Jessica Molina es una ajedrecista imparable. Conquistó su primer título nacional cuando tenía 10 años gracias a la instrucción dedicada que recibió de su hermano mayor, Rubén.

Desde allí, esta adolescente con mente privilegiada no paró de crecer. Recientemente cumplió 15 años y está muy cerca de proclamarse como Maestra Internacional (MI), grado que podrá alcanzar en el Sudamericano de Santa Cruz, a fin de año.

Si lo logra, se convertirá en una de las MI más jóvenes del país. Su calidad, agilidad mental y talento frente al tablero se fueron ensamblando con la asistencia de Rubén, su hermano de 22 años que también es su entrenador y amigo.

Si intentáramos entender cómo nació la fascinación de ambos por el ajedrez, resultaría difícil asociar ese hecho con sus padres, puesto que ninguno de ellos tiene la noción básica sobre este deporte mental. Por ende, queda descartada la idea de

“Mis papás no entienden ja ja ja. Lo bueno es que, gracias Dios, me apoyan como pueden. Me dan su ánimo moral”, cuenta la muchacha que vive en Tiquipaya desde el 2007 y que tiene ocho hermanos.

Sumar todos los trofeos y medallas que conquistó Jessica hasta su presente es todo un trabajo, pero se puede resaltar el título que se adjudicó en el Sudamericano Escolares de Aracajú 2014, en Brasil, logro que la propia adolescente asume como el más grande de su vida.

“Ha sido hermoso. Todavía recuerdo ese momento”, recuerda, quien hasta hace una semana participó en los Juegos Plurinacionales de secundaria representando a su municipio.

Es campeona desde que tenía 10 años. Desde allí desató la sucesión de títulos que ahora ostenta en todo el país.

A veces también juego al fútbol, pero solo cuando mi entrenamiento me lo permite”, comenta Jessica Molina.

La ajedrecista número uno de Cochabamba es sencilla, divertida y muy sociable con chicas de otras disciplinas.