 206 metros de profundidad, por lo que, los expertos consideran que "es poco probable" que se acerque mucho más a la isla hasta que se adelgace o se rompa.

Sin embargo, dos fragmentos relativamente grandes que se desprendieron el 21 de diciembre "son considerablemente más delgados", con quillas menos profundas, por lo que "representan la mayor amenaza inmediata", indica la ESA en un comunicado.

El iceberg preocupa a los científicos porque durante el último mes ha estado flotando "peligrosamente cerca" del archipiélago de las islas Georgia del Sur, que tiene un frágil ecosistema, formado por una rica flora y fauna, como pingüinos y focas.

La futura trayectoria de A-68A depende de la profundidad de su quilla en relación con el océano circundante, pero debido a su forma cambiante no se ha podido determinar con exactitud.

El archipiélago están en un lugar remoto del Océano Atlántico Sur, pero rodeado por aguas de plataforma relativamente poco profundas que se extienden decenas de kilómetros más allá de su costa.

Si la gran mole de hielo se acercara demasiado podría producirse una "liberación masiva" de agua dulce fría en el océano circundante, con importantes impactos ambientales.

Científicos del Centro de Observación y Modelización Polar de la Universidad de Leeds (Reino Unido) han realizado la primera evaluación de la forma cambiante del iceberg.

Llamado originalmente A-68, cuando el iceberg se desprendió de la barrera de hielo, tenía aproximadamente el doble del tamaño de Luxemburgo, pero al poco perdió un fragmento, lo que redujo su tamaño y se cambió su denominación por la de A-68A.

Las imágenes muestran que se ha reducido a la mitad, desde un área inicial de 5.664 kilómetros cuadrados a la actual de sólo 2.606. Una gran proporción de esta pérdida ha sido a través de la creación de fragmentos más pequeños, algunos de los cuales todavía están a flote.

Además, de media, ha adelgazado 32 metros, aunque en algunos lugares esa reducción es de más de 50 metros -alrededor de una cuarta parte de su espesor inicial.