Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Ruleta rusa en las carreteras

Ruleta rusa en las carreteras
Normas incumplidas

Lo curioso del caso es que existen disposiciones de Tránsito que, de ser cumplidas, podrían ser una solución para el problema. Pero, ¿quién las cumple?

Solo quien ha conducido un carro de La Paz a Cochabamba o de Cochabamba a Santa Cruz sabe que rebasar a los camiones de alto tonelaje o las caravanas de carros largos que se arman es como ponerse un revólver en la sien y apretar el gatillo mientras se reza para que no salga bala alguna que a uno lo mate.

En la vía Oruro-Cochabamba, diez personas perdieron la vida esta semana por una supuesta invasión de carril contrario. En otro accidente producido el mismo día, el chofer de una volqueta que intentaba adelantar a un camión de alto tonelaje invadió carril y chocó de frente con un bus de Trans San Miguel en el Chapare. Luego, el miércoles, dos buses de la empresa Cosmos que iban por la ruta Oruro-Cochabamba colisionaron frontalmente porque uno de ellos invadió carril contrario en un intento de adelantar a un vehículo. Todos estos accidentes enlutaron a familias que ya no verán a sus seres queridos debido a una serie de imprudencias, pero también por culpa de disposiciones que no se cumplen en Bolivia.

Cuando se difunde este tipo de noticias, los medios de información solemos privilegiar noticiosamente el número de muertos y heridos; pero no profundizamos en las causas. A lo sumo, mencionamos la invasión de carril, pero sin decir por qué tantos accidentes se producen debido a esta causa.

Para rebasar a un camión largo o a una caravana de estos agrupados como un racimo de uvas, el indefenso conductor del auto pequeño tiene que hacer prácticamente cálculos cuasi físicos antes de aventurarse a invadir carril contrario, y correr a toda velocidad para lograr ponerse por delante del gigante que, además, avanza con una pesada lentitud. Si uno, sobre todo novato en estos afanes, falla en el cálculo o, lo que es peor, si a uno no le responde en ese momento el carro en tan irracional y desesperado intento, el siguiente paso es la muerte, así de simple.

Lo curioso del caso es que existen disposiciones de Tránsito que, de ser cumplidas, podrían ser una solución para el problema. Pero, ¿quién las cumple? Por ejemplo, el artículo 45 del Reglamento del Código de Tránsito indica: “Cuando en los caminos o carreteras circulen dos o más vehículos en el mismo sentido o en caravana, deberán mantener suficiente distancia entre ellos para que cualquier vehículo que quiera adelantarlos pueda hacerlo sin peligro”.

Esta disposición es una de las que menos se cumple y la que está poniendo en riesgo constante la vida de los conductores y sus acompañantes, más en épocas de alto tráfico como la navideña, en la que el flujo de carros de alto tonelaje aumenta porque deben trasladar su mercadería de un departamento del país a otro.

Si a ello se suma el hecho de que la carretera Oruro-Cochabamba, en la que se produjo más de un accidente en la semana que termina, está plagada de huecos de todo tamaño, el problema y los riesgos aumentan, al margen del deterioro de los vehículos.

Sin embargo, habría que preguntarse cuántos conductores cumplen este tipo de medidas que figuran en el Código de Tránsito y quiénes, además, las hacen cumplir.

Hay que hacer algo, empezando por elaborar una estrategia en Tránsito que tome en cuenta la posibilidad de lanzar campañas de concientización sobre las normas para la circulación en carreteras porque, efectivamente, no se podría contar con patrullaje en todas las vías interdepartamentales por el alto costo que una disposición así podría demandar. Pero, en todo caso, no podemos quedarnos de brazos cruzados porque la gente sigue muriendo. No es posible que subirse a un carro para viajar de un departamento a otro se haya convertido en una ruleta rusa, en un pasaje de ida sin retorno. Todos tenemos derecho a viajar con un mínimo de seguridad.