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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 09:54

LOS COMUNARIOS DE TAPACARÍ CONSTRUYEN TOSTADEROS CON ROCAS DEL LUGAR.

Hornean los cabritos en piedras al rojo vivo

Hornean los cabritos en piedras al rojo vivo



La carne de las crías lactantes de la cabras, esas que no superan los cuatro meses de edad, es la más apetecida en Tapacarí.

Para ensalzar el sabor de esa carne tierna, los comunarios de Tapacarí la cocinan de una manera peculiar, en hornos de piedras que son construidos con materiales típicos de la zona.

El director de Desarrollo Humano de la Alcaldía de Tapacarí, David Pérez, explicó que el cabrito asado de ese municipio se distingue de otros por ese proceso de cocción artesanal, que le impregna un sabor particular a la carne.

PREPARACIÓN Los cabritos que son seleccionados para el menú son aquellos que aún son lactantes. Como están alimentados solo de leche, su carne es más tierna.

Tras carnear a los animales, los condimentan y los depositan en recipientes de mental o barro, para luego ponerlos en los tostaderos. Cuando la comida está lista, la carne “es como la mantequilla”, “la tocas y se hunde”, “es muy suavecita”.

Cada trozo de cabrito es acompañado de papas y ocas, ambas cocidas en los hornos artesanales. En algunas comunidades de Tapacarí también le agregan una porción de ensalada de lechugas.

Este platillo es tradicional en la región llamada Ch’alla (Tapacarí). Para llegar hasta ese sitio se debe abordar un vehículo de transporte público de la plaza de Granos de Quillacollo.

Tradición

Para degustar este platillo tradicional de Tapacarí, los comensales deben de emprender un viaje de 67 kilómetros hacia el oeste.

DETALLES

El cabrito lechal es aquel que se sacrifica a los 25 días de nacer y con un peso de entre cinco y siete kilogramos.