A FONDO. ESTUDIANTES CON INTELIGENCIA SUPERIOR
André leía a los tres años y es autodidacta en idiomas
Los niños superdotados suelen hablar o caminar rápido. Los padres de familia resaltan la estimulación y un ambiente armonioso para su desarrollo.
Al año de edad hablaba perfectamente. A los tres años leía. Ahora, tiene nueve años, ya saltó un curso; está en quinto de primaria. André Leguizamón Ovando se destaca en las materias regulares del colegio y, además es un apasionado de la pintura.
André está sentado al lado de su madre, Cristina Ovando, durante el inicio de un acto en el que debe demostrará sus habilidades concluyendo la pintura de un cuadro “en vivo” ante un auditorio de talentos extraordinarios, como se denomina a los superdotados o personas con altas capacidades en Bolivia. Lo llaman y él espera como la autorización de su mamá para acercarse al lienzo listo para que su pequeñas manos tomen un pincel que empiecen a escarbar en la tela con un azul intenso en los ojos de una cebra. Parece tímido, pero al acomodarse frente a la pintura es como si respirara más tranquilo. Ya no gira la mirada, toma el pincel y las pinturas que llevó en un recipiente y trabaja concentrado.
Mientras él pinta, otros niños y adolescentes exponen otras habilidades, declaman en quechua, cantan, danzan y tocan el piano. Todos ellos tienen inteligencia superior a las personas de su edad.
Los padres de familia detectan peculiaridades de los pequeños cuando son superdotados y destacan la importancia de la estimulación.
Ovando recuerda que su hijo ya sabía el abecedario al año y seis meses. “A los dos años ya empezó a leer por sí solo y posteriormente a sumar y a hacer ejercicios”.
Decidieron llevarlo al kinder cuando tenía tres años. “Pero, él no quiso asistir más, porque la maestra le daba de tarea puntitos y ramitas y él ya estaba leyendo”.
A esa edad, fue él mismo quien habló con la directora, llevó libros de su hermano y demostró que sabía leer.
André se sometió a una serie de pruebas complejas, determinadas por el Ministerio. “Al tiempo tuvimos la posibilidad de que salte. Siguió los cursos y después tuvimos que hacer los trámites legales para que pueda reconocerse su avance en otro nivel”.
Cuando se mide el coeficiente intelectual de estas personas y se detecta que tienen inteligencia superior, deben ser sometidas a exámenes para permitirles el salto de cursos en las unidades educativas. Las pruebas son de todas las materias, incluidas las técnicas.
André solo saltó un curso. Su mamá explica que prefieren no acelerarse. “Nos surgieron que no nos cerremos a una nueva posibilidad de salto. Nos comunicaron que realmente tiene muchísimo potencial para seguir creciendo. Pero, nosotros, como padres conservadores hemos querido ir con calma. Da miedo también”.
Al margen de lo académico, desarrolla habilidades en pintura. Además, es campeón en natación, participó en siete campeonatos. También juega ajedrez.
Una de las actividades recientes por las que se decidió es aprender el idioma inglés, y lo hace de manera autodidacta. “Me parece que la maestra del colegio tiene muy buena base. Él también baja programas de internet y, así de repente, empieza a hablarnos (en inglés)”.
Destaca que su capacidad no tienen límites y que solo por falta de tiempo no se dedica a otras actividades.
Este pequeño con altas capacidades se relaciona bien con los niños de su entorno. Sin embargo, su madre reconoce que tiene mejor relación con personas mayores y que observa las conductas que él considera inadecuadas. “Tiene un hermano de 16 años y está ahí con los amigos del hermano, pero sí tiene sus compañeritos también con los que juega, se entiende y se adapta muy bien”.
Existen casos similares, como el de Giselle Villarroel Delfín. Tiene ocho años y saltó una vez de curso. Le gustan las matemáticas y la materia de lenguaje. Su mamá, Judith Delfín, dice que desde niña demostró facilidad en el aprendizaje. “Caminó rápidamente. Entró a un taller inicial y eso le adaptó al colegio, aprendió a leer con facilidad”.
Los padres de Giselle aseguran que si ella busca saltar más cursos, apoyarán su decisión.
ESTIMULACIÓN
Ovando resalta que la estimulación desde pequeños coadyuva en el desarrollo de los niños superdotados.
Yenny Cladera,quien es madre de dos personas con inteligencia superior, asegura que la estimulación permite desarrollar las capacidades con las que ya nacen estos niños.
Además, Lilian Lima, una mamá representante del distrito escolar de Sacaba, enfatizó que el avance que puedan tener los niños también depende del entorno familiar. Su hijo tiene 10 años y saltó de curso dos veces de manera consecutiva. “Es una experiencia bonita, pero no es algo tan fácil. El talento está en ellos , y como papás tenemos que estar con ellos en todo momento (…). Es también importante que nuestros niños tengan un hogar, una familia estable, que tengan amor”.