A FONDO. DE MORALES A ÁÑEZ EN CINCO DÍAS
Últimas horas de Evo y las primeras de Jeanine al mando de Bolivia
El expresidente cambió su seguridad militar por la de los cocaleros, y su zona de confianza fue Lauca Ñ. La Presidenta por sucesión constitucional retomó la seguridad presidencial de la Policía.
Evo Morales Ayma, ahora expresidente, cambió la seguridad que tenía de uniformados militares por el resguardo de miles de cocaleros, entre el 9 y el 10 de noviembre.
En esos mismos días, Jeanine Áñez, ahora Presidenta por sucesión constitucional, evaluaba la situación en el país, cuestionaba al Gobierno, y no imaginaba que estaba a horas de ser la Primera Mandataria del país.
Los conflictos y enfrentamientos en Bolivia comenzaron después de las elecciones del 20 de octubre, cuando se detuvo la Transmisión e Resultados Electorales Preliminares (TREP) y luego se retomó exponiendo resultados favorables al Movimiento Al Socialismo (MAS) de Morales. Entonces, comenzó la convulsión. Los opositores y movimientos ciudadanos denunciaron fraude en los comicios. Las protestas fueron violentas y hubo choques entre partidarios del MAS y sus detractores, y también con la Policía. Hubo muertos.
Los dirigentes del MAS evitan dar detalles de las últimas horas de Morales en Bolivia. Sin embargo, fuentes de ese entorno revelaron algunos detalles.
4 Personas con Áñez
En los momentos de mayor tensión, por los conflictos, y horas antes de asumir como Presidenta de Bolivia, quienes acompañaban a Jeanine Áñez fueron Tomás Monasterio, Yerko Núñez, Arturo Murillo y Oscar Ortiz.
En medio de la convulsión, Morales encontró el mejor refugio y seguridad en el Trópico de Cochabamba, su bastión, principalmente en Lauca Ñ, una comunidad pequeña en el municipio de Shinahota. Ahí está la sede de la Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico, donde también funciona la Radio Kausachun Coca (RKC) de los cocaleros.
Al finalizar la tarde del viernes 8 de noviembre, comenzó el amotinamiento de la Policía. Áñez era entonces senadora con el cargo de segunda vicepresidenta de la Cámara Alta. Ese día publicó en Twitter: “Don Yuri!!! Se enteró??? (sic)”, refiriéndose al Comandante General de la Policía.
Hasta el sábado 9 ya se habían amotinado en unidades policiales de todo el país. Aquel día, Morales convocó, desde el hangar presidencial en El Alto, La Paz, a un diálogo abierto con los partidos políticos que obtuvieron asambleístas en las elecciones. Pero, los políticos opositores lo rechazaron.
Áñez publicó entonces en redes: “Pidiendo confrontación el “democrático”. Acabó con la paciencia del pueblo!!! (sic)”.
La madrugada siguiente, el 10 de noviembre, se conoció el informe preliminar de la auditoría de la Organización de estados Americanos (OEA) a las elecciones. Recomendaron nuevos comicios y con otro tribunal Supremo Electoral (TSE).
Tras hacerse público el informe, Áñez escribió: “No sé uds. pero pienso que si no haya habido tanto desastre en el país, tal vez el resultado no hubiera sido éste, que sin duda alguna para nosotros fue un fraude descarado! Sra. Choque (entonces Presienta del Tribunal Supremo Electoral) y banda, váyanse de una vez!!! (sic)”.
Poco después, aunque sin referirse al pronunciamiento de la OEA, Morales anunció, desde La Paz, que habría nuevas elecciones con nuevas autoridades electorales. Se mostró acompañado por una decena de dirigentes de distintas organizaciones sociales. “Al convocar a nuevas elecciones nacionales garantizamos que el pueblo de manera libre, democrática y pacífica, mediante el voto, elija a sus nuevas autoridades incorporando a los nuevos actores políticos”, escribió después en redes sociales.
Sin embargo, los ánimos de los movilizados no bajaron. Para ese día, los pedidos que en primera instancia eran que haya una segunda vuelta de elección, luego anulación de los comicios, habían cambiado a la exigencia de renuncia de Morales.
Áñez continuó manifestando su postura en Twitter. “Tenemos tanta desconfianza en este personaje, no es ninguna garantía lo que dice, puede cambiar de opinión, lo ha hecho muchas veces!!!”, sostuvo sobre el llamado a dialogar. Los problemas aumentaron e incluso provocaron incendios en domicilios de autoridades y amedrentamiento a sus familias, incluida la hermana de Evo. Mientras aquella jornada se daban renuncias escalonas de ministros, parlamentarios, alcaldes y otras autoridades en el país, entre la convulsión, Morales viajaba en el avión presidencial hasta el aeropuerto de Chimoré, en el Trópico.
Evo está en contacto con sus bases
El presidente departamental del MAS, Rimer Ágreda, informó que Morales se comunicó con sus bases el sábado 7 de diciembre, durante un ampliado. “Hemos podido escuchar su voz y su posición”. El dirigente de Transporte Libre del Trópico José Luis Flores dijo que hubo contacto incluso llamadas directas. "Yo fui quien trató de contactarse con él y brindarle todo el apoyo (...). La recomendación que nos da es trabajar y seguir con el proceso de cambio con más fuerza".
LA RENUNCIA
Antes de las cinco de la tarde del domingo 10 de noviembre, a través de Bolivia Tv, aparecieron en pantallas Evo Morales, Álvaro García (exvicepresidente) y Gabriela Montaño (exministra de Salud). Morales y García renunciaron a sus cargos de Presidente y Vicepresidente de Bolivia.
Fue desde el Trópico. Se armó una especie de set para hacer esa transmisión televisiva. Utilizaron una mesa larga con mantel celeste, sillas blancas de plástico y las banderas tricolor, la wiphala y la de Cochabamba.
Durante su mensaje, Morales responsabilizó al candidato a la Presidencia Carlos Mesa y al cívico cruceño Luis Fernando Camacho por los hechos de violencia.
“Yo dije una reunión que yo nunca voy a renunciar. Quiero que sepan mis hermanos y hermanas que estoy renunciando para qué Mesa y Camacho no sigan haciendo patear y quemar la casa de mis hermanos. Por eso hemos decidido renunciar a nuestros cargos”, aseveró.
Luego, además de García y Montaño, se quedó en el Trópico.
El excandidato a senador por la alianza Bolivia Dice No Tomás Monasterio informó que antes de la renuncia de Morales, Áñez estaba en Trinidad (Beni).
Según Página Siete, tras el anunció de Evo, el teléfono de Áñez no dejaba de sonar y cívicos y compañeros de partido hablaban con ella de la posibilidad de convertirla en presidenta del Estado. Ella se quebraba y lloraba, incluso ante cámaras.
Morales continuó en contacto a través de Twitter: “Renuncio para que Mesa y Camacho no sigan persiguiendo, secuestrando y maltratando a mis ministros, dirigentes sindicales y a sus familiares y para que no sigan perjudicando a comerciantes, gremiales, profesionales independientes y transportistas que tienen el derecho a trabajar”.
LA PROTECCIÓN EN EL TRÓPICO
Antes del mensaje de Morales transmitido por televisión, hubo reuniones importantes, privadas y solo con dirigencias. Morales estuvo en distintas zonas, como una forma de seguridad, que era garantizada por los cocaleros.
Cuando la convulsión aumentaba en diferentes lugares del país, también comenzaron las protestas de los productores de coca con bloqueo de caminos. No eran solo manifestaciones en contra de los opositores a Evo, sino la manera de resguardar las llegadas de Morales al Trópico. La Policía nacional ya había salido. Los afiliados a las federaciones de productores de coca se organizaron para mantener cerrada la carretera nueva que conecta a Cochabamba con Santa Cruz.
Esta forma de protección se extendió por cerca de 200 kilómetros en la vía interdepartamental, una longitud que atraviesa los poblados de Cristal Mayu, Villa Tunari, Shinahota (donde está Lauca Ñ), Senda III, Chimoré, Cezarzama, Mariposas, Ivirgarzama (en Puerto Villarroel), Valle Sacta, Izarsama, Manco Kapac, Entre Ríos, Río Blanco y Bulo Bulo hasta el puente Ichilo.
Un primer punto fortalecido era el de Cristal Mayu, a unos 130 kilómetros de la ciudad de Cochabamba. De acuerdo con las versiones de los dirigentes, "era imposible pasar" al Trópico sin ser identificado. Cristal Mayu era el ingreso principal por el lado de Cochabamba. Por el otro sector estaba Yapacaní en Santa Cruz.
Dentro del área cercada también había puntos con mayor resguardo que otros, como Lauca Ñ. Ahí se formaron como anillos de seguridad. Morales tuvo reuniones en esta localidad. Era una ubicación segura. Sabían que nadie iba a atreverse a ingresar hasta la zona. Ahí se encontró con “la plana mayor”, conformada por los principales miembros de la directiva de las seis federaciones, alcaldes del Trópico y otros dirigentes, no más de 20 personas.
Inicialmente hubo dos posturas, unos le decían a Evo que se quede, porque tenía garantizada su seguridad en el Trópico. Otros le sugirieron que salga de Bolivia. Y él decidió irse, según sus seguidores, “cuidando que no haya más muertos en el conflicto”.
También había protección en Chimoré, con “cualquier cantidad de gente” en el aeropuerto durante los momentos que consideraban necesarios. Los cocaleros protegieron el área, porque Evo llegaba ahí vía aérea. Su última llegada fue el 10 de noviembre, antes de presentar su renuncia.
TRAS LA RENUNCIA
El 11 de noviembre, Áñez todavía era la segunda vicepresidenta del Senado. Tras la renuncia y ausencia de las autoridades, a quienes les correspondía la silla presidencial, ella tendría que asumir la presidencia del Senado y, luego, la de Bolivia.
Era necesario instalar la sesión de la Cámara Alta, para lo cual Áñez debía llegar a La Paz.
Monasterio detalló que ella viajó de Trinidad a Santa Cruz. Ahí se encontraron y, en vuelo comercial, fueron juntos hasta La Paz. “Ella tenía mucho temor por su familia, su prioridad era su familia”.
Recordó que al llegar al aeropuerto de El Alto, había gente movilizada. “Estaban todos los movimientos violentos. Se han identificado incluso a sectores con instrucciones terroristas alterando en El Alto”.
Por seguridad, fueron trasladados en un helicóptero hacia una base militar. Entonces Monasterio público un video. “Todo bien, Gracias a Dios, estamos logrando salir de El Alto”, dijo.
Escribió en redes sociales. “Se activó el operativo militar que resguarda nuestra seguridad, estoy con Jeanine y Oscar (Ortiz) rumbo a La Paz, para sesionar y formalizar la salida del Ex-Presiente Morales y la entrada del Gobierno de Transición. ¡Ya se van!”.
Desde la base militar, salieron rumbo a la Plaza Murillo. “Luego fuimos evacuados, porque había una movilización desde El Alto (…). Cuando nos evacuaron de Plaza Murillo ha sido un momento muy, complicado muy difícil”, reconoció Monasterio.
Dijo que no estuvieron en la clandestinidad, pero sí resguardados durante casi 24 horas. Evitó detallar dónde, acotó que fueron a “muchos lugares”.
Entretanto, Morales estuvo protegido y seguro en su bastión, el Trópico. Pasó sus últimas horas ahí, antes de irse del país.
El 12 de noviembre publicó, junto a una fotografía: “Así fue mi primera noche después de dejar la presidencia forzado por el golpe de Mesa y Camacho con ayuda de la Policía. Así recordé tiempos de dirigente. Muy agradecido con mis hermanos de las federaciones del Trópico de Cochabamba por brindarnos seguridad y cuidado”.
En la imagen, Morales está recostado sobre una frazada tendida en el suelo de cerámica de un ambiente cerrado. Utiliza una sábana sujetada a la ventana como un mosquitero. De fondo, sobre una mesa situada en una esquina hay una antigua máquina de costura.
Alrededor de ese ambiente había gente cuidando el espacio, como una muestra de lealtad al líder del MAS.
Álvaro García y Gabriela Montaño también estaban en el Trópico, pero en otros lugares, también por seguridad.
Compromiso
“Había un compromiso con el país, un con Bolivia, que hizo que ella (Áñez) tenga fuerzas”. Tomás Monasterio
LA POSESIÓN, LA DESPEDIDA
El 12 de noviembre, en La Paz, Áñez llegó a la sesión. En ausencia de los parlamentarios del MAS, que son la mayoría, asumió la presidencia del Senado y, después, de Bolivia.
Monasterio escribió que la salida de Plaza Murillo el día anterior y las horas previas a que Áñez se convierta en Presidenta fueron los momentos de mayor tensión. “Había un compromiso con el país, un compromiso con Bolivia, que hizo que ella tenga fuerzas”.
Quienes le acompañaron, su entorno más cercano, fueron Monasterio, Yerko Núñez, Arturo Murillo y Oscar Ortiz.
Ya como Presidenta, con banda y medalla, además de una biblia en la mano, salió al balcón del Palacio de Gobierno, acompañada de sus hijos y también del cívico potosino Marco Pumari y el crucero Luis Fernando Camacho.
Ese acto incluyó un minuto de silencio por las personas que habían muerto en los conflictos, denominados “mártires de la democracia”, y la entonación el himno nacional.
En su primer discurso, Áñez expresó: “Dios bendiga Bolivia, que nos dé fortaleza (...). Bolivia merece vivir en democracia y que nunca más se robe el voto (…). Esta biblia es muy significativa para nosotros. Nuestra fuerza es Dios, el poder es Dios”.
Mientras, esa misma noche, Morales, García y Montaño fueron al aeropuerto de Chimoré para partir rumbo al país mexicano. Fueron escoltados solo por una comitiva de dirigentes, que se conformó en una reunión. No eran los ejecutivos, porque ellos tenían otras tareas, como la coordinación de las vigilias de los productores de la hoja de coca. Evo se despidió de sus dirigentes en otro lado.
Evo con una polera celeste, García con una camisa blanca remangada y ambos con los rostros entristecidos avanzaron en medio de apretones de mano y abrazos, con el fondo de las luces de la terminal aérea, en la pista. Los dirigentes le decían “jefe” a Morales. “Va a volver, va a volver”, le decía uno mientras le daba un abrazo de despedida.
García exponía un pedazo de tierra en las manos. Tenía los ojos rojos. “Tierrita nos llevaremos en el corazón (…). Me llevo la tierra de mi patria”, expresó a punto de llorar.
“Fuerza, fuerza. No están solos, compañeros”, se oía otra voz.
También se escucharon los sollozos de quienes acompañaban a los ahora exmandatarios y de fondo el zumbido de un avión.
Aquella noche, Evo publicó: “Hermanas y hermanos, parto rumbo a México, agradecido por el desprendimiento del gobierno de ese pueblo hermano que nos brindó asilo para cuidar nuestra vida. Me duele abandonar el país por razones políticas, pero siempre estaré pendiente. Pronto volveré con más fuerza y energía”.
Los cocaleros le expresaron lealtad con su resguardo y continúan haciéndolo con su apoyo.
Apuntes
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Durante la presentación de su renuncia a la Presidencia, Morales dijo que “la lucha no termina” y que como primer Presidente indígena tiene la obligación de pacificar Bolivia. Concluyó entonces su mensaje manifestando: “Aquí no termina la vida, la lucha sigue”.
Transición
El gobierno de Jeanine Áñez es transitorio y su principal misión es convocar a nuevas elecciones, para elegir Presidente, Vicepresidente y asambleístas nacionales para gobernar durante la gestión 2020 - 2025.
La Presidenta
Jeanine Áñez nació en Beni el 13 de agosto de 1967. Tiene 52 años y dos hijos, una mujer de 29 años y un hombre de 24. Inició su etapa escolar en 1972 hasta culminar con el bachillerato en 1984. En 1991 se tituló como abogada. Trabajó como presentadora y directora del canal Totalvisión del Beni. Está inmersa en la política hace más de 10 años. Comenzó en 2006 como asambleísta constituyente para la redacción de la nueva Constitución Política del Estado. También, fue miembro de la Comisión de Organización y Estructura para el nuevo Estado, desarrollándose como abogada en el poder judicial. Este primer periodo concluyó en 2008.
A partir de 2009, fue electa como senadora de Beni por el partido Plan Progreso de Bolivia-Convergencia Nacional. Antes de llegar a la Presidencia de Bolivia, fue miembro del Movimiento Demócrata Social (Demócratas), que le permitió ser legisladora desde 2015.
Los policías y los militares en el Gobierno nacional
Cuando empezó el amotinamiento de la Policía el viernes 8 de noviembre, los policías que trabajaban en la región del Trópico, se fueron de la zona. A la llegada de Evo Morales para ofrecer su renuncia, los agentes policiales ya no estaban.
Morales cuestionó la actuación de los policías en el país, los mencionó en su renuncia y publicó el tema el 11 de noviembre: “Después del primer día del golpe cívico-político-policial, la policía amotinada reprime con bala para provocar muertos y heridos en El Alto. Mi solidaridad con esas víctimas inocentes, entre ellas una niña, y el heroico pueblo alteño, defensor de la democracia”.
Con la llegada de Jeanine Áñez, los policias volvieron a ser la seguridad presidencial.
Morales tenía a militares como guardia presidencial. Su último contacto con los efectivos de las Fuerzas Armadas (FFAA) fue el 10 de noviembre en Chimoré, cuando llegó en el avión presidencial desde La Paz, antes de renunciar.
Como solía hacer siempre que llegaba a esa región de Cochabamba, se despidió de ellos, pero en esa ocasión fue una despedida oficial.
Tras la renuncia, los pilotos se fueron en el avión, y tampoco hubo más contacto con el edecán y los demás militares.
Esa jornada, el entonces comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kalimán, sugirió la renuncia de Morales.
Dos días después, al salir del país, Evo escribió: “Para un presidente indígena que representa al pueblo humilde, la Policía se amotina y da golpe mientras las FFAA piden su renuncia. Para políticos neoliberales que ostentan poder económico, Policía y FFAA reprimen al pueblo que defiende la democracia con justicia, paz e igualdad”.
La Presidenta posesionó el 13 de noviembre al Alto Mando Militar y designó al general del Ejército Sergio Orellana como el nuevo Comandante en Jefe de las FFAA en lugar de Kalimán.
El mismo día, los militares dejaron de ser la seguridad presidencial, como lo fueron para Morales, y entregaron la residencia a la Policía.
En medio de los cambios y la convulsión en el país, la intervención militar agudizó los enfrentamientos. Hubo muertos y heridos en diferentes lugares del país.
El Gobierno nacional emitió el Decreto Supremo 4078, en el que exime de responsabilidad penal a las Fuerzas Armadas que participen en los operativos para el restablecimiento del orden interno y estabilidad pública cuando “en cumplimiento de sus funciones constitucionales actúen en legítima defensa o estado de necesidad en observancia de los principios de legalidad, absoluta necesidad y proporcionalidad”.
El 27 de noviembre, las FFAA reconocieron a Áñez como Capitán General en un acto realizado en el Colegio Militar del Ejército en La Paz.