De cada diez jóvenes que estudian, cinco también trabajan. De ese grupo, solo uno(a) accede a un empleo digno, con contrato y seguridad social. Los demás quedan en la economía informal. Ni siquiera los profesionales hallan el empleo que buscan.

La fuerza de trabajo es el gran capital del país, pero no se le está dando las condiciones adecuadas. Las alcaldías y gobernaciones gestan iniciativas de empleo juvenil que no acaban siendo sostenibles, afirma el director de la Fundación Jubileo, Juan Carlos Núñez.

Hay desempleo juvenil, pero a la vez gran demanda de trabajadores(as) con bajos salarios. La inversión productiva es muy baja y alcanzar la ”revolución productiva”, requiere de una inversión mayor para transformar la matriz productiva.

Más allá de infraestructura, que es buena si se trata de caminos, se necesita desarrollo y productividad para generar empleos. Sin embargo, la inversión pública en ese rubro es baja.