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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Bomberos, pobreza franciscana

Bomberos, pobreza franciscana
El accidente de tránsito que sufrió un carro bombero por, aparentemente una falla en los frenos, debe ser una severa llamada de atención para la Gobernación y la Alcaldía, entidades públicas que tienen que colaborar no solo con el mantenimiento de estos vehículos, sino también con la compra de nuevos motorizados.
Lo más probable es que el accidente, que dejó un saldo de 12 personas heridas, haya ocurrido por una falla mecánica, según un informe preliminar del conductor del carro bombero, y como iba en bajada por la avenida Atahuallpa, no pudo controlar el motorizado, afectando a tres vehículos.
El director de la Unidad de Bomberos, Fernando Villarroel, confirmó que sus vehículos no reciben un adecuado mantenimiento, amén de que ya son antiguos, y reclamó atención de la Gobernación y de la Alcaldía.
En esta Unidad especializada de la Policía hay cinco vehículos que deberían estar en uso, pero solo dos están operativos gracias al apoyo de personas particulares.
Lamentablemente, por el apoyo que brindan empresas o personas particulares, algunas que llegan del exterior, las autoridades de la Gobernación y de la Alcaldía olvidan la obligación que tienen con Bomberos, de dotar de nuevos carros vehículos y de encargar su mantenimiento periódico.
En Cochabamba, cuando se trata de los carros bomberos, de la Policía o de los grupos de  salvamento y rescate, nos hemos acostumbrado a levantar la mano para pedir ayuda, cuando esa debería ser tarea de  las entidades estatales, una obligación.
Está bien recibir apoyo solidario de la gente y de las instituciones, pero eso no debería ser motivo para que las entidades estatales pierdan el norte y se dediquen a hacer política antes que gestión. Al fin y al cabo, son empleados públicos que tienen como deber administrar en forma eficiente los recursos de todos.
Es inadmisible que una ciudad con una población que bordea los 700.000 habitantes no cuente con buenos carros bomberos, y suceda un accidente por una falla en los frenos. Estos vehículos deberían estar en perfectas condiciones porque circulan a alta velocidad, por la emergencia que atienden y, por lo tanto, una falla mecánica pone en riesgo al personal que lo conduce y a la gente en la calle.
Lo mismo sucede con los grupos de salvamento y rescate, cuyos integrantes deben aportar de sus bolsillos para no solo tratar de comprar un vehículo, sino también para su mantenimiento, cuando se supone que realizan una labor que beneficia a la población en general.
Así mismo, la ropa para protegerse del fuego y las herramientas son otras carencias que merman la capacidad de reacción de los voluntarios, porque, además, se exponen a sufrir quemaduras u otros accidentes.
En el caso de los vehículos de la unidad de Bomberos, los tres que fueron enviados a mantenimiento no han sido reparados por trámites burocráticos, cuando esa tarea debería ser prioridad.
Es hora de que las autoridades locales y nacionales prioricen las tareas más urgentes, y no solo se dediquen a resolver aquellas que les trae más rédito político, sino las que realmente benefician a la población. El accidente del carro bombero es una muestra patente de la dejadez que hay hacia tareas que son prioritarias. Ojalá que este hecho no vuelva a suceder.