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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 07:25

Así no se manejan las joyas

Seguridad. Ante este hecho reprochable, no solo por la actuación indebida del teniente de Caballería, suponemos que en adelante se asumirán acciones de mayor seguridad para trasladar los símbolos patrios.<BR>
Así no se manejan las joyas
El insólito robo de la medalla y la banda presidencial, que ocurrió la noche del martes en la ciudad de El Alto, develó cómo lamentablemente joyas tan valiosas y consideradas como símbolos patrios se estaban manejando en el país.

Hasta ahora es casi imposible de creer que la medalla legada por libertado Simón Bolívar a Bolivia era transportada en una simple mochila negra, cual si se tratara de una joya de fantasía recién comprada en la urbe alteña para regalarla a alguien en especial en Cochabamba.

Según la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí, la medalla, que fue acuñada en la Casa de la Moneda de Potosí, es una pieza histórica de gran valor considerada única en América, un regalo al libertador Simón Bolívar que es comparado a la corona de un rey o a la tiara papal.

Al tener un valor histórico incalculable, además de ser de oro de 22 quilates y adornada con diamantes, la medalla nunca debió ser transportada como se hizo. ¿Quién autorizó que sea llevada por un militar y bajo qué condiciones? Ello también deberá investigarse y sancionarse con todo el rigor de la ley.

Si bien el teniente de Caballería R.J.D.O.B es el principal responsable de la sustracción de la medalla y la banda presidencial, existen otras personas que permitieron el singular traslado de los símbolos patrios.

Según el expresidente Carlos Mesa, la medalla siempre estuvo bajo la custodia del Banco Central de Bolivia (BCB), entidad que la entrega únicamente para ocasiones especiales y bajo estrictas medidas de seguridad. Sin embargo, ello aparentemente no sucedió en esta ocasión, por lo menos así se puede deducir por los hechos que acontecieron entre la jornada del martes y ayer.

El robo fue noticia mundial y motivo de innumerables críticas al sistema de seguridad de la joya, que el presidente Evo Morales debía lucir ayer durante la Parada Militar que se realizó en Cochabamba.

Por el insólito robo, el Mandatario no llevó la medalla ni la banda presidencial, tal como tradicionalmente lo hacía en el aniversario de las Fuerzas Armadas de Bolivia.

Ante este hecho reprochable, no solo por la actuación indebida del teniente de Caballería, suponemos que en adelante se asumirán acciones de mayor seguridad para trasladar los símbolos patrios. Es más, para evitar cualquier incidente igual o peor al ocurrido, lo mejor sería que el Presidente luzca una réplica de la joya en los actos oficiales. Si la medalla tiene tanto valor, las autoridades solo deberían utilizarla en la transmisión de mando presidencial.

Insistimos, no se trata de una medalla cualquiera, sino de aquella que tiene 192 años de historia y que la lucieron 65 mandatarios, a excepción de Antonio José de Sucre, José María Pérez de Urdininea, Pedro Blanco, Sebastián Ágreda, Mariano Enrique Calvo, José María Linares, Néstor Guillén, Tomás Monje, Alberto Natush Busch y Celso Torrelio Villa.

Afortunadamente, los dos símbolos presidenciales aparecieron después de casi 16 horas de que fueron sustraídos nada menos en la puerta de un local nocturno, donde el teniente de Caballería había estacionado el vehículo en el que dejó la mochila y dentro de ella la banda y la medalla presidencial.

Asimismo, según el ministro Carlos Romero, hasta ahora hay un supuesto antisocial que fue aprehendido por el robo y quedarían aún tres personas más por ser capturadas.

“Estos sujetos que han participado pertenecen a una banda de ‘auteros’, una organización con antecedentes delictivos. Son súbditos peruanos, que han utilizado una metodología denominada ‘plumazo’, (es decir) una persona operó en calidad de campana o voz de alerta y ha informado acerca de la ubicación del vehículo sin resguardo para permitir que otros miembros de la organización ejecuten el robo”, detalló.

Lo sucedido el martes quedará en la historia del país, que seguramente la mayoría no la olvidará.