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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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SALIÓ A LAS CALLES A LOS 19 AÑOS PARA LUCHAR POR EL AGUA Y FUE NOMBRADO LÍDER. SU APODO SURGIÓ EL 5 DE FEBRERO DE 2000 CUANDO TOMÓ LA TRICOLOR EN EL MOMENTO DE ESCAPAR DE LA POLICÍA

El Banderas, un luchador que no tenía miedo a morir

El Banderas, un luchador que no tenía miedo a morir



Marcelo Rojas, más conocido como El Banderas, era un joven de 19 años cuando en febrero del año 2000 se enardecía el conflicto por la llegada de Aguas del Tunari a Cochabamba y las medidas que ésta asumía en el incremento tarifario.

El estudiante universitario, y ayudante de Arquitectura, decidió salir a las calles junto con sus amigos de barrio para defender el servicio del agua y evitar que la empresa transnacional consolidara sus políticas que iban en contra de la población del Cercado.

Sentado en las oficinas de Servicios Generales de Semapa, unidad de la cual es jefe, Marcelo relata su historia a 14 años de la denominada Guerra del Agua.

Asegura que desde el cargo en el que se encuentra actualmente también lucha por una mejora en el servicio y reconoce que Semapa todavía debe hacer mucho para llegar a toda la población.

Su trabajo también lo realiza desde varios grupos como los denominados Guerreros del Agua, la Fundación Abril y Yacu, que colaboran con los barrios que lucharon en abril de 2000.

Su papel en la lucha por el agua comenzó los primeros días de febrero. Las noticias fueron las que lo alertaron acerca de lo que ocurría con el Gobierno y Aguas del Tunari, por lo que decidió asistir a las movilizaciones.

Su apodo El banderas, surgió el 5 de febrero cuando la tricolor fue lo primero que agarró al intentar escapar de los policías que pretendían detenerlo cerca de la Plaza Principal.

Desde ese día sus amigos lo nombraron su líder y muchos lo conocían solamente como El Banderas.

Para evitar ser reconocido por los policías y militares, se cubrió el rostro con una pañoleta.

Sin embargo, cuenta que antes de su nuevo sobrenombre se hacía llamar Carlos. “La Guerra del Agua fue un momento muy importante para mí porque después de eso surgí política, laboral y personalmente. Dejé de ser el joven que pensaba en un futuro solo para mí y se abrió esa visión para trabajar por la gente”, indica.

Desde el día en que lo apodaron como El Banderas, la vida de Marcelo cambió, pues la gente concentrada en la Plaza Principal le pedía que dirija las movilizaciones.

Para Marcelo, el miedo no existía durante los días de lucha. Asegura que nunca temió por su vida, sino por la de la gente que depositó su confianza en él.

“Cuando me dijeron que los militares habían rebasado Vinto tuve un poco de susto, pero no por mi vida sino porque era responsable de la gente en la Plaza Principal. Ellos no se querían mover si yo no decía nada. Éramos como 1.800 personas que estábamos concentrados allí”, cuenta, y agrega que si hubiera pasado algo con su vida hubiera sido por una lucha justa.

PERSECUCIÓN

Uno de los recuerdos más duros de los días que pasó luchando por mejores condiciones para los cochabambinos, es la muerte de Víctor Hugo Daza y Juan Carlos Rodríguez.

Otro momento que también quedó grabado en su memoria fue el secuestro que vivió días después de la culminación de las violentas jornadas de abril.

“Fui secuestrado y luego de ocho días me soltaron. No recuerdo casi nada de eso, es como si esos días no hubiera vivido. Creo que estaba como dormido y encerrado en un lugar del que no podía dar referencias”, relata.

Pero ésa no fue la única ocasión en la que fue víctima de persecución. Cuando él y varios de sus compañeros eran reconocidos en la calle recibían golpes e incluso corte de cabello.

Por miedo a sufrir represalias de parte de los militares y policías, Marcelo pidió a todos sus compañeros que por lo menos durante los dos años posteriores a la Guerra del Agua no lo llamen El Banderas.

PRIMEROS AÑOS

DE FRACASO

Según Marcelo, los primeros años, luego de la Guerra del Agua, fueron un fracaso rotundo por el mal manejo que se hizo de Semapa.

“La empresa debía contar con un mayor control social de los trabajadores y del pueblo, conjuntamente. Lamentamos que hayan entrado gerentes corruptos y dictatoriales”, dice.

Recuerda que hubo un momento en el que la empresa llegó a contar con hasta 900 personas, sin embargo luego se logró reducir la cantidad de trabajadores a 355.

Señala que todavía hay muchos distritos que tienen problemas y no pueden conseguir proyectos para sus zonas.