El presidente interino de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Marco Rodríguez, quien es reconocido por el G8 y ocho Asociaciones departamentales, anunció ayer que no asistirá a la reunión con el viceministro de Deportes, Augusto Chávez, como ya estaba pactado con anterioridad.

La principal autoridad del deporte en el país, buscaba mediar en el conflicto interno que “ahoga” a la FBF, por la sucesión en la presidencia de la entidad, tras el fallecimiento de César Salinas.

“A tiempo de agradecer las buenas intenciones de la autoridad gubernamental, queremos expresarle que la conducta que debe asumir todo dirigente de la FBF debe ser institucional y debe regirse a nuestros estatutos y reglamentos, así como el reconocimiento y sometimiento a nuestros tribunales  deportivos y, sobre todo, a nuestros entes matrices Conmebol y FIFA”, indica parte del comunicado que hizo oficial la Federación.

Rodríguez considera que asistir a una reunión con la entidad gubernamental “podría ser interpretada como una injerencia del Estado” lo que puede provocar posibles sanciones para la FBF.

“Eso significaría poner a la FBF en un peligroso escenario en el cual podría ser sancionada y duramente castigada con la inasistencia a futuros compromisos internacionales que organizan la Conmebol y la FIFA”, culmina el documento federativo.

A esta reunión también está invitado el dirigente Robert Blanco, quien también busca lograr la silla presidencial.