Más de la mitad de feminicidios en el mundo se produce en América
Latinoamérica registra las tasas más altas de feminicidios en el mundo, una región que es señalada por ser "tolerante" ante la violencia contra las mujeres y niñas, con ausencia de estadísticas oficiales y políticas que llevan a que los pocos casos que son denunciados queden en la impunidad.
Recientemente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló que en promedio 12 mujeres son víctimas de feminicidio a diario en la región, una cifra tan alarmante que en 12 años, de continuar la media, las mujeres asesinadas pueden sumar alrededor de 54.000, la población total de un país como San Cristóbal y Nieves.
De los 25 países más violentos en el mundo, 14 se encuentran en América Latina.
Adriana Quiñones, asesora en América Latina y el Caribe para la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas de la Organización de Naciones Unidas (ONU), dijo a EFE que estas estadísticas muestran que "hay una tolerancia a la violencia generada contra las mujeres".
Aunque las cifras no reflejan por completo la realidad, dan un indicio de las fallas de los gobiernos para detener los feminicidios, explicó Quiñones.
"Los datos que recolectamos en cada país son diferentes porque hay muchísimos prejuicios, se habla de crímenes pasionales, no se investiga, hay gran impunidad y en la realidad no contamos con cifras oficiales", aseguró.
CAUSAS
La dependencia económica y las uniones tempranas son las principales causas para que las mujeres caigan en situaciones de violencia y muchas de ellas no terminan "sus estudios y comienzan su vida reproductiva a edad muy temprana", advirtió.
Brasil, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene la quinta mayor tasa de feminicidios del mundo, con 4.8 casos por cada 100.000 mujeres.
Argentina tiene una media de uno cada 30 horas. Además, el 97 por ciento de las argentinas admite haber sufrido acoso en espacios públicos y privados.
Quiñones señaló que los Gobiernos no están poniendo los recursos suficientes para eliminar la violencia, "hay leyes supremamente buenas y avanzadas en la región pero no son implementadas porque cuando las mujeres van a esos servicios no está el equipamiento".
Y es que el feminicidio, como lo define la oficina de ONU Mujeres, suele ser la última etapa de una cadena de violencia.
En muchos casos, explica Quiñones, "es cuando las mujeres van a dejar una relación abusiva o van a empezar una con otra pareja, cuando terminan asesinadas".
En Chile, el Gobierno tramita un proyecto de ley que amplía el delito de feminicidio a las parejas que no estén casadas.
La falta de denuncia en las primeras etapas de violencia se da, según Quiñones, por factores como el miedo y la mala atención.
"Si las mujeres van a pedir apoyo, pero se encuentran con servidores públicos que no las escuchan, las revictimizan, ellas no van a denunciar", alertó.
Pese a que existen leyes penales contra esta práctica los casos no descienden. La legislación boliviana castiga hasta con 30 años de prisión a los maltratadores, sin embargo, en lo que va de año ya son 94 los asesinatos.
En Paraguay se aprobó en el Parlamento la Ley de Protección Integral Contra la Violencia hacia las Mujeres.
"Lo primero es entender los derechos humanos de las mujeres", indicó Quiñones y aseguró que los países deben posicionarlos como una agenda de Estado, que lleve a mayor participación política, económica, de desarrollo personal y generar condiciones de igualdad.
Unicef dice que el continente
debe acabar con la impunidad
Sin el reforzamiento de la Justicia será muy difícil acabar con la impunidad de los feminicidios y el maltrato a las mujeres en América Latina, dijo en entrevista con EFE la directora regional para Latinoamérica y el Caribe de Unicef, María Cristina Perceval.
Perceval es una de las voces implicadas en el programa Spotlight de la Unión Europea (UE) y las Naciones Unidas (ONU), que dotado con 500 millones de dólares pretende eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres en todo el mundo y en especial en Latinoamérica, por la gravedad de los feminicidios.
En América Latina se encuentran 14 de los 25 países con mayor número de feminicidios del mundo y en 2016 solo en México se reportaron 2.813 casos, una cifra que ha ido creciendo anualmente.
El programa se implementará en Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras y México.
"En México hay nueve feminicidios al día y el programa Spotlight será el foco reflector hacia estos feminicidios para prevenirlos y eliminarlos", explicó Perceval a EFE.
"El feminicidio no es solo un problema de seguridad sino de derechos humanos y atraviesa todos los sectores y como tal hay que tratarlo e intervenir. Y Spotlight así lo define y busca corregir los sistemas de salud, de policía, de justicia y de educación", señaló Perceval.
La representante de Unicef consideró que la problemática se debe tratar como un "ciclo de vida" entero. "Desde que nace una niña, comienza el ciclo de violencia y sigue y se acumula en casa, en la escuela y en el trabajo. La mayor parte de los trabajos precarios los hacen mujeres", indicó. Añadió que Latinoamérica y el Caribe tienen la tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo, solo por debajo del África subsahariana.
"En la región hay un elevado número de adolescentes que se casan con hombres adultos, empujadas por la familia y la pobreza. Se necesita un cambio social, cultural y mental para cambiar este ciclo vicioso", afirmó Perceval.
La experta agregó que este cambio es el más difícil de conseguir aunque sea el objetivo de Spotlight.
"No podemos imponernos, pero sí empujar a la revisión de usos y costumbres y prácticas que de tan extendidas se han convertido en cotidianas como son la naturalización de la violencia. La normalidad de que a un niño se le puede pegar, a las niñas violar y a la mujer matar porque es un objeto de mi pertenencia", señaló.
La experta recordó que un 40 por ciento de las mujeres mexicanas víctimas de la violencia reconoció haber golpeado a sus hijos.
En su opinión, hay que trabajar los estereotipos en la escuela para que niños y niñas aprendan a convivir en un ambiente respetuoso, seguro y libre para todos.
"Si esto no se implementa, el pasaporte a la violencia, el maltrato y la violación está asegurado", apuntó.
El programa en México tendrá una duración de cuatro años y será implementado por agencias de la ONU, que trabajarán en coordinación con el Gobierno mexicano y los gobiernos estatales y municipales y organizaciones de la sociedad civil.
Está dotado con 10 millones de dólares y el objetivo es recaudar cuatro millones más entre las agencias, el sector privado y el Gobierno de México.