Desde que llegó a Aurora, el delantero salvadoreño Erick Rivera despertó la aprobación inmediata de la hinchada celeste debido a su habilidad con la pelota y también generó la admiración de otros, ajenos a la afición del establecimiento. Tres anotaciones con su sello en la primera parte del torneo Apertura no suponen un número digno del desmerecimiento. Erick mostró de qué está hecho.

El jugador se siente muy cómodo en Cochabamba y ya le tomó un cariño especial a los hinchas y a su círculo. No obstante, su preocupación actual pasa por la necesidad de llegar a un acuerdo inmediato con la dirigencia aurorista, que, según sus dichos, todavía no se contactó con él ante el reto de definir el arreglo salarial. “Siempre respeté mis contratos, pero, a veces, ese tipo de cosas te cambia el pensamiento”, señala el centroamericano, que perdió a su hermano y compañero incondicional Víctor en 2016, asesinado por una mara en su país.

Hace aproximadamente 20 días, Érick llenó una serie de formularios para que tanto su esposa como su hijo puedan ser parte de un vuelo humanitario que los regrese a El Salvador. La familia Rivera se encuentra a la espera.

¿Para quién van sus goles? No es ningún secreto que el delantero le dedica todas sus celebraciones a su consanguíneo. De hecho, está seguro de que muchos no se dan cuenta de que cuando anota se le caen lágrimas en memoria del que ya no está.

P: Tenemos que sortear la cuarentena, pero ¿te adaptaste a Cochabamba?

R: La ciudad es bastante linda. Me gustaron muchos lugares. Además, es muy tranquila. En El Salvador no se puede andar en cualquier lado. Están las maras. No te puedes ir a meter a cualquier zona. Acá la gente fue muy amable conmigo. En cuanto a las comidas, me encantaron el pique macho y las salteñas, las picantes. 

P: ¿Cómo van las negociaciones con la dirigencia, hubo acercamiento?

R: Al comienzo se manejaba con FABOL y nos dirigíamos directamente a los capitanes, pero desde la semana pasada, cuando se dijo que ahora sería personal, no sabemos nada. 

P: ¿Qué dicen los capitanes?

R: Al principio se dejó de entrenar para, al menos, recibir febrero, pero no nos sirvió. Ahora se maneja así, personalmente. Dejaré que mi representante arregle el tema. En cuanto a mis compañeros, a ver qué pasa. Creo que estamos pateando casi dos meses. Al parecer, según los medios, esta semana el club va a pagar febrero. De ahí, cada futbolista se manejará con el club directamente.

P: Entonces, cada uno verá de forma independiente…

R: Sí. Era grupal, pero al parecer lo va a ver cada quien. Ayer hablaba con mi representante y él me decía que me quedara tranquilo, que esperáramos esta semana a que nos llamaran. Aguardaremos a que haya alguna respuesta. De lo contrario, pues hay momentos en los cuales uno tiene que actuar.

P: Es complicado porque estás con tu familia y debes ver que no le falte nada…

R: Sí. Gracias a Dios, hogar, alimento y salud, que son las cosas más importantes, no nos faltan, pero tampoco podemos dejar pasar.

P: ¿Qué exigirás?

R: Todos arreglamos 10 meses de contrato. Uno entiende lo que está pasando. Es mundial. Ojalá que los directivos se comuniquen. Siempre me manejo con mi representante. Él me dirá.

P: ¿Estás dispuesto a ceder? 

R: Lo más acertado es llevarlo de la mejor manera, al 100%, pero uno comprende la situación y se puede llegar a una solución.

P: ¿Este panorama pone en duda tu continuidad?

R: Siempre respeté mis contratos, pero, a veces, ese tipo de cosas te cambia el pensamiento. Tengo un año de vínculo. Capaz que lo acepto, pero voy a cortar mi contrato y, pues, a ver qué se puede encontrar, ya sea aquí o en otro país. La otra opción es regresar a mi país. Todo es incierto. Ahora estoy comprometido con el club y respetando el cariño de la gente, pero uno siempre busca su bienestar.

P: Tienes una buena relación con el DT Díaz, de Wilster, por su pasado compartido, ¿mantienen las conversaciones?

R: Lo conocí hace un año. Él y Gastón (Ramondino) son unos tipos de lo mejor dentro y fuera de la cancha. Cristian jugó y sabe manejar un grupo. Son buenas personas. De vez en cuando nos saludamos, hay un par de consejitos, ja ja.

P: Vi en una nota con El Gráfico que buscas viabilizar que tu esposa e hijo regresen a tu país mediante un vuelo humanitario, ¿es así? 

R: Cuando vine acá, tuve buena relación con el Consulado de El Salvador. Hace 20 días, me comentaron que el Gobierno iba a ayudar a los que están fuera. Es una ayuda humanitaria. Viendo la situación, llenamos varios formularios para ver la manera de viajar. El Presidente (Nayib Bukele) está dando ayuda humanitaria. Hay posibilidades de que solo viajen mi esposa y mi hijo. Capaz que a mí no me convenga ir.

P: No es secreto, fue noticia en 2016 lo que pasó con tu hermano, que fue asesinado, ¿siempre lo recuerdas en los partidos?

R: Sí. Cuando conocí el fútbol fue por él y mi papá. Él me entrenaba, ja ja. Nunca me dejó solo. Siempre me acompañó en los buenos y malos momentos. Si me tocaba viajar  a cuatro o cinco horas, él estaba. Fue un shock el día que pasó lo que pasó, pero luego eso me dio fuerzas. En los partidos lo recuerdo mucho. Celebro, primeramente, con Dios y luego con él. Lo llevo en mi corazón.

P: Y cuando lo recuerdas, ¿te pasa algo internamente?

R: A veces, las alegrías son duras. Sé que él está contento de lo que logré. Capaz que lloro en los partidos y no se me nota. Se me caen las lágrimas, pero es algo muy hermoso. 

P: ¿Tienes la ilusión de estar en tu selección?

R: Sí. Nunca es imposible. Uno siempre tiene esa prioridad. Ahora tengo un poquito más de ventaja porque en mi país los seleccionados son los legionarios. Con paciencia se me va a dar la oportunidad. La edad a no importa, sino el rendimiento.