Muertes misteriosas en torno al poder

Quizá la muerte del expresidente de Estados Unidos John Kennedy y de la princesa Diana de Gales son las mayores muestras del misterio que pueda rodear este tipo de decesos, cuando hay una gran "muralla" de poder alrededor de las víctimas.
Sin embargo, a lo largo de la historia, muchos casos de corrupción han rodeado muertes de funcionarios de distintos gobiernos, trabajadores cercanos a ellos y otras personalidades que rodean los cientos de casos de corrupción, destapados y que buscaban ocultar por tiempo indefinido.
KENNEDY
El 22 de noviembre, se cumplen 60 años de la muerte del expresidente John Kennedy. La Comisión Warren fue la encargada de investigar el magnicidio más impresionante del siglo XX. Sus conclusiones no convencieron. El crimen de Oswald, el único acusado, y la inoperancia del FBI y la CIA se sumaron a las teorías conspirativas.
Nadie creyó una palabra. Con los años, lo que había prometido ser la investigación más rigurosa de la historia sobre el asesinato del siglo, del pasado siglo, el del presidente de Estados Unidos John Kennedy, pasó a ser una especie de fantochada sostenida con alfileres por quienes dijeron buscar una verdad que resultaba demasiado pesada para ser revelada en toda su dimensión.
El de Kennedy fue un crimen de Estado. Las balas que el 22 de noviembre de 1963, en Dallas, Texas, destrozaron la cabeza del trigésimo presidente americano fueron disparadas quién sabe por quién o por quiénes, quién sabe cuántas balas se dispararon y desde dónde y, tal vez, algún día, los documentos clasificados que todavía no vieron la luz, la echen sobre quienes planearon el crimen y sobre quienes apretaron el gatillo. O los gatillos.
En 2017, Donald Trump prometió desclasificar toda la información secreta sobre el caso: lo hizo con dos mil ochocientos documentos sobre el que trabajan ya siete documentalistas. Sin embargo, Trump mantuvo en secreto una cantidad no determinada de documentación a pedido del FBI y de la CIA, sospechados ambos de haber tenido participación en el asesinato.
La misma tarde de la muerte de Kennedy, la policía detuvo a Lee Harvey Oswald a quien acusó, ya al caer el día, de asesinar a Kennedy. Según la policía, Oswald había disparado tres balazos desde la ventana del sexto piso del Depósito de Libros de la ciudad, tres únicos balazos, con un rifle Mannlicher Carcano, 6.5 milímetros, accionado por cerrojo. Huyó, llegó a su casa, asesinó a un policía, J. D. Tippit que pasó a verlo nadie sabe con cuáles intenciones y luego se metió en un cine, donde fue apresado.
Oswald negó siempre haber hecho los disparos, pero no tuvo mucho tiempo para fundamentar su negativa: el 24 de noviembre fue asesinado de un balazo en el estómago por el hampón Jack Ruby, en los sótanos del cuartel central de la policía de Dallas, a la vista de un medio centenar de detectives, agentes y periodistas, y cuando era trasladado, esposado y custodiado por dos hombres, a la cárcel de la ciudad.
Muerto Kennedy y muerto el sospechoso de su asesinato, el flamante presidente de Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, nombró una comisión de notables para que investigaran el asesinato de su antecesor.
PRINCESA DIANA
Diana de Gales ya tenía una historia lo suficientemente fenomenal como para afirmar que era un mito viviente. De remate, el destino, perverso y caprichoso, le decretó una muerte joven, “como deben morir las bellas”, en la cima de su celebridad, lo que elevó más su leyenda y su misterio. Murió el 31 de agosto de 1997.
Los fotógrafos, que podían ganar más de un millón de dólares por las imágenes de Diana, fueron los primeros en ser culpados de su muerte, pero la Policía los descartó cuando se supo que el chofer, Henri Paul, iba borracho. De todos modos, los hijos de la princesa, William y Harry, siguen sosteniendo la teoría de los paparazzi, así que debieron sentir al menos una leve satisfacción ante la irónica escena en que un grupo de reporteros es liberado tras ser interrogados por detectives poco después de la catástrofe. Al salir, los bombardean los flashes de sus colegas, así que de cazadores pasaron a cazados en cuestión de horas.
ODEBRECHT
El caso Odebrecht en Colombia dio un giro inesperado en 2018.
A la muerte repentina del testigo clave del proceso, Jorge Enrique Pizano, se sumó el fallecimiento por envenenamiento con cianuro de su hijo Alejandro. Esta última información fue confirmada por el Instituto de Medicina Legal y la Fiscalía de Colombia.
"Según los resultados de la necropsia, la causa del deceso fue envenenamiento por ingesta de cianuro", señala el informe publicado por la Fiscalía.
El escándalo de Odebrecht llegó a ser bautizado como la "mayor red de sobornos extranjeros de la historia" y salpicó a presidentes, expresidentes y diferentes autoridades a lo largo de América Latina.
ALAN GARCÍA
En 2019, se vivió el episodio más dramático del llamado caso Odebrecht.
El expresidente de Perú Alan García decidió terminar con su vida con un disparo en la cabeza y nada pudieron hacer los médicos que lo atendieron para salvarlo.
La policía se encontraba rumbo a su vivienda para detenerlo cuando el exmandatario tomó la drástica decisión.
Los dineros ilegales que se atribuyen a la empresa constructora brasileña Odebrecht ocasionaron terremotos políticos en países como Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, México, Venezuela y Perú.