Opinión Bolivia

  • Diario Digital | domingo, 03 de diciembre de 2023
  • Actualizado 12:35

Subió el Cristo, estudió la prueba antes de dormir y pensó en su mamá: claves de un soldado de oro

"Saludos a mi mamá, muchos saludos a mi mamá", atinó a decir, emocionado, el boliviano Brayan Choque, ya en la Llajta. Se ha vuelto otro referente del atletismo que enorgullece al país tras su proeza en Colombia. 

El soldado Brayan Choque es condecorado en la Escuela de Armas. en Cochabamba. NICOLE VARGAS
El soldado Brayan Choque es condecorado en la Escuela de Armas. en Cochabamba. NICOLE VARGAS
Subió el Cristo, estudió la prueba antes de dormir y pensó en su mamá: claves de un soldado de oro

Agradeció a sus camaradas, a su comandante de la Escuela de Aplicación de Armas, a todos los que lo apoyan y celebran con él su conquista, pero fundamentalmente a Dios y a su mamá.

Brayan Choque, el "soldado de oro" que Bolivia proyecta de cara a Sudamérica, se encontró hoy en Cochabamba con mares de personas que corearon, al unísono, su nombre, recordando su proeza en Colombia, donde el atleta se consagró ganador de la región en trail y montaña U-20.

Habló con los medios de comunicación, repitió muchas veces la palabra "gracias" para graficar, claro está, su gratitud, y se dejó ver sensibilizado cuando se refirió a su mamá, que radica en Potosí.

"Estoy feliz. Saludos a mi mamá, muchos saludos a mi mamá", dijo, en pleno acto de homenaje ofrecido por la Escuela de Armas, en nota con OPINIÓN.

 Tuvo a Dios y a su madre en sus pensamientos en Colombia, cuando este fin de semana apartó la medalla más preciada. El soldado, que se muestra un tanto tímido ante las cámaras, dejó todo en la competencia.

De mucho le sirvió haber entrenado en el Cristo de la Concordia, en la Llajta, para amarrar su presea. También le fue útil haber estudiado y analizado a detalle el recorrido de la prueba, horas antes de conciliar el sueño, en vísperas de la carrera.

"Agradezco mucho el recibimiento. Estoy feliz por el apoyo que me dieron, y a mi equipo. Mi viaje estuvo bien. Llegando conocí el terreno, conociendo el terreno me fijé mucho qué alturas había. Según a eso estaba pensando toda la noche, estudiando. El entrenamiento que hice me ayudó mucho. A lo que veía, no había muchas subidas que me iban a complicar. Solo, unos 200 metros muy complicados. Me favoreció el entrenamiento que hice en el Cristo", compartió el campeón.