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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Sandy, el meta que fue tenista por 6 años y volvió al fútbol tras un bajón

El arquero, de 19 años, vive un gran momento en Wilster. Hasta poco antes de debutar, se veía “estancado”, pero en un almuerzo presintió que algo sucedería. “Con Armani me siento identificado”, dice.
Sandy, el meta que fue tenista por 6 años y volvió al fútbol tras un bajón

Quién lo diría. El arquero de escasos 19 años de Wilstermann que el 17 de diciembre se ancló bajo los tres palos con su manojo de ansias pegado a sus piernas, su convicción firme desafiando a la inexperiencia y sus guantes blancos listos para una “batalla de 11 pasos” que finalmente fue suya (frenó un gol de penal en la victoria por 3-1 ante Real Potosí), estuvo a punto de girar el volante y dedicar su vida al tenis.

Poco faltó para que Daniel Sandy privara a la comunidad futbolera del disfrute de verlo envuelto en su relación especial con el balón. Porque de la conjunción de su talento y su pasión hay muestras irrefutables. Porque quien ose poner en tela de juicio el ardor interno que cala su espíritu cuando él está en la cancha, habrá cometido un error. El muchacho, hijo del mundialista Marco Sandy, se declara completamente feliz en el césped.

Si existe una palabra que utiliza a menudo es “gracias”. Se siente agradecido con Wilster, y con sus compañeros Jorge Ortiz, Cristian Chávez, Arnaldo Giménez y Hugo Suárez.

Daniel pisó la cancha como titular del Rojo el 9 de diciembre. Aquel marcó el día en el que cambió su presente, con un sacudón a la estructura de un ánimo bastante debilitado tras algunos meses en los que el portero llegó a acunar el bajón por la larga espera.

“Estaba casi estancado como tercer arquero. Para la Libertadores, como cuarto. Y llegó un extranjero más. No estaba siendo muy tomado en cuenta en los entrenamientos. No me llamaron para la Selección Sub 20. Con eso me di cuenta de cómo son los planes de Dios, porque si me convocaban, capaz ni debutaba”, reflexiona, a la distancia.

En el almuerzo junto a sus compañeros, justo en la jornada en que le comunicarían que le tocaría alistarse para su debut, Daniel tuvo la suerte de premonición de que algo bueno sucedería. Y no tardó en comentarles sobre su sensación a Sebastián Reyes y Paúl Arano, quienes compartían la mesa con él.

No falló. La fortuna estuvo de su lado.

Formado en Pelota de Trapo y con la vara alta tras el legado de su padre, Daniel coqueteó con el mundo del tenis desde los 9 años hasta los 14. No haber podido clasificar a un torneo sudamericano lo desmoronó y terminó alejando de la cancha de polvo de ladrillo.

Aquí, las sensaciones de un portero que promete mucho y que se expresa con una madurez que sorprende.

P: Has demostrado tus aptitudes en el arco en corto tiempo, ¿te cayó la ficha?

R: Lo veía bastante lejos. Estaba un poco bajoneado, pero creo que Dios me bendijo de esa forma, me dio esa oportunidad y siento que la aproveché. Cuando me dijeron que esa noche me tocaba debutar, dormí tranquilo y quise disfrutar desde que estuvimos en el hotel y luego en el bus, escuchando música. No me sentí presionado para nada.

P: ¿Cómo fue ese día?

R: Tengo una anécdota. Cuando comíamos con Sebastián Reyes y Paúl Arano,  antes del clásico cochabambino, me llamaron a último momento. No estaba convocado. Hugo no se encontraba bien. Ahí hablamos y dije: “che, no sé por qué siento una sensación distinta”. Llevaba ocho partidos en el banco, pero nunca me sentí así. Justo en ese partido se dio la sanción de Pipo y a la noche me citó el preparador de arqueros para decirme que llegó el momento.  Lo único que hice fue abrazar a mi papá. Soltamos unas cuantas lágrimas porque lo veíamos poco probable. Recién el día del partido fue cuando el profe me comentó que jugaría. Traté de tomarlo con calma porque la ansiedad te puede perjudicar.

P: ¿A qué se debía el bajón previo?

R: Fue una mezcla de todo. Estaba casi estancado como tercer arquero. Para la Libertadores, como cuarto. Llegó un extranjero más. No estaba siendo muy tomado en cuenta en los entrenamientos. No me llamaron para la Selección Sub 20. Con eso me di cuenta de cómo son los planes de Dios porque si me convocaban, capaz ni debutaba.

P: Has esperado la chance con paciencia…

R. -Subí al primer plantel con 16 años, en 2018. Fue difícil. Venía jugando en la Asociación. Ha sido otra prueba mental fuerte. Al año siguiente se fue  el profe Peña (Álvaro), llegó Portugal (Miguel Ángel) y tuve la bendición de firmar mi primer contrato como cuarto arquero. Luego se sumó elprofe Díaz (Cristian). Estuve como quinto portero y terminé tercero. 

P: Vayamos un poco al principio. Cuéntame la interna familiar luego de tu decisión de ser meta.

R: Trataré de ser breve, ja ja. Vivimos en La Paz hasta 2009. Ahí jugué un añito en la escuela de Bolívar. Recuerdo que en todos los partidos siempre estaba con los guantes. Nos vinimos a Cochabamba y no estaba muy decidido a seguir jugando fútbol. Luego, mi mamá en 2010 me metió al tenis. Jugué hasta 2015 a nivel competitivo.

P: ¿Te gustaba mucho?

R: Me apasionaba. Siempre fui muy dedicado. No tengo ninguna espina en el tenis. Fui el número 5 en mi categoría, gané torneos y metas importantes. Mientras jugaba, en 2013, mi papá me llevó a un equipo de la asociación. Estuve tres años y aprendí a adaptarme a cualquier puesto. Me desempeñaba como volante de contención fijo, central, delantero y lateral. Siento que eso me ayudó en el reconocimiento de la cancha y me sirvió para jugar con los pies. A finales de 2015, no logré el objetivo de ir a un sudamericano. Quedé quinto en el ranking. Tuve una mezcla de frustración y decepción. Entonces, tomamos la decisión, con mi papá, de decir: “es momento de volver de lleno al fútbol”.

P: ¿Cómo asumes los comentarios en las redes sociales?

R: Un día, en el vestuario me dijeron que hay que evitar leer lo que dice en las redes. Sinceramente, no esperaba tanto apoyo de la gente. Es algo hermoso estar en Wilstermann.

P: No debe ser sencillo luchar por la titularidad con un Pipo consolidado...

R: Siempre tuve la vara muy alta, pero la competencia es sana. La relación con Pipo y Hugo es muy buena. Todos me ayudaron. Me corrigieron, nunca fueron egoístas.

P: Tu presente es el Rojo y seguramente respetas a tu institución, pero no cerrarás las puertas a más opciones para crecer…

R: Eso es lógico. Es nuestro trabajo y tenemos que buscar las mejores alternativas siempre. Antes que nada, estoy eternamente agradecido con Wilstermann por haberme acompañado en todo y por haber sido mi primer contrato profesional. No sé qué va a pasar mañana ni en dos semanas. Lo que deba suceder, va a ser lo que Dios quiera.

P: ¿Cómo te defines? Denotas bastante seguridad, ¿asumes esa cualidad?

R: Siempre fui una persona tranquila. No me gusta entrar en peleas. Soy respetuoso, aunque me doy mi lugar.

P: ¿Un arquero de la Libertadores que admires?

R: De lejos, Franco Armani. A nivel nacional, como ídolos siempre tuve a Hugo Suárez y Daniel Vaca. Con Armani me siento identificado. Vi unos videos sobre cómo la pasaba. No lograba que las cosas le salieran. Hoy en día es, de lejos, el mejor. Me senti reflejado, de cierto modo, y tengo admiración pura.

P: ¿Te animas a visualizarte de aquí a 10 años?

R: Quisiera verme como alguien consolidado y feliz, sin ninguna espina de haberse guardado nada. Alguien que dio todo lo que no tenía para lograr lo que quiso.