CARPINTERAS
Carpinteras echan mano de ahorros y suman deudas durante la cuarentena
Mariel Villca no tiene más opción que acudir a sus ahorros para utilizarlos en las necesidades básicas de su familia. Ella es carpintera y su taller tuvo que para por la cuarentena del coronavirus. Ella es mamá de tres hijos.
Ludgarda Muriel, quién también trabaja en el área de la carpintería, dijo que piensa utilizar dinero destinado a otro fin para adelantar pagos a sus trabajadores, aunque esto represente deudas. De ella dependen laboralmente cuatro personas.
Ante las restricciones debido a la pandemia, ir a comprar material para trabajar es imposible. Nada se puede hacer para darle actividad a los talleres.
Uno de los trabajos realizados en el taller de Ludgarda Muriel. CARPINTEROS
NI UNA LLAMADA
Villca no recibió ni una llamada de sus clientes desde que empezó la cuarentena.
Su taller está instalado al fondo del garaje en la misma casa en la que vive, en Amancayas, Sacaba.
Ella dice que "nació en una carpintería". Es técnico superior en mecánica industrial. Trabajó antes en una empresa de electricidad. Sin embargo, dejó aquel empleo por sus hijos e instaló, hace 25 años, su propio taller de carpintería. "Es un pequeño taller".
Además de la obligación de mantener a su familia, las deudas también le preocupan.
Al recorrer la casa, ella señala un vehículo negro estacionado delante del taller. "Para eso, pues, he sacado préstamos (sonríe). Pero, es mi mano derecha, porque ahí llevo mi material".
Por ahora, no hay ingresos económicos en su familia. Lo que guardó de dinero, se utiliza en esta época para lo básico.
"Los ahorros se están yendo de a poco, tampoco es mucho (...). El banco, más bien, nos ha dado esa facilidad de esperar. Pero, nos van a presionar cuando pase todo esto, porque igual vamos a tener que pagar todo. Aparte (está) la preocupación de dónde voy a sacar para los chicos, que están estudiando".
La cuarentena la tomó desprevenida. No tiene otro trabajo. El taller es el sustento de su familia. "Hago trabajos a pedido. Eso implica tiempo de cotizaciones, material. En ese aspecto, me ha perjudicado bastante, porque no he podido realizar la compra del material".
En la actualidad, hace trabajos con el poco fierro y madera que le quedó en el taller; pero, en realidad, ya no queda casi nada. Tiene hechas una cama, un ropero y sillas.
"Por ahora, he hablado con algunos vecinos, pero en este tiempo nadie quiere (muebles), nadie".
Antes de determinarse la cuarentena tenía tres pedidos, que quedaron pospuestos. "Los clientes pueden esperar su pedido, pero yo vivo del trabajo", lamentó Villca.
En lo poco que podía hacer, se topó hasta con la especulación de precios.
"La gente no ayuda (...). Yo compraba un metro de lija en cinco bolivianos. El otro día, apenas encontré y me vendieron en 10. Es un perjuicio grande, porque yo presupuesto un trabajo con cinco bolivianos y tengo que reponer los otros cinco del bolsillo".
Su principal actividad es la carpintería, pero ella también es cerrajera, electricista y plomera. Pero, en ninguna de esas áreas tiene trabajo. "Estoy totalmente en receso".
Mariel Villca señala el material con el que trabaja en su taller de carpintería. MELISSA REVOLLO
CINCO SIN TRABAJO
Muriel emplea a cuatro personas. Así que ahora, son cinco personas sin trabajo.
Ella trabaja en el ´parea de la carpintería desde hace años, y hace dos años tiene su propio taller de restauración y habilitación de muebles.
Le preocupan sus trabajadores.
En el taller hay muebles a la espera de trabajos. Todo está lleno de polvo, por la inactividad. Tienen ocho pedidos pendientes.
"Es un poco duro, más que todo por los empleados; con ellos hacemos pequeños contratos, yo tampoco sé de dónde sacar el dinero", dijo Muriel.
Los clientes les encargaron trabajo, pero no se puede avanzar, y también perdieron contacto con ellos. "A ellos tampoco les está interesando recoger los muebles, y es justificable".
Dos de sus trabajadores le explicaron que ya no tenían dinero y ella decidió darles 300 bolivianos, "que, obviamente, no dura", como un pago adelantado.
Los pagos se realizaban cada semana. Pero, el coronavirus frenó todo, y no tiene otra actividad económica.
"Ahora somos cinco sin trabajo".
Muriel reconoció que es necesario cumplir las reglas establecidas ante la emergencia mundial de salud. Con las restricciones, no es posible desarrollar las actividades en su taller. "Lo mío es transporte, estar afuera, comprar material, tener a la gente trabajando, y no hay nada de eso. Si los de afuera no caminan, yo tampoco".
La pandemia se sumó a algunos problemas por los que ya atravesaba este rubro, debido al ingreso de muebles chinos y brasileños a un precio mucho menor.
La situación no tiene una salida próxima. Muriel dijo que una alternativa será utilizar el dinero que tenía destinado a otro proyecto para disponerlo para algunos pagos a sus trabajadores. "Tal vez, en esta semana, me voy a comunicar con ellos para darles otra cantidad de dinero, aunque con deuda, al final la deuda se paga".
También tiene deudas con el banco. Sin embargo, expresó optimismo. "Hay que meterle duro y tener fe. Uno se levanta, ¿qué podemos hacer?".