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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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LAS CIFRAS SON CRECIENTES TANTO EN EL MATERNOLÓGICO COMO EN EL HOSPITAL COCHABAMBA. ENTRE 2013 Y ESTE AÑO, EL PORCENTAJE DE MENORES EMBARAZADAS DE SU SEGUNDO HIJO AUMENTÓ EN 17 POR CIENTO

Adolescentes con dos y tres hijos muestran fracaso de la prevención

Adolescentes con dos y tres hijos muestran fracaso de la prevención





“Tengo 16 años y ya soy madre de dos niños” indica Juana, una adolescente de no más de 1.50 de estatura y contextura delgada.

A primera vista no parece ser la mamá de Juan y Lidia, dos pequeños de un mes de nacido y dos años de edad respectivamente, que llegaron al mundo cuando ella menos lo esperaba.

Con Juan en su espalda y Lidia tomada de su mano, Juana ya no tiene miedo de contar que es una madre adolescente, porque el amor que despertaron los dos niños le animó a asumir su rol, pese “al calvario que he vivido”.

Cuando apenas tenía 13 años se embarazó por primera vez. “Me enamoré y no pensé que llegaría a ser madre. Mi mamá me maltrató, pero al final me ayudó así como los del Maternológico”, relata al mostrar a Lidia, su primera hija, una pequeña inquieta que de rato en rato la llama mamá.

Pese a las dificultades y la discriminación de la que fue víctima no solo por su entorno familiar sino también por sus compañeros de colegio que hacían comentarios despectivos, volvió a la escuela.

“Estoy consciente que me equivoqué y a pesar de ello volví a embarazarme y me di cuenta que iba a ser otra vez madre cuando ya tenía cinco meses de gestación”, relata al expresar cierta culpa que de a poco va superando y aprendiendo sobre los métodos anticonceptivos para evitar un nuevo embarazo que agrave la difícil situación que ahora debe enfrentar.

DATOS QUE ALARMAN Juana es una de las muchas adolescentes que a corta edad se embarazaron y hoy ya no son madres de solo uno sino dos hijos.

Estadísticas tanto del Maternológico Germán Urquidi como del Hospital Cochabamba revelan un incremento considerable de adolescentes con segundo embarazo e incluso un tercero.

La psicóloga a cargo del Servicio de Atención a Adolescentes del Maternológico, Zulma Juchani, indica que de 153 adolescentes embarazadas que acudieron a consulta externa en el primer trimestre de este año, 80 por ciento registraba su primer embarazo, mientras que 17 por ciento ya estaba por el segundo y 3 por ciento por el tercero.

En tanto, en el Hospital Cochabamba de 129 adolescentes embarazadas, 27 esperaban a su segundo hijo.

“Son cifras alarmantes y que deben preocupar”, asegura Juchani al indicar que existen casos mucho más alarmantes.

“Habían adolescentes con un cuarto y quinto embarazo, lo que significa que son adolescentes que han empezado una vida en pareja o una vida sexual tempranamente", añade la profesional.

Similar preocupación, expresa la responsable del Programa de Atención Integral de Adolescentes del Hospital Cochabamba, Magda Torrico, “es grave, arriesgan su salud y anulan su proyecto de vida”.

Aunque muchas adolescentes no han llegado a tener a sus hijos porque han interrumpido la gestación, Torrico indica que hay pacientes que se han embarazado hasta tres veces en un año.

“A pesar de sus experiencias de aborto, las muchachas nuevamente conciben”, explica al contar que en su labor como ginecóloga ha atendido pacientes embarazadas que apenas tenían 11 años.

Ambas profesionales afirman que este tipo de casos va en aumento en Cochabamba, hecho que debe preocupar a las autoridades y los padres de familia.



Saben de los métodos anticonceptivos pero no usan

El preservativo es uno de los anticonceptivos que está al alcance de los y las adolescentes, pero la mayoría prefiere no usarlo al momento de tener una relación sexual.

Lo mismo ocurre con otros métodos que son de conocimiento de los menores, pero que optan por obviarlos pensando que no embarazarán o quedarán embarazadas.

Un investigación realizada en el Maternológico Germán Urquidi muestra que del total de las adolescentes embarazadas, un 70 por ciento no utilizó ningún método de prevención.

Ana María, una menor de 15 años, confiesa que aunque ella quiso que su pareja usara preservativo, éste se negó hacerlo asegurando que “no es lo mismo con condón”.

“Presionada acepté tener relaciones no una, sino varias veces sin ningún método hasta que quedé embarazada”, manifiesta al relatar que hoy ya lleva cinco meses de gestación.

“Queremos que en su primera relación usen el condón, pero además buscamos que tengan un proyecto de vida. El embarazo no es un proyecto de vida porque no están preparadas ni física ni emocionalmente”, afirma la responsable del Programa de Atención de Calidad de Adolescentes del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Elizabeth Severich.

La profesional admite que pese a los esfuerzos que se han realizado en la aplicación del Plan Nacional de Atención a las y los Adolescentes, elaborado en 2008 para ser implementado de 2009 a 2013 y cuya meta era reducir del 22 al 15 por ciento el índice de embarazos en menores, la meta no pudo ser cumplida.

“Nosotros hemos trabajado en la difusión y prevención a través de los centros de salud, pese a ellos solo se logró reducir la incidencia al 18 por ciento ”, agrega.

Cuenta que en esa tarea han desarrollado diferentes actividades con estudiantes y maestros de distintos colegios, además de los padres de familia. Sin embargo, admite que todavía falta mucho por hacer para evitar que más adolescentes sean padres a corta edad.

“Mi suegra me ayudó luego de que me echaron de casa”

Roxana está a punto de cumplir 17 años y así como Juana ya es madre de dos pequeños, uno de dos meses y otro de dos años y medio.

Asegura que ser madre adolescente no es sencillo porque a temprana edad tuvo que asumir el papel de madre y esposa.

Entre sollozos relata que sus padres, unos agricultores que viven en Sipe Sipe, no aceptaron su embarazo cuando apenas tenía 14 años, pese a que su enamorado, Manuel de 18 años, pidió casarse con ella.

“Yo no quise abortar porque ya llevaba cinco meses a mi bebé en mi barriguita. Aunque mi mamá me dio de beber una hierbas, mi hijo se quedó y nació sanito”, indica mientras se seca las lágrimas al recordar aquel episodio.

Tras el rechazo, Roxana decidió fugarse junto a Manuel y con ayuda de la madre de su pareja pudo concluir su embarazo.

“Mi suegra me ayudó mucho, se portó como si fuera mi madre”, relata la menor al indicar que tiempo después de que naciera su primer hijo volvió a quedar embarazada.

Aunque tiene el apoyo de su pareja y de su suegra, reconoce que “por amor” dejó el colegio y la posibilidad de estudiar alguna carrera profesional como dos de sus hermanos, quienes en algunas ocasiones le echan en cara porque se concubinó siendo adolescente.

“Mi vida no ha sido ni es fácil, porque ahora debo trabajar ayudando en un restaurante para poder tener el suficiente dinero y solventar junto a mi pareja a mi familia”, agrega.

La adolescente madre cuenta también que poco o nada sus padres le hablaron sobre los métodos anticonceptivos y que solo aprendió algo sobre el tema cuando acudió al maternológico Germán Urquidi, donde la atendieron y dieron algunos cursos cuando quedó embarazada de su primer hijo.

FACTORES QUE INCIDEN Desde el punto de vista de la responsable del Programa de Atención Integral de Adolescentes del Hospital Cochabamba, Magda Torrico, existen dos factores que influyen en la concepción precoz. La primera es la mala administración de los métodos anticonceptivos y la segunda, la idiosincrasia cultural, “pues la mayoría de las adolescentes vienen de zonas periurbanas, de familias numerosas y de escasos recursos”.

Asimismo, explica que hay casos en los que ellas quieren embarazarse a sus 15 o 16 años. “Es una población que se concubina muy rápido y el varón quiere sí o sí tener familia. Entonces, viene el primer hijo y siendo adolescentes viene el segundo cuando están en convivencia”, añade al indicar que “quieren empezar pronto su vida familiar y esto tiene mucho de cultural, porque se dice que la mujer que no puede tener hijos es considerada un árbol seco y ellas también escuchan y afirman mi hijito está solito, mejor rápido me hago un torito”.

Por otra parte, la profesional en ginecología confirma que en la mayoría de los casos las madres de las menores brillan por su ausencia y son las suegras las que se hacen cargo del cuidado de las adolescentes.