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LAS VÍCTIMAS PIDEN JUSTICIA; LA ORDEN DE APREHENSIÓN SALIÓ HACE UN AÑO

¿Dónde está Miguel?, el exlíder de iglesia acusado de abusar niños, aún libre

Investigadores, en coordinación con autoridades, allanan la unidad educativa vinculada a la congregación religiosa, el 24 de agosto de 2020.
Investigadores, en coordinación con autoridades, allanan la unidad educativa vinculada a la congregación religiosa, el 24 de agosto de 2020.
¿Dónde está Miguel?, el exlíder de iglesia acusado de abusar niños, aún libre

¿Alguien sabe dónde está Miguel Antonio Castro?, es la pregunta que se hace Octavio F.M. a un año de haber denunciado públicamente al hombre que lo abusó sexualmente cuando era un adolescente. Su agresor, quien admitió el delito, era líder de un grupo de prejóvenes de una iglesia cristiana y regente de una unidad educativa relacionada a esa congregación religiosa, en Cochabamba. 

El exlíder prófugo habría abusado de menores de edad desde principios de los años 90. Se habla de al menos nueve víctimas, entre ellos un adolescente que fue abusado durante un campamento en 2018.

SIN CASTIGO Y LIBRE La denuncia del menor de edad que fue agredido sexualmente en un campamento permitió a la Fiscalía emitir una orden de aprehensión en contra de Miguel Antonio Castro por abuso sexual, el 21 de agosto de 2020, pero no se ejecutó ese mandamiento. Desde entonces, su paradero es un misterio y el proceso continúa en etapa preparatoria.

“La suscrita fiscal de materia en estricta aplicación del artículo 226 del Código de Procedimiento Penal, ordena a cualquier funcionario policial y/o funcionario público hábil no impedido por ley, aprehender al ciudadano Miguel Antonio Castro por existir contra él suficientes elementos de convicción para considerarlo autor del delito de 312 (abuso sexual) del Código Penal, así como para presumir que se dará a la fuga y obstaculizará la averiguación de la verdad histórica de los hechos”, dice parte del documento que sacó la Fiscalía Especializada en Delitos de Violencia Sexual y en Razón de Género de Coña Coña, en agosto de 2020.

Las víctimas que ofrecieron sus testimonios, al menos cuatro, depositaron su confianza en la justicia y decidieron “romper el silencio” esperando una sanción para Miguel Castro y, de esa manera, evitar que siga abusando de otros menores de edad, pero sienten impotencia porque su agresor, a un año de ordenarse su captura, está libre en algún lugar.

“Hace un año que hice el video denunciando a Miguel Castro como abusador de menores. A poco tiempo de ese video, la Fiscalía sacó una orden de aprehensión para este señor. Un año después, Castro sigue libre. ¿Alguien sabe dónde está Miguel Castro?”, cuestionó, en recientes días, Octavio.

En contacto con OPINIÓN, dijo que no supo más de Miguel Castro, ni de su paradero. “No sé si está en el país (Bolivia) o si se fugó. No sé si alguien lo está ocultando o no. Lamentablemente, desde donde me encuentro (en el exterior) no puedo hacer mucho”.

EL SECRETO QUE SE LLEVARÍA A LA TUMBA Octavio reveló la historia que jamás pensó contárselo a alguien. El 14 de agosto de 2020, subió un video en Facebook donde denunció que fue víctima de abuso sexual en su adolescencia (a sus 14 y 15 años) por el líder del grupo de prejóvenes de una iglesia cristiana a la que él asistía en Cochabamba.

Después de casi 20 años del hecho de violencia sexual, Octavio dio a conocer el secreto que pensaba llevarse a la tumba. Ese fue el tiempo que necesitó para sanar y contar su historia para ayudar a otras presuntas víctimas del mismo hombre y evitar que más niños sean vejados.

La víctima contó que los adolescentes que integraban el grupo de prejóvenes solían organizar actividades y, algunas veces, se quedaban a dormir en la casa del entonces líder Miguel Antonio Castro donde jugaban, reían y veían películas porque confiaban en él, al igual que sus padres.

Octavio se quedó solo en una ocasión en la vivienda de Castro, quien le realizó toques impúdicos y abusó de él. “Se aprovechó de mi inocencia, de mi calidad de menor de edad y de su posición de líder para abusar de mí (…). Se imaginarán lo fuerte que fue eso porque no sabía qué hacer, qué decir, tenía mucho miedo porque él era el líder, era mayor de edad y no se lo comenté a nadie. Lamentablemente, esas atrocidades se repitieron varias veces en un rango de dos años y fue un tiempo muy confuso para mí porque no entendía porque había reaccionado como había reaccionado, no entendía porque él me había hecho eso y tenía mucha rabia, enojo, vergüenza, confusión y decidí callarme por el resto de mi vida. Decidí llevarme esta historia hasta la tumba”.

¿QUÉ IMPULSÓ A OCTAVIO A REVELAR LA HISTORIA? Octavio, a sus 30 años, descubrió, durante una charla, que era una persona inocente. Por muchos años, se sintió cómplice y eso le impidió denunciar a su agresor, pero él era un menor de edad cuando fue abusado por el líder del grupo juvenil al que asistía en una iglesia cristiana. “Pensé mucho en esos dos a tres años hasta que me dije que era casi seguro que esta persona, como está de líder de jóvenes, ha seguido haciendo lo mismo”.

Para tomar acciones en contra del abusador necesitaba pruebas. A mediados de 2019, Octavio confrontó, desde el extranjero, a Miguel Castro a través de Messenger. Su agresor admitió que lo abusó sexualmente e intentó explicarle y justificar por qué lo había hecho, pero también reconoció que pasó lo mismo con otros adolescentes.

“Ya tenía la prueba escrita. Entonces, le dijo que iba a hablar con su líder religioso para mostrarle la conversación a fin de que lo saquen de ahí (como líder del grupo juvenil)”, dijo.

En julio de 2019, la misma semana que confrontó a Castro, Octavio le mostró al pastor de la iglesia Roger H. los chats. “Me creyó, se mostró apenado y me hizo más preguntas. Fue como una hora de conversación”.

La víctima le pidió al pastor que alejara al agresor del liderazgo juvenil y que busque a las otras víctimas para que, como líder espiritual, les pida perdón y les ayude a empezar su proceso de sanidad.

Sintió que había cumplido, pero le pidió a un amigo que lo mantuviera informado sobre la decisión que tomaría el Pastor respecto a Castro. “Al poco tiempo, me dijo que Miguel ya no era más el líder de los jóvenes”.

Un año después, ese amigo le confió a Octavio que también estuvo a punto de ser abusado por el mismo hombre en circunstancias similares. Ambos decidieron conversar con el pastor Roger H. y supieron que Castro fue sacado del liderazgo juvenil en “secreto”. La congregación desconocía los motivos por los que Miguel ya no estaba dirigiendo el grupo de prejóvenes y si preguntaban les decían que “estaba trabajando en algunas cosas de su corazón y por eso no podía estar de líder”.

Además, el Pastor no habría buscado a las otras víctimas para apoyarlas. Miguel había sido alejado del liderazgo juvenil, pero estaba como regente del establecimiento educativo relacionado a la iglesia, que lleva el mismo nombre, sin que los padres conozcan sus antecedentes.

“Sentí la necesidad de avisarle a toda Cochabamba, y que se acuerden de su cara, porque este hombre tiene un problema y abusa de menores de edad, es decir, es un criminal. Fuera de la congregación podría seguir abusando niños”, señaló.

El caso de Octavio no iba a llevarlo a la cárcel porque había prescrito por el trascurso de los años. No tuvo otra opción que realizar una denuncia pública a través de redes sociales.

Un caso como ese prescribe a los cuatro años de que la víctima cumple la mayoría de edad, pero la demanda de otros menores permitiría castigar al agresor. Tras la denuncia pública de Octavio, un adolescente “rompió el silencio” y reconoció a Miguel Castro como su abusador. 

También se enteró que Castro abusó sexualmente de niños desde principios de los 90, cuando Roger H. aún no era pastor. En ese tiempo, Miguel fue acusado de agredir sexualmente a dos menores de edad frente a la congregación. Hay otras tres víctimas de esos años, pero sus familias prefirieron callar.

El adolescente y al menos otros dos adultos (abusados cuando eran menores) se habrían contactado con la Defensoría de la Niñez y Adolescencia para dar a conocer sus casos confiando en la justicia.

Lamentó que la legislación establezca un tiempo para la denuncia y si la víctima no demanda en el plazo es como si el delito nunca se hubiera cometido porque no se investiga. “Esa ley no debería existir en casos de violencia sexual”. 

Acotó que las autoridades no están entendiendo el proceso por el que atraviesa una víctima que puede demorar 15 o más de 40 años para darse cuenta que es una “víctima” y que alguien ha cometido un crimen en su contra. “Esa ley está dejando a muchos criminales libres. Si tardas en confesar lo que te ha ocurrido, tu caso es declarado caduco, eso no debería ser así”, señaló a tiempo de mencionar que su testimonio y el de otros adultos solo acompañan la demanda de un adolescente.

LA CONFESIÓN POR ZOOM Octavio y su amigo le hicieron conocer al Pastor que difundirían un video contando lo que él ya sabía desde hace un año atrás. Le dijeron que a finales de agosto de 2020 publicarían la grabación en redes sociales y le sugirieron que él hable con su congregación para que no se vean sorprendidos por el testimonio que revelaría los motivos por los que Miguel Castro fue alejado del liderazgo del grupo juvenil.

Los miembros de la congregación se enteraron de todo lo ocurrido una semana antes de que el video fuera público.

Se convocó a una reunión por zoom, debido a la pandemia, donde Miguel A.C. confesó ante unas 100 personas que abusó sexualmente de un adolescente hace 20 años. En su intervención, no se refirió a otras víctimas y dio a entender que esa fue la única vez que cometió ese delito, pero aparecieron más afectados con el pasar de los días.

Castro pidió perdón a la congregación durante unos 15 minutos. Dijo estar arrepentido y que estaba cambiando con ayuda del Pastor hasta que uno de los usuarios dijo “está mintiendo” refiriéndose a que había más víctimas del mismo hombre.

El propósito de esa reunión era que Miguel confiese delante de todos y pida perdón para que todos oren por él y por la víctima, pero no mencionaron si asumirían acciones legales u otras contra el abusador sexual.

REACCIÓN EN LAS REDES La denuncia de Octavio, que se conoció una semana después de esa reunión, levantó a los padres de familia de la unidad educativa, relacionada a la iglesia cristiana, quienes exigieron explicaciones y lamentaron que el Pastor haya ocultado el testimonio de Octavio poniendo en riesgo la integridad de otros menores de edad.

Las reacciones al video de la víctima en redes sociales fueron inmediatas con mensajes de #YoSiTeCreo y otros de apoyo.

El 19 de agosto, la Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA) del municipio de Cochabamba se apersonó al Ministerio Público para denunciar a Miguel Castro por el delito de abuso sexual y a Roger H., pastor de la iglesia, por presunto encubrimiento. 

Ese mismo día, el Pastor se presentó en oficinas municipales para hacerles conocer que dos días antes presentó la denuncia penal en contra de Castro solicitando una investigación “plena, transparente e imparcial para el esclarecimiento del hecho, su enjuiciamiento y la imposición de la pena máxima que corresponda”. 

La DNA tomó conocimiento del caso de manera formal el 17 de agosto cuando los padres de familia, a través de una nota firmada por al menos 20 progenitores, pidieron la intervención en el establecimiento a fin de identificar si otros menores de edad fueron víctimas de Castro.

En esa oportunidad, una de las abogadas del establecimiento que llevaba el caso dio a conocer a OPINIÓN que solicitaron la intervención de la DNA para investigar y procesar los hechos que involucran a menores de edad “a los que debe protegerse y respetar su derecho a la privacidad”. 

Aclaró que Miguel ya no prestaba ningún tipo de servicio en la unidad educativa y que fue desvinculado antes de que se conozca la denuncia en redes sociales.

El colegio, a través de un comunicado, pidió la colaboración de los padres para descubrir otras posibles víctimas para asumir las acciones legales. Asimismo, pidieron reserva total de las investigaciones y la no mediatización.

El 24 de agosto, el Pastor y representante legal del colegio fue citado a declarar por presunto encubrimiento, pero se abstuvo. Ese mismo día, los investigadores allanaron el establecimiento y secuestraron carpetas con informes psicológicos y el expediente del entonces exlíder del grupo juvenil y exregente de la unidad educativa. También el caso fue declarado en reserva debido a la “complejidad y delicadeza” por unas semanas.

Asimismo, exalumnos se han movilizado con la intención de ayudar a las víctimas. Se creó la página “Grupo de apoyo: no callamos el abuso” en Facebook. Los administradores estuvieron trabajando en colectar pruebas contra el agresor en búsqueda de justicia.

LA MANO DE DIOS “No culpo a Dios, ni a la iglesia por lo que me pasó”. Fue un criminal porque Dios no tenía planeado que sea abusado sexualmente, pero con su misericordia me trajo personas, palabras y frases que me ayudaron a sanar y me empujaron a la luz de a poco para realizar mi denuncia pública, de lo contrario no lo hubiera hecho jamás”, dijo Octavio. 

No sabía cómo iba a reaccionar la gente a sus declaraciones, pero decidió revelar el “secreto” aunque todo el mundo iba a enterarse de lo que le pasó. Destacó la importancia de que todas las víctimas denuncien en Defensorías u otras instancias que brindan apoyo y que inicien un proceso de sanidad. Desde que se conoció su historia, muchas personas se han contactado con él para contarle que han sufrido abusos en otras iglesias, colegios o por familiares.

“Es importante enfrentar los miedos y decir a mí también me pasó y eso no me hace menos. Se tiene la idea de que la vida de la persona abusada es un desastre, pero se puede salir adelante. Yo estoy aquí y tengo mi familia (mi esposa e hijo). Hay luz después de ese túnel negro, solo debemos ir paso a paso y buscar a Dios”, dijo.

Las víctimas aún tienen la esperanza de que Miguel Antonio Castro sea aprehendido y puesto ante un juez cautelar por los delitos cometidos, y sea sancionado para que no vuelva a abusar de menores.

NIÑOS VÍCTIMAS En Cochabamba, 170 niños, niñas y adolescentes han sido víctimas de violación entre el 1 de enero y el 9 de agosto de este año. Además, 227 sufrieron abuso sexual, la mayoría menores de edad, en el mismo período, según los datos estadísticos publicados por el Ministerio Público.

En todo el 2020, 1.578 infantes, niños, niñas y adolescentes fueron víctimas de violación a nivel nacional. Los agresores, en su mayoría, tienen parentesco con la víctima o son cercanos al entorno familiar.

La Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) habilitó la línea gratuita 800140348 para la atención de víctimas de violencia a nivel nacional. En Cochabamba, también funciona el WhatsApp 60707069.