Obligadas a parir y criar al hijo que engendraron con quien las violó
Ana, de 12 años, fue conminada a dar a luz a un hijo que procreó con su agresor sexual. Cuando estaba en la que debió ser la mejor etapa de su vida, su niñez, fue el blanco de un hombre que solo quería satisfacer sus instintos sexuales, con quien fuera y a como diera lugar. La violó y embarazó
Romper el silencio fue doloroso para Ana, pero lo hizo cuando bordeaba el sexto mes de gestación. Buscó ayuda junto a su madre. Recorrieron la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), de Cochabamba, la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de Tiquipaya y el Centro de Salud Chapisirca, que está en el mismo municipio
La menor de edad no quería tener al bebé, pero en ninguno de esos tres lugares le informaron que, con base en la Sentencia Constitucional 206/2014, ella podía interrumpir su embarazo legalmente.
Como el aborto nunca fue una posibilidad que se puso al alcance de Ana, consideraron en entregar a otra familia al bebé cuyo padre era su agresor sexual, pero esta segunda alternativa también fue frenada por personal de salud de Chapisirca. Según un informe de la Defensoría del Pueblo, hubo “influencia” de funcionarios del Hospital “para que (la niña) desista de dar en adopción al recién nacido”.
La condenaron a concebir y criar a un hijo cuyo padre era quien la sometió sexualmente durante mucho tiempo.
DATOS
Este mes, la Defensoría del Pueblo denunció a la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de Chapisirca y al Centro de Salud Chapisirca, del Hospital Tiquipaya, por privar a Ana de someterse a una interrupción legal de su embarazo
El personal de esos establecimientos incurrió en los delitos de incumplimiento de deberes, desobediencia a resoluciones en acciones de defensa, inconstitucionalidad y encubrimiento de violación
“Al permitir la continuidad del embarazo, se puso en peligro la salud e integridad física de la niña de 12 años, sometiéndola a un sufrimiento físico y moral de forma injustificada, en inobservancia de la sentencia”, ese fue el manifiesto de la Defensoría del Pueblo respecto a este caso.
Acotó que “la víctima, por su condición de niña, no se encontraba preparada para asumir el rol de madre por consecuencia de una violación, incidiendo en tal sentido en el desarrollo integral de la misma, dejando de lado todo proyecto de vida que la misma asumiría al momento de ser mayor de edad”
La abogada de la Fundación Una Brisa de Esperanza (FUBE) Verónica Roque explicó que la Sentencia Constitucional 206/2014 no especifica hasta qué mes de gestación una menor de edad violada y embarazada puede someterse a un aborto, pero, por recomendaciones de ginecólogos, lo aconsejable es, como máximo, hasta el tercer mes de embarazo. En adelante, dijo que se compromete la vida del bebé y de la madre
El año pasado, solo 223 niñas menores de 14 años que fueron violadas y embarazadas por su agresores sexuales accedieron a interrupciones legales de sus estados de gestación en Bolivia. Pero, en total, había 2.921 embarazadas menores de 15 años de edad en el país. Es decir, las víctimas que acceden a este beneficio son pocas
170 de las niñas que abortaron en 2018 tenían 14 años de edad, 27 eran de 13 años, 24 de 12 años, una de 11 y otra de 10.
DETALLES
La coordinadora de la FUBE, María del Carmen Arispe, dijo que cada caso de una menor de edad violada y embarazada es diferente a otro, aunque todos tienen un fondo de violencia
Contó que hay menores que deciden tener el hijo que engendraron con sus agresores sexuales y, cuando nacen, ven en esos bebés a su “fuerza” para salir adelante
Otras prefieren proceder con un aborto o dar en adopción a las criaturas.
RECOMENDACIONES
Arispe recomendó a los adultos que crean a los niños, niñas y adolescentes cuando les cuentan algo. "A veces el dudar de ellos, hace que entren en un silencio mayor. No debemos de pensar que están mintiendo o están inventando"
También instó a respetar las decisiones de los niños cuando, por ejemplo, no quieren ir a ciertos lugares o "no quieren besar a una persona". Además, de estar atentos a sus conductas, porque muchos de los menores de edad que son víctimas de violencia sexual no pueden expresar verbalmente lo que les sucede.