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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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ENTREVISTA

“Enclaustramiento boliviano tiene altos costos para Chile”

“Enclaustramiento boliviano tiene altos costos para Chile”



Javier Murillo de la Rocha, excanciller de Bolivia, cree que el país vecino pierde  importantes oportunidades económicas, debido a su inflexibilidad para atender la demanda marítima boliviana. También afirma que no hubo ningún avance en la agenda de 13 puntos



El excanciller de Bolivia Javier Murillo de la Rocha considera que la alternativa más factible para que Bolivia recupere su acceso al mar pasa porque Chile le transfiera un territorio soberano al norte de Arica. Sin embargo, antes de avanzar en la negociación de esta posibilidad, cree que es necesario unificar los criterios de la opinión pública boliviana respecto al camino que debería seguir la centenaria demanda marítima.

Canciller en el gobierno democrático de Hugo Banzer, de 1997 a 2001, Murillo lamenta que, de 1879 a la fecha, Chile no haya cambiado su política ante la reivindicación de Bolivia, en sentido de seguir perpetuando su total enclaustramiento. De ahí que plantee la necesidad de que el actual y los siguientes gobiernos nacionales apunten a promover una reflexión en Chile sobre la conveniencia de hacer viable el pedido boliviano, a fin de contribuir de mejor manera a la integración del Pacífico Sur. De lo contrario, estima que el país vecino se condenará a enfrentar altos costos económicos y políticos.

Invitado a participar en el foro “Política marítima de Bolivia”, organizado en días pasados por la Asociación de Clubes Sociales de Bolivia y la Sociedad de Geografía, Historia y Estudios Geopolíticos “Cochabamba”, el diplomático reflexiona también, en esta entrevista, sobre la utilidad y los alcances del reciente encuentro promovido por Evo Morales para perfilar las bases de una política de Estado sobre el tema marítimo, en el que autoridades del Gobierno actual se reunieron con expresidentes y excancilleres del país, incluida su persona.

OPINIÓN (O): ¿Cuál es la importancia de debatir el tema marítimo en un momento como el actual, marcado por las recientes fricciones entre los gobiernos de Bolivia y Chile?

JAVIER MURILLO (J.M): El debate del tema marítimo es permanente, tiene 134 años, por lo tanto, no hay un año que sea especial para llevarlo adelante. Es un tema pendiente, histórico, corresponde a una causa indeclinable de todos los bolivianos. Todos los años y todos los momentos son propicios para reflexionar sobre el tema.

O: ¿Cómo evalúa el impacto que la política de reivindicación marítima boliviana ha tenido sobre Chile en los últimos años?

J.M: Lamentablemente, desde el 2006 hasta el 2011, cuando se alentó una agenda de 13 puntos entre ambos países, la voluntad política de Chile no ha estado presente como para llevar a resultados concretos esa agenda. En este momento, si hacemos una evaluación, vemos que no hemos avanzado en ninguno de los 13 puntos de la agenda. Es un reclamo histórico que le debemos hacer a la expresidenta (de Chile) Michelle Bachelet, por no haber respaldado esa agenda con la voluntad política necesaria para llegar a resultados concretos. El balance sobre esa agenda no ha sido positivo, pero no por falta del empeño del Gobierno de Bolivia, sino por falta de receptividad del Gobierno de Chile.

O: ¿Ve que la receptividad haya sido mayor con Bachelet que con Piñera?

J.M: La verdad es que no. Ningún presidente de ningún Gobierno de Chile en los últimos 134 años se ha apartado de la línea tradicional chilena, que es de colocar cada vez obstáculos más grandes al camino de retorno de Bolivia al océano Pacífico. Es lamentable decirlo, pero los datos históricos nos dan ese registro.

O: ¿No percibe que el gobierno de Bachelet, que era ideológica y políticamente más cercano al de Morales que el de Piñera, haya propiciado cambios en esta política?

J.M: No existen cambios en absoluto. Cualquiera sea la aproximación ideológica de los distintos gobiernos que se han dado a lo largo de la historia, la política de Chile ha sido la de seguir enclaustrando a Bolivia. Esperemos que esa política que comenzó en el Siglo XIX cambie en algún momento del Siglo XXI.

O: ¿Cómo cree que pueda romperse este candado que Chile le ha puesto a la demanda marítima boliviana?

J.M: A través de una reflexión profunda que tiene que hacer, sobre todo, Chile para darse cuenta de que tiene una gran responsabilidad para desarrollar y promover eficazmente la integración en Sudamérica y, particularmente, en el Pacífico Sur. En la medida en que Chile no acepte que esa reflexión es fundamental para aportar a la integración, vamos a tropezar con todos los gobiernos que se sucedan en el vecino país, con los mismos obstáculos que hemos enfrentado en estos 134 años.

O: ¿Qué valoración le merece la estrategia que ha adoptado el gobierno de Evo Morales para agendar la demanda marítima con Chile?

J.M: Bueno, primero hubo una estrategia de acercamientos, que estaba muy bien porque permitía avizorar algún cambio en la actitud; pero hemos visto que, a pesar de la apertura mostrada por el Gobierno de Bolivia, no hubo la receptividad necesaria en Chile. Por lo tanto, esa estrategia de acercamiento no ha hecho más que ratificar lo ocurrido en el pasado, es decir, que, cuando las cosas van aparentemente bien con Chile, no avanzamos y, cuando van mal, tampoco perdemos nada. Solo cuando se produzca esa reflexión a fondo se van a poder cambiar los criterios que están obstruyendo el camino del arreglo.

O: ¿Qué desafíos tendrán el actual y los siguientes gobiernos bolivianos a fin de obtener mayores resultados en cuanto a la reivindicación marítima?

J.M: Hacerle ver a Chile que el enclaustramiento de Bolivia tiene para ese país costos políticos y económicos. Esa es una gran tarea que hay que desarrollar con el apoyo de toda la población boliviana.

O: ¿Cuáles serán esos costos?

J.M: Bueno, con motivo de la posible exportación de gas natural al Norte, que no fue viable por problemas políticos, Chile perdió una inversión en su territorio de 1.500 millones de dólares, aproximadamente, y perdió la posibilidad de que Bolivia le proveyera de gas natural en plazos y términos que yo creo que hubieran sido muy convenientes. Es un ejemplo de que, para Chile, el enclaustramiento de Bolivia comienza a tener costos económicos.

O: ¿Cómo valora la reciente iniciativa del Gobierno de reunir a expresidentes y excancilleres del país para discutir el tema marítimo?

J.M: Es interesante, porque hay que trabajar en la conformación de una opinión pública coincidente en nuestro país. Es un pilar fundamental para llevar adelante con éxito cualquier negociación futura.

O: ¿Qué desafíos se fijaron en la reunión?

J.M: El gran desafío es seguir trabajando por la concertación nacional en relación al tema. Pero es un trabajo que va a llevar tiempo, que se comienza ahora, pero cuyo desarrollo es un proceso.

O: Al término de la cita, el expresidente Jaime Paz Zamora dijo que el encuentro permitió plantear la necesidad de asumir la demanda marítima como una política de Estado. ¿Qué supone esto?

J.M: Toda política de Estado debe tener como base una opinión consistente y amplia en relación al tema que se va encarar. En eso, Paz Zamora interpretó bien los alcances de la reunión, que no fue de consejo consultivo, sino una instancia de consultas e información.

O: ¿Cree que la opinión pública boliviana no está acompañando adecuadamente la estrategia gubernamental?

J.M: La opinión pública nuestra necesita mayor información para unificarse en torno a una fórmula de arreglo. Existen personas que siguen pensando que la integración es el camino, otras que piensan que la reivindicación es el camino, otras que la vía practicista es el camino. Entonces, tenemos que trabajar para unificar esos criterios y así dar consistencia a los desafíos que vienen.

O: ¿Cuál considera que sea la vía más factible para dar solución a la demanda marítima?

J.M: La practicista. Nosotros tenemos que persistir en lo que es la transferencia a Bolivia de un territorio soberano al norte de Arica, que es el único lugar factible por la geografía y los tratados. Por eso, esta alternativa ha estado presente en todas las negociaciones de la segunda mitad del Siglo XX y ése es el camino realista que habría que seguir.