Lourdez, de encargada a dueña de panadería
Lourdez Gonzáles, de 53 años, escribió su historia a base de esfuerzo, sudor y lágrimas. Su vida no fue una taza de leche. Llegó hace 18 años a Estados Unidos. En sus planes estaba quedarse dos años para ganar dinero y pagar sus deudas, pero, la tierra del Tío Sam la atrapó.
Desde pequeña tenía habilidades para todo. Estudió desde peluquería hasta auxiliar de Contabilidad, carrera que le abrió las puertas de una panadería en Lincoln (Nebraska).
Como la mayoría de inmigrantes llegó a Miami, luego, pasó a vivir en Virginia, pero, se dió cuenta de que ahí no podría avanzar mucho y se mudó a la ciudad donde, actualmente, vive y tiene su negocio.
“Por una casualidad de la vida entré a trabajar como administradora de una panadería que era de un boliviano”, dijo la madre de tres hijos.
Fue su hermano, quien está con ella en el negocio, el que la recomendó. Desde ese día su vida dio un giro de 360 grados. En poco tiempo “puso al día el negocio”, lo que llamó la atención del propietario, quien, dos años después, le vendió la panadería a la emprendedora.
Lourdez conocía todo el movimiento, por eso, no le fue difícil mantener a la clientela e innovar los productos que ofrecían.
“Inicialmente solo hacíamos pan mexicano y otro tipo de masitas. Pero, un día decidí preparar salteñas y ofrecerlas a mis clientes, la mayoría son norteamericanos”.
La inmigrante había intentado infinidad de veces preparar salteñas en Cochabamba, pero nunca le salían bien. Es más, para perfeccionar la técnica tomó un curso con un experto, pero ni así logró su objetivo.
Pese a esas limitaciones, pero con la firme idea de ampliar la oferta de productos, decidió intentar la elaboración. “Me quedé sorprendida cuando al primer ensayo me quedó perfecta”. Ahora, su objetivo es lograr que los paladares “gringos” las acepten. Ya tiene algunos clientes, como un vietnamita que todos los días pasa por la panadería para degustar la salteña.
A diferencia de lo que sucede en Cochabamba, en Lincoln los comensales hacen pedidos a cualquier hora del día, incluso, a altas horas de la noche.
Lourdez no tiene planificado volver a la Llajta, pese a que extraña la tierra como todos los que un día la dejaron para buscar una vida mejor.
Pese a la distancia una de sus hijas, Fernanda Delgado Gonzáles, se encarga de marquetear su panadería en las redes y diseña los uniformes para el personal que es confeccionado en Cochabamba.
Seis empleadas
Lourdez da empleo a seis mujeres bolivianas, mexicanas y salvadoreñas. El negocio atiende de 6:00 a 21:00 horas.