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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Pederasta: la radiografía del criminal

Muchos de los pederastas también han sido víctimas de abuso sexual en su infancia y replican el comportamiento agresivo en la madurez.

Imagen referencial de un pederasta al acecho en redes sociales. EL NACIONAL
Imagen referencial de un pederasta al acecho en redes sociales. EL NACIONAL
Pederasta: la radiografía del criminal

Suelen invertir meses, incluso años, para acercarse a su objeto de deseo y, finalmente, tener el escenario propicio para cometer el crimen. Así lo entiende el psicólogo Oscar Castillero, quien ofrece una radiografía sobre el comportamiento del pederasta, aquel sujeto que abusa sexualmente de un menor de edad.

Para comenzar es necesario tener en claro el concepto. La pederastia es la "situación en la que un menor sufre un abuso sexual por parte de un adulto; esto incluye todo tipo de conducta o comportamiento en que se use al menor como objeto sexual, aprovechándose para ello de la diferencia en madurez, edad o poder entre el menor y el otro sujeto", explica Castillero, en un artículo.

Comienza describiendo que estas personas conocen muy bien los límites entre aquello que es correcto y aquello que no lo es, pues tienen capacidad de discernir a nivel cognitivo. De ahí que en el momento del enjuiciamiento, estos abusadores sean considerados como imputables por el delito en el que han incurrido.

Castillero, en entrevista con Psicología y Mente, ha diferenciado los dos tipos de pederastas que existen: los situacionales y los preferenciales. Los primeros "non tiene una sexualidad restringida a los menores". Es decir que pueden, incluso, sostener una relación de pareja que se enmarque dentro de la "normalidad". 

"Este tipo de individuo no tiene una preferencia concreta por un tipo de víctima, sino que aprovecha las oportunidades que tiene de cometer abuso", dice el experto, para completar aseverando que este tipo de agresores han podido sufrir algún abuso en la etapa de la infancia.

El pederasta preferencial, en cambio, es el que se focaliza en su objeto de deseo: los niños. Por ello, es común que no tengan parejas amorosas o en caso de guardar un vínculo afectivo con alguien adulto, puedan usar estas relaciones como "tapaderas". Sus conductas suelen estar atravesadas con los impulsos.

Respecto a los rasgos compartidos, el psicólogo resalta, en entrevista con A la luz pública, que estos sujetos tienden a experimentar baja autoestima y "poca tolerancia al estrés". El sentimiento de inferioridad, dificultades en sus relaciones interpersonales, un cierto grado de inmadurez, y el modo reservado también son características frecuentemente presentes.

"En general, destaca la presencia de una muy baja autoestima y poca tolerancia al estrés. En muchos casos, la conducta se lleva a cabo de manera impulsiva, como manera de deshacerse de un estrés de tipo psicosocial. Además, muchos presentan también sentimientos de inferioridad, dificultades en sus relaciones interpersonales, y un cierto nivel de inmadurez", reseña.

APÁTICOS

Por norma -señala el especialista en Psicología y Mente, estos agresores suelen experimentar carencia de empatía, muchas veces, a conveniencia.

"Esta característica merece una mención especial, y es que por norma general los pederastas tienen una considerable falta de empatía, en el sentido de que no son capaces de conectar con el sufrimiento que su actuación genera en el menor atacado o eligen voluntariamente ignorar este hecho. Sin embargo, esta falta de empatía suele expresarse solo en algunos casos, no en todos los tipos de relaciones sociales que mantienen. De algún modo, dejan de empatizar con ciertas personas a conveniencia, dependiendo de sus propósitos y motivaciones".

CONTACTO

Otro de los rasgos que hacen a la personalidad de estos abusadores sexuales es que tienden a procurar espacios que los vincule a los menores de edad, del mismo modo que lo hacen los pedófilos. En consecuencia, buscan trabajar en espacios educativos. En este sentido, los pederastas no tienen problemas en invertir meses o años -como se señaló al inicio- para cometer el delito.

"Se crean una coartada a ojos de conocidos y vecinos de modo que al principio no parezca extraño que se rodee de menores, y durante esta etapa minimizan el riesgo de que se les pueda detectar. Gracias a esta estrategia, cada vez van ganando mayores posibilidades de estar a solas con los pequeños, ya que cuentan con la confianza de terceros, y la aprovechan", relata Castillero.

También es frecuente que estos criminales actúen en contextos con los que guarden alguna relación. Es infrecuente que desarrollen las agresiones sexuales fuera de espacios como la familia, el trabajo o los vecinales. Para ellos, es una necesidad consolidar un contexto de falsa confianza.

NO SE MUESTRAN VIOLENTOS

Castillero explica que los pederastas no acostumbran a utilizar la violencia para llevar a cabo sus crímenes. Optan por un modus operandi basando en el "acercamiento" y la relación de confianza con el niño. 

"Ganan acceso a los menores por su trabajo, vínculos consanguíneos o a través de las redes (sociales), fingiendo comprender las circunstancias vitales del menor y produciendo en ellos curiosidad y afecto, intentando aproximarse poco a poco. De hecho, en muchos casos, las propias víctimas no viven inicialmente el abuso como tal, siendo manipuladas de manera que llegan a pensar que se trata de una especie de juego o una manera de relacionarse con ese adulto", apunta el experto, en el artículo del portal.

SE JUSTIFICAN

Por lo general, los pederastas suelen justificarse minimizando sus actos y las consecuencias nefastas que han originado. Incluso ven que el menor ha "aceptado" la situación.