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  • Diario Digital | sábado, 30 de septiembre de 2023
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Yelsin Chileno, el perfil del feminicida de Rosa Cabezas

Yelsin Chileno, feminicida de Rosa Cabezas./ FACEBOOK EDUARDO DEL CASTILLO
Yelsin Chileno Mamani, feminicida de Rosa Cabezas. FACEBOOK EDUARDO DEL CASTILLO
Yelsin Chileno, el perfil del feminicida de Rosa Cabezas

El perfil psicológico de Yelsin Chileno Mamani, feminicida confeso de Rosa Cabezas Veizán, revela que este sufre de trastorno antisocial, que se caracteriza por rasgos comunes de perversión y psicopatía, según la psicóloga forense Rocío Lorena Cox, perfiladora criminal y realizadora de informes periciales.

La especialista concluyó que este trastorno de personalidad que presenta Yelsin Chileno no es susceptible de tratamiento ni cura. “Es decir, no se va a curar con medicación ni ingresándolo a un psiquiátrico (…). Se ha pensado en mesas redondas de trabajo que el hecho de identificar este tipo de personalidad tendría que implicar un agravante de responsabilidad criminal, con lo cual esta persona no pueda acceder a la libertad porque reincidiría en su conducta delictiva (…). Estás personas buscan dejar la cárcel para volver a cometer delitos, pero con un perfeccionamiento en el mecanismo”.

Para Cox existen varios tipos de feminicidios, entre ellos el íntimo y no íntimo. El primero es el más común, siendo compatible con casi el 90% de los casos de feminicidios ocurridos en Cochabamba. Se caracteriza por la presencia de un agresor que inicialmente es violento en el ámbito intrafamiliar y desarrolla un ciclo de violencia dirigido principalmente hacia la mujer. El móvil detrás de estos hechos de violencia suelen ser celos irracionales y pensamientos delirantes, los cuales pueden estar asociados a un trastorno celotípico de tipo paranoico. 

En algunos casos, la medicación puede ayudar a controlar estos síntomas delirantes y prevenir la escalada de violencia.

Por otro lado, se encuentra el feminicidio de tipo no íntimo, en el cual el agresor y la víctima no tienen una relación de pareja o convivencia establecida. En estos casos, la afectada ha sufrido un alto nivel de violencia antes de su muerte, incluyendo la psicológica, sexual y física. Este tipo de feminicidio está relacionado principalmente con el ejercicio de poder por parte del agresor. Esta forma de feminicidio está vinculada a un perfil de agresor sexual reincidente con tendencias antisociales y características propias de la psicopatía.

La policía muestra los objetos encontrados en posesión del asesino confeso al momento de su aprehensión./ FACEBOOK EDUARDO DEL CASTILLO
La policía muestra los objetos encontrados en posesión del asesino confeso al momento de su aprehensión./ FACEBOOK EDUARDO DEL CASTILLO

EL TRASTORNO DE PERSONALIDAD ANTISOCIAL

La psicóloga forense, Lorena Cox, dijo que las personas que sufren de trastorno de personalidad antisocial no sienten culpa ni remordimiento. Carecen de empatía y utilizan a otros para obtener beneficios personales, lo cual se relaciona con un alto grado de manipulación hacia las víctimas. Su alta inteligencia les permite planificar y ejecutar transgresiones y delitos con el objetivo de satisfacer sus deseos personales.

Dentro de este trastorno, se encuentra un grupo particularmente peligroso de perfiles criminales que se han registrado en casos de feminicidio no íntimo. Estos asesinos han sido difíciles de identificar debido a la falta de vínculo aparente entre el agresor y la víctima, lo cual obstaculiza su calificación según la ley. Sin embargo, se ha descubierto que el vínculo se encuentra en la mente del feminicida, quien ha fantaseado con situaciones sexuales y sensuales con la pareja, tanto concretadas como no.

La frustración generada por el rechazo de la víctima a estas fantasías, en ocasiones motivada por aspectos económicos, desencadena una serie de actos violentos y de crueldad por parte del feminicida, tanto hacia la víctima como hacia su cuerpo después de cometer el crimen. Se han encontrado atrocidades como desmembramientos, en los cuales el conocimiento previo en ciertas áreas facilita la consumación de estos delitos y les brinda un alto grado de satisfacción sexual.

Estos perfiles criminales presentan características engañosas, ya que cumplen con los lineamientos morales y pueden aparentar ser personas amables y simpáticas. Incluso pueden establecer relaciones familiares estables, lo cual dificulta su identificación como perpetradores de delitos. Su aplanamiento afectivo les impide experimentar emociones, salvo por la vergüenza de ser descubiertos. “Eso ocurre por la egolatría y narcicismo que tienen. De ser los más inteligentes y no comprender cómo algún error suyo ha hecho que los descubran”.

Estos individuos pueden fingir culpa, remordimiento y arrepentimiento, lo cual ha llevado a la confusión en casos judiciales y a que se les diagnostique erróneamente como psicóticos.

El aburrimiento extremo que experimentan los impulsa a buscar constantemente nuevas formas de placer, lo cual los lleva a realizar actos cada vez más violentos y extremos. La búsqueda de adrenalina puede manifestarse en deportes extremos o el consumo de sustancias. Estas personas han logrado engañar a la justicia en ocasiones, ya sea aparentando locura o adoptando una actitud religiosa, para obtener su libertad y reincidir en futuros delitos.

Es importante destacar que estos perfiles criminales representan un alto riesgo para la sociedad en su conjunto, ya que su psicopatía, perversidad y antisocialidad los desvían del comportamiento común y los impulsan a buscar satisfacción sexual en objetos aberrantes. Su motivación principal es sexual, aunque también pueden obtener beneficios adicionales, como económicos o laborales, a través de sus acciones delictivas. La peligrosidad de estas personas radica en su alta probabilidad de reincidir en la comisión de delitos, lo cual representa un riesgo social significativo.

Además, en este caso particular, se ha observado una escalada delictiva, lo que indica que no es la primera vez que el perpetrador comete este tipo de actos, especialmente de naturaleza sexual. A medida que avanzan en su carrera delictiva, perfeccionan su modus operandi para evitar ser identificados.

En resumen, el trastorno de personalidad antisocial y los perfiles criminales asociados representan un peligro para la sociedad debido a su falta de culpabilidad, ausencia de empatía, manipulación, crueldad y búsqueda constante de satisfacción sexual a través de actos delictivos. Su capacidad para engañar y su alto coeficiente intelectual hacen que sean difíciles de identificar y castigar adecuadamente. Es fundamental que la sociedad y la justicia estén alerta y tomen las medidas necesarias para proteger a las posibles víctimas y prevenir futuros delitos.