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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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El punto de oro del Paranaense–Wilstermann

El punto de oro del Paranaense–Wilstermann

En el mundo del fútbol, el famoso “punto de oro” tiene una recompensa tan grande que trasciende su mismo significado, su escencia, va más allá de su valor en sí: un punto. Y el punto que Wilstermann se llevó de Curitiba a Cochabamba, después de empatar sin goles con el Atlético Paranaense, tiene justamente ese significado. 

No es lo mismo conseguir un punto como local que como visita; el mismo punto vale más frente a un rival grande que a uno menor; esa misma unidad, que hasta puede significar un tropezón en el inicio, puede convertirse en un título o en una clasificación sobre el final de una misma conpetencia. En consecuencia, ese punto, ese empate, esa sencilla unidad que puede estar plagada de goles y emociones o, por el contrario, responder a una lógica calculista de dos rivales, require de un contexto específico, de un momento adecuado, de unas circunstancias especialmente dramáticas para alcanzar la categoría de “de oro”.

Pocas veces el término puede calzar tan bien como en esta oportunidad en la que Wilstermann mostró tan poco fútbol pero tanto oficio para conseguir un resultado calculado. Es bueno recordar que el “Rojo” se llevó un punto y no se lo robó, porque nunca el equipo brasileño lo tuvo asegurado debido al inocuo dominio que malgastó durante un partido que duró más de 100 minutos. 

Pero en medio de esa previsible lluvia de desproporcionados elogios resultadistas que comenzará a cernirse  en alrededores del Capriles, es bueno también recordar que no solo Wilstermann se llevó un punto, lo hizo también ese discreto Paranaense que pudo perder frente al mismo “aviador” en la ida en Cochabamba y que nunca jugó con la presión de la urgencia o la necesidad de una Victoria. Lo hizo simplemente con la obligación de cumplir como local, sabiendo el resultado del partido entre Peñarol 3-0 Colo Colo y conociendo perfectamente que un empate le bastaba para terminar la jornada como lo hizo, como primer clasificado del Grupo C de la Copa Libertadores, cuando todavía falta la fecha final que disputará casi sin mayor interés que el de la estadística. 

Entonces, ¿quién se llevó en realidad el “punto de oro”? Wilstermann que con el empate va segundo con 7 puntos y debe ganarle a Colo Colo en Santiago de Chile (cuarto por gol diferencia y con 6 puntos igual que Peñarol, tercero) si quiere seguir en la Copa como hasta ahora, sin depender de otros resultados, y clasificar a los octavos de final; o al menos empatar y esperar que Peñarol no le gane a ese mismo Paranaense esmirriado pero ya clasificado? O el Paranaense.

En todo caso el valor del empate no es solo ese puntillo que a decir verdad no cambia mucho las futuras obligaciones “aviadoras” del final de fase de grupos. Significa mucho más, significa para Wilstermann el creerse capaz de sumar como visita, le sirve para entenderse como protagonista de este torneo, le sirve también para saber que puede modificar su esquema o cambiar sus fichas sin alejarse de su objetivo final. Pero ante todo, le sirve para levantarle la moral a su gente y darle la esperanza de que al término de los últimos 90 minutos de la primera fase de la Copa, la historia “aviadora” estará comenzando un nuevo capítulo: el de octavos. Y todo eso con un solo punto.