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Simona Josefa Manzaneda

Simona Josefa Manzaneda



Nació en la población de Mecapaca, distrito de La Paz, el 28 de octubre de 1770, hija natural de Josefa Manzaneda, se casó con Pablo Gonzales de cuyo matrimonio tuvo un hijo llamado José María. De oficio bordadora de jubones (confeccionaba chaquetillas para fiestas), su trabajo le proporcionaba una ganancia como para pasar la vida. Quedó viuda y no volvió a casarse, se dedicó a la insurrección durante la independencia. Esta mujer de estrato del pueblo, resultó una gran líder, dirigía la fábrica de municiones y preparaba los cuadros de lucha por la libertad, adiestrando y adoctrinando a los artesanos y campesinos. Los sitios de operaciones, eran las solariegas casas de Doña Vicenta Juariste Eguino, los pliegues de su pollera eran el ánfora segura para ocultar la correspondencia revolucionaria que debía ser entregada en su destino.

El 16 de julio de 1809, cuando estalló la revolución encabezada por Murillo, capitaneó a los diferentes grupos de patriotas y luego con Graneros, su hijo y varios patriotas, tomó el Cuartel de Veteranos de donde sacaron armas para ser distribuidas entre la gente del pueblo. Los nueve meses que Murillo organizó el gobierno, ella estuvo al lado de los patriotas. Pero otra vez en diciembre de 1809, se volvió a oír el tremendo estampido de los cañones cuando Goyeneche entraba con el Ejército realista a La Paz; en esta oportunidad, los patriotas presentaron combate, tanto por el número y como calidad de armas fueron vencidos por lucha desigual, al producirse la retirada, ella puso al alcance de los realistas peras verdes para que comieran las que produjeron el efecto deseado; para que los revolucionarios tuvieran coraje, elaboraba chicha con pólvora.

Cuando los patriotas fueron capturados por las tropas de Goyeneche, ella logró escapar hacia Río Abajo y se asiló en medio de sus familiares, librándose de esta manera de ser ejecutada junto con Murillo.

En 1811, hace una nueva aparición en el escenario de la lucha con motivo de la llegada del Ejército auxiliar argentino. En 1814 durante el ataque de Muñecas y Pinelo a La Paz, ella organiza grupos de patriotas que posesionados en el centro de la ciudad, coadyuvaron en el triunfo de las armas patriotas contra el tirano Valde Hoyos. En la mañana del 28 de septiembre del mismo año, cuando la pólvora estalló en el cuartel y mató al Ejército patriota, ella estuvo en los sucesos del Cabildo, cuando a Valde Hoyos lo sacaron de ese sitio para ultimarlo en forma horrenda.

Todos estos hechos no podían quedar sin castigo por los españoles y en 1816, el Ejército realista se dirigió a La Paz, para castigar severamente a los revoltosos, con la consigna de no dejar en La Paz, más tesoros que lágrimas, pusieron en práctica su plan y comenzando la persecución por las mujeres patriotas capturaron a Manzaneda y luego de juicio sumario y sentencia, la ejecutaron en público, sacándola a la calle, la despojaron de sus vestidos, le raparon la cabeza quitándole las trenzas, la subieron a un burro y con las manos atadas atrás la condujeron hasta el cadalso, en cada esquina de la plaza y a la vista del público, los soldados españoles le daban 50 azotes y así en esa forma, sangrante y destrozado el cuerpo, llegó al sitio donde la ultimaron disparándole por la espalda, horas más tarde recogieron su cuerpo y la madre tierra la recibió alborozada porque sabía que llegaba a su regazo el cuerpo de un alma llena del ideal de libertad, de pasión en la lucha y de amor para sus semejantes.

VICENTA JUARISTE EGUINO

El 3 de abril 1785 nació en La Paz Vicenta Juariste De Eguino Medina, su madre falleció en el parto y al poco tiempo quedo huérfana de padre, por lo que fue criada por su hermano mayor Pedro Eguino, quien posteriormente la formó en los ideales y sentimientos de libertad. Vicenta recibió de sus padres españoles, vascos, el título “De Eguino”, que lo llevó con orgullo en sus luchas emancipadoras y luego legó como apellido a sus descendientes, contrajo matrimonio el 5 de agosto de 1799 cuando apenas contaba con 14 años, con el español oriundo de Mérida, Rodrigo Flores Picón, ayudante Mayor de Plaza, quien además compartía los ideales de libertad de su esposa, se dice que tuvo cinco hijos, los mayores fueron Félix, Jorge, Benigna y José María; por su parte, ella nunca usó el apellido del marido.

Heredera de una cuantiosa fortuna, siendo ella una criolla de clase alta, fue dueña de muchas casas que las puso al servicio de la causa patriótica emancipadora. Vicenta era la propietaria del inmueble que hoy es el Tambo Quirquincho, ella usó el sitio como el lugar de reuniones clandestinas de los patriotas y de cabildeo en la lucha revolucionaria. Durante la lucha revolucionaria fue apresada varias veces por los realistas y en cada ocasión compraba su libertad con fuertes sumas de dinero o propiedades. En una de sus casas se instaló una fábrica de armas, municiones y balas de cañón que fueron empleadas en la Revolución del 16 de Julio. Posteriormente vistió, equipó y gratificó económicamente a los soldados del batallón comandado por su hermano.

Vicenta poseía una elocuencia admirable, arengaba a la tropa animándola a luchar y sacrificar la vida por la libertad y la emancipación de América; en una ocasión, durante el estallido de la revolución paceña, cuando los indios de Sapahaqui se dirigían a Caracato con la intención de degollar a las familias españolas que se habían refugiado en ese lugar, doña Vicenta, acompañada por Úrsula Goyzueta, se dirigió a caballo a dar encuentro a los indios y hablándoles en aymara los convenció a deponer esa actitud. Por esta oportuna intervención, se hizo acreedora de la gratitud de la población española de La Paz, cuyos jefes realistas abogaron por ella en varias ocasiones. En 1814, cuando fue condenada a seis años de presidio, el gobernador Juan Ramírez fue persuadido para que le perdonara la pena.

Aparte de su ayuda y sus discursos elocuentes también hizo sacrificios, cuando el General Santa Cruz aparece en escena, doña Eguino marcha a Laja y ahí le hace entrega de sus dos hijos para la causa independentista. La admirable participación de doña Eguino en los movimientos por la lucha por la independencia según Arturo Costa es por la influencia de su hermano Pedro Eguino. Posteriormente, algunos comandantes españoles hicieron un pedido al Virrey por la consideración de su origen español y con una multa de 10.000 pesos y el exilio perpetuo a Cuzco, la sentencia fue anulada.

Después de concluida la guerra de la independencia, doña Vicenta Juariste Eguino pronunció un sentido discurso de gratitud al Libertador Simón Bolívar y le entregó la llave de oro de la ciudad. Esta heroica mujer falleció el 14 de marzo de 1857, recibiendo solemnes honras fúnebres por el gobierno del general Jorge Córdova y de toda la población civil, militar y eclesiástica.