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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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La mujer durante la independencia

La mujer durante la independencia

Durante la independencia, la mujer participó con el mismo fervor patriótico que los hombres, con amor, abnegación y valor cumplió un rol histórico importante, ofrendando su vida en aras de la libertad, como dijeron las celebres mujeres de la Coronilla, un 27 de mayo de 1812: “si no están los hombres, aquí estamos nosotras para defender”.

En esta época, las mujeres criollas, mestizas e indígenas participaron de la guerra, rompiendo el orden establecido, revirtieron en cierta forma la exclusión que sufrían de las decisiones políticas, jurídicas, civiles y militares, cumplieron un rol fundamental en el éxito de las batallas, fueron esenciales para las estrategias y tácticas clandestinas, siendo apoyo fundamental para los primeros planes de los guerrilleros, al ver que sus esposos, hermanos, padres, amigos se entregaban a la causa libertaria, no dudaron en unirse y participar ferviente y silenciosamente destacándose entre ellas Vicenta Juaristi Eguino, Simona Josefa Manzaneda, María Linares, Manuela Gutiérrez, Ana Barba, Úrsula Goyzueta, Isabel Calvimonte de Agrelo, Ramona Zinosaín, Petrona Francisca Blacader Canisares, Manuela Durán, Mercedes Cabrera de Jiménez, Manuela Sagárnaga,  Juana y Mercedes Cuisa, naturales de Chuquisaca, quienes murieron flageladas y ahorcadas acusadas de conspiradoras, Juana Azurduy de Padilla, las Heroínas de la Coronilla y miles de mujeres anónimas, que marcharon junto a sus maridos a las batallas como son las rabonas, pensando y sintiendo que tenían que pelear, para legitimar su comunidad.

CAPTURA Y ASESINATO

Tupac Katari es obligado a replegarse y en esta acción se produce la captura de Bartolina Sisa, cuando la comandante se dirigía al campamento de Pampajasi, sus mismos acompañantes la traicionan y la entregaron al cruel Flores quien la condujo presa a la ciudad de La Paz. El genocida Segurola la encerró encadenada en la peor de las celdas, los españoles torturan a Bartolina Sisa y le dan el peor de los tratos pero la mantienen con vida esperando usarla como un cebo para capturar a Katari, sin embargo, Tupac Katari, no cae en la trampa y envía a dos mensajeros para que entreguen alimentos, coca y oro a Bartolina. El 5 de septiembre de 1782, la gran Bartolina Sisa, insobornable comandante en jefa de las fuerzas emancipatorias de las naciones originarias andinas, moría ahorcada no sin antes sufrir una horrenda tortura física y moral, flagelada, violada, azotada, arrastrada a puntapiés en un inmenso charco de sangre. Ya muerta Bartolina Sisa y no conforme con ello, sus verdugos descuartizaron su cuerpo y exhibieron su cabeza y sus extremidades en distintos lugares de los ayllus y caminos donde ella resistió con su lucha.

Su cabeza fue clavada en la punta de una picota, “para escarmiento de los indios”, decían sus verdugos, y la situaron en Jayujayu-Marka, hoy provincia Aroma del departamento de La Paz, sus extremidades fueron enviadas a Tinta-Marka, una comunidad situada en la actual república del Perú, donde también fueron exhibidas en sendas picotas.

Gregoria Apaza

Desde muy niña, fue testigo de humillaciones a su pueblo por parte de los colonizadores españoles. En 1781 participó junto a su hermano Julián Apaza (Tupac Katari) en los movimientos indígenas contra la opresión española.

Estos movimientos indígenas cercaron las ciudades de La Paz y Sorata, su carácter dominante y extraordinaria fortaleza dieron un importante apoyo en la organización del cerco. Cuando Tupac Katari se ausentaba de los campamentos que rodeaban a la ciudad de La Paz, Gregoria Apaza junto a su cuñada Bartolina Sisa asumían el mando de las tropas aymaras y eran tan eficientes que nadie sentía la ausencia de Tupac Katari.

Se rompe el primer cerco de La Paz, y Tupac Katari se repliega al campo. En Sorata, Gregoria Apaza mantiene cercada la villa, construyen una represa donde acumulan las aguas de los nevados, la que posteriormente es abierta llegando a destruir las defensas de la villa e inundando las casas de los habitantes. Posteriormente Gregoria Apaza, junto a su cuñada son hechas prisioneras y encerradas en una celda fría, oscura y húmeda, donde se las interroga, muere a “garrote vil” previamente fue paseada desnuda sobre un burro por la plaza principal.