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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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LA NARANJA MECÁNICA DE HOLANDA, LIDERIZADA POR JOHAN CRUYFF, BRILLÓ COMO EN NINGUNA OTRA COPA, PERO NO FUE SUFICIENTE

En 1974, Alemania vence al fútbol total

En 1974, Alemania vence al fútbol total





Uno tras otro, la final del Mundial de 1974, hizo añicos todos los pronósticos que el corazón o la razón, el entusiasmo o el interés, habían osado aventurar. Ni uno solo, en efecto, quedaron en pie después del partido. Ni uno solo se salvó de la quema de esta lección de soberana rebeldía a todas las predicciones y de independencia de todos los convencionalismos que ha dado el fútbol. Ni siquiera el del tiempo, que los meteorólogos prometían soleado, y fue, una fiesta de San Fermín, de clima nublado, ventoso y fresco.

El pronóstico unánime de esa época, el de la crítica, el de la calle, el de los técnicos, sin olvidar el de la cátedra, ni el de los propios alemanes que al fin se habían contagiado del consenso general y aceptaban, entre conformistas y entristecidos, una derrota que parecía inevitable, se hundó de manera estrepitosa esa tarde en el estadio olímpico de Munich con la superioridad alemana.

Los holandeses estaban seguros de ganar y los alemanes tenían dudas. Al final, el equipo de Alemania Federal ganó el Mundial de 1974 venciendo al de Holanda, al del mítico y filosófico fútbol total, por 2-1 gracias a su inquebrantable decisión.

Franz Beckenbauer y Johan Cruyff frente a frente. La solidez contra la rebeldía. La mesura ante la revolución. Venció el primero y cayó el holandés.

Alemania y Holanda dejaron ese capítulo como un apartado particular que midió a uno de los mejores defensores con uno de los mejores delanteros de la historia. Ambos son aún símbolos de leyenda en sus países.

ARGENTINA CUMPLE EN su CASA EN 1978

REDACCIÓN/AGENCIAS Allá por 1974, el presidente de la AFA David Bracuto llamó a Menotti para ofrecerle la dirección técnica de Argentina. Le dijo que su continuidad no dependía de los resultados y que debía liderar un proyecto integral. La respuesta del Flaco fue muy clara: "Es la gran ambición de mi vida". 

Así, la albiceste comenzó a ganar su primera Copa del Mundo.

Por primera vez en la historia, la selección nacional era la prioridad de todos los actores del fútbol argentino. Menotti fue el gran responsable de esto y por eso fue el principal ganador.

"Yo puedo perdonarles todo. Que se equivoquen en los relevos, que regalen una pelota y llegue el gol contrario o que se olviden del planteo. Pero no les voy a perdonar que les falte personalidad para ser fieles a un estilo de juego. Yo siempre dije por qué y para qué los traje a la Selección y no les voy a permitir que traicionen la vocación que los llevó a ser jugadores de fútbol". Eso fue lo que dijo Menotti en la charla previa a la final contra Holanda.

Habían pasado casi cuatro años, miles de horas de entrenamiento y seis partidos de la Copa del Mundo. Todo un país que se desmembraba por la dictadura a la vez soñaba con un título en medio del horror.

Después de las palabras del entrenador rosarino, el equipo nacional salió al campo de juego del estadio Monumental y le ganó a Holanda por 3-1 con fútbol y coraje. Así se consagró campeón por primera vez en la historia.

Tras el partido y la vuelta olímpica, Menotti manifestó: "Nosotros somos el pueblo, somos las víctimas y representamos lo único legítimo en este país que es el fútbol. Nosotros no defendemos la dictadura sino la Libertad".

Brasil ocupó el tercer lugar tras ganarle a la selección de Italia por2-1.

EL HORROR DE LA DICtadura Y EL festejo

Mientras el público gritaba con candidez los goles de Kempes en la final ante Holanda, según los diarios argentinos, un sistema de campos de concentración aniquilaba a una generación de militantes populares. También es conocido el relato de Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Al mismo tiempo que lloraba en la cocina por el hijo desaparecido, celebraba goles frente al televisor.