Estas decisiones ambiguas, con idas y venidas que el Tribunal Electoral ha estado demostrando, me parece que no son positivas para la certidumbre que la gente necesita. La difusión del Reglamento Electoral provocó demasiadas susceptibilidades en la población. Evidentemente, los parámetros iniciales que tomó en cuenta para la nueva delimitación, que eran no solamente poblacionales sino también territoriales, daban como resultado una distorsión en la distribución, sobre todo en relación con la cantidad de votantes que habrá en cada circunscripción. Me parece que ha habido una suerte de experiencia de control ciudadano y político a esta decisión, en el sentido de que estos sectores han reaccionado desde distintos lugares y han cuestionado esta decisión que evidentemente no era adecuada.

Si bien al final el Tribunal Electoral ha vuelto a realizar una propuesta en la que hay un mayor equilibrio, aceptable diría yo, creo que el haber tomado esa primera decisión evidentemente afecta a la credibilidad del propio Órgano. Me parece que ese tipo de errores no debería suceder en un momento tan tenso políticamente y tan próximo a las elecciones. Pero, de la manera en que ahora ha quedado aparentemente definitiva la delimitación de circunscripciones, corresponde de manera mucho más adecuada a la cantidad poblacional que se refleja luego en la cantidad de votos, que es el dato que interesa para un mayor equilibrio de la representación de los diputados uninominales.

Pienso que cuando se prioriza el tema poblacional y con el nuevo margen de error, de movimiento, que tendría esta delimitación que es un 15 por ciento resulta bastante aceptable.